Activistas a favor de los inmigrantes marcharon ayer en el centro de Los Ángeles, California, para protestar por la deportación de la inmigrante Elvira Arellano. (EFE)
Miles de personas marcharon ayer en la ciudad de Los Ángeles en apoyo a Elvira Arellano, la inmigrante indocumentada mexicana que la semana pasada fue deportada a México y contra la suspensión de las redadas y las deportaciones.
“Cuando el Gobierno de Estados Unidos me detuvo y deportó a toda prisa, creyó que iba a callar mi voz. Pero se equivocó, porque mi voz es la del pueblo que se ha levantado y que quiere seguir luchando a favor de una reforma migratoria, para que las familias no sean destruidas y para que se respeten nuestros derechos y nuestra dignidad”.
La voz de Elvira, a través del altavoz de un teléfono, resonó en el corazón de Los Ángeles desde México. Decenas de mujeres que la escuchaban atentas derramaron lágrimas de emoción, mientras la marcha para condenar su deportación y la separación de su hijo Saúl avanzaba entre consignas.
“¡Todos Somos Elvira!” “¡Elvira aguanta, el Pueblo se levanta!” “Saulito, amigo, el pueblo está contigo!”.
Una multitud, según los organizadores de más de 5 mil personas, marchó pertrechada con las fotos maternales de Elvira abrazando a Saúl, en una demostración de unidad que no se veía desde el 25 de marzo de 2006.
Las pancartas con la leyenda de “Todos somos Elvira Arellano”, flotaban sobre las cabezas de los manifestantes. “Estamos en medio de una crisis humanitaria, con ataques constantes, con amenazas de despidos, con redadas y deportaciones. Por eso, como dijo Elvira, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Estamos obligados a redoblar esfuerzos para decirle al Gobierno y a la extrema derecha de este país que están equivocados si creen que nos vamos a dar por vencidos”, dijo Ángela Zambrano, dirigente de la Alianza Nacional de Comunidades Caribeñas y Latinoamericanas (NALACC).
La marcha se convirtió en la punta de lanza de una campaña de movilizaciones que culminarán el 12 de septiembre con un boicot nacional.
“Queremos que la gente participe desde sus casas. No es necesario que salga a marchar, pero que ese día deje de comprar, de ir a la escuela, al trabajo. Necesitamos dar una señal poderosa de unidad para defendernos de los ataques y agresiones contra nuestra comunidad”, aseguró Javier Rodríguez, de la coalición 25 de marzo.
El acto, que contó con la participación de líderes sindicales, comunitarios y una larga lista de organizaciones pacifistas, fue respaldado además por una poderosa coalición de ministros de Iglesias que representan al Movimiento Santuario.
