El presidente afirmó que las medidas ambientales de EU carecen de sentido si China e India no adoptan medidas similares.
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, aseguró hoy que no planea imponer límites a las emisiones de gases invernadero, pese a que el Tribunal Supremo de Justicia dictaminó este lunes que el Gobierno debe regularlas.
En lugar de eso, Bush insistió en que la solución pasa por exigir que los vehículos utilicen cada vez más carburantes biológicos como el etanol que se produce en EU a partir del maíz y en otros países, como Brasil, a partir de la caña de azúcar.
El presidente insistió, por otro lado, en que las medidas ambientales de Estados Unidos carecen de sentido si China e India no adoptan medidas similares.
Las palabras de Bush llegan un día después de que el Tribunal Supremo estadounidense decretase que la Agencia de Protección Medioambiental debe reconsiderar su negativa a regular las emisiones de dióxido de carbono de los vehículos, que, según muchos científicos, contribuyen al cambio climático.
Bush dijo que la decisión por cinco votos a favor y cuatro en contra es "la nueva Ley".
El dictamen podría tener un fuerte impacto en el Congreso que está estudiando iniciativas de Ley para imponer, por primera vez, limitaciones a las emisiones de dióxido de carbono.
Bush insistió que eso se logra estableciendo "estándares obligatorios sobre los combustibles", que fuercen a utilizar más carburantes de origen vegetal.
"En otras palabras", dijo Bush, "ya hay una solución a disposición del Congreso y espero que aprueben esa solución rápidamente".
La líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, quiere reducir las emisiones a la mitad para el año 2050. EU es el principal emisor de gases invernadero y los gases de los vehículos representan casi una cuarta parte del total de esas emisiones.
La propuesta que Bush quiere que apruebe el Congreso implica quintuplicar el consumo de carburantes "limpios" para el año 2017.
Bush se ha opuesto radicalmente a las cuotas obligatorias al señalar que afectarían la capacidad de las empresas estadounidenses de competir con sus rivales de China e India, que usan plantas de carbón baratas y contaminantes para obtener su energía.
