El presidente Felipe Calderón Hinojosa afirmó que hacer valer los derechos humanos es un imperativo moral y ético de su administración y forma parte precisamente de una premisa fundamental de la democracia.
"No admitiremos que se pretenda hacer justicia atropellando precisamente a la justicia, ni que se considere que sancionar o reparar un delito se logra cometiendo otro delito", sentenció durante la entrega del Premio Nacional de Derechos Humanos 2007.
En el salón Adolfo López Mateos de la residencia oficial de Los Pinos el mandatario advirtió que su gobierno actuará contra los servidores públicos que violen las garantías individuales.
Acompañado por el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), José Luis Soberanes, y el procurador General de la República, Eduardo Medina-Mora, subrayó que su gobierno está comprometido con la construcción de un país en el que todo ciudadano tenga acceso a la justicia.
Un país, acotó Calderón Hinojosa, en el que toda violación de los derechos humanos y todo atropello sean sancionados.
Planteó que en todo estado de Derecho la procuración de justicia es inseparable del respeto a los derechos humanos y la dignidad de las personas, de manera tal que "no toleraremos que se combata la delincuencia violando la ley".
Luego de mencionar algunos logros en los últimos años para abatir la discriminación hacia las personas con discapacidad admitió que falta vencer obstáculos que marginan a ese sector de oportunidades laborales, educativas, culturales y políticas.
Aseveró que, no obstante, ello no es sólo tarea del presidente de la República, sino de todos aquellos que tienen en mayor o menor medida una responsabilidad con la sociedad desde la tarea que realizan de manera cotidiana.
