Diego Luna presentó su ópera prima Chávez en Nueva York. (AP)
Nueva York, EU.- El actor mexicano Diego Luna admitió ayer que decidió debutar como director con un documental por ser “más seguro” que hacerlo con una película de ficción y recordó que su amigo Gael García “fue muy duro conmigo” tras ver el resultado de Chávez.
Luna presentó ayer en el marco de la VI edición del Festival de Cine de Tribeca, de Nueva York, fundado por Robert De Niro, su ópera prima sobre la vida y la carrera profesional del boxeador Julio César Chávez, al que calificó de “último héroe mexicano”.
“Como director es más orgánico y seguro empezar haciendo un documental porque vas encontrando tu propia voz en el camino, y la historia siempre es perfecta, porque tiene un principio y un fin, porque está sucediendo, porque los personajes son reales”, explicó este viernes en rueda de prensa.
“Tuve el placer y la gran fortuna de que Julio está vivo y quería compartir conmigo su historia y no me quería perder esa oportunidad. Disfruté mucho del proceso y lo volvería a hacer”, dijo Luna, quien dejó abierta la puerta para seguir dirigiendo cine más allá de actuar.
Sobre esta nueva faceta en su carrera, afirmó que lo más difícil de dirigir “es tener que tomar decisiones, dejar cosas de la historia fuera que al principio te interesan pero no hay tiempo para todo”.
Diego Luna aseguró que, a pesar de que desde “muy chavo” tenía el deseo de dirigir una cinta, fue hasta que conoció al boxeador Julio César Chávez que supo que su primera obra estaría dedicada a él.
Fue el propio ex campeón mundial, dijo Luna, el que le sugirió la idea de plasmar su vida en una cinta.
“A los 17 años dirigí una obra de teatro, me fascinó y me quedé con esa idea. Al paso del tiempo, en las películas en las que actuaba también veía todo el proceso de rodaje, pero no tenía la historia que quería para convertirme en director”, comentó.
Agregó que “hasta que me encontré con Chávez supe que tenía que hacer una película sobre él. Creí que era una coincidencia, porque estábamos sentados juntos en una pelea en Las Vegas. Yo era su fan desde niño, pero en el fondo su manager tuvo mucho qué ver con que nos hubiéramos encontrado, y sabía que al ponernos juntos se generaría algo”.
Aquella noche, Diego le contó a Chávez que quería hacer un filme sobre el también pugilista José Luis Castillo (al que estaban viendo en acción) y Julio César se emocionó tanto que le respondió: “¿Así que vas a hacer una película de box?... entonces hazla de mí”.
Luna recuerda: “Yo le dije que sí, un poco irresponsablemente, porque Canana (la compañía productora que armó con Gael García Bernal) apenas se estaba formando, no había dinero”. Diego eligió el formato de documental porque “pensé que era importante tener un documento sobre quién era JC Chávez hoy, y qué está pasando con él ahora”.
En la cinta, Diego Luna aparece como entrevistador de Chávez y de algunos integrantes de su círculo familiar, afectivo y de trabajo. En el recorrido biográfico del boxeador, se alude la relación que tuvo Chávez con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari (cuyas imágenes fueron abucheadas durante la proyección) y de su presunta cercanía con capos del narcotráfico, pero en ninguno de los dos casos se profundiza al respecto.
Sin embargo, Luna reconoce que Chávez -que concluye con la frase “Julio es el mejor boxeador que ha tenido México”- sí es una obra que resalta el paralelo entre la caída del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el declive en la carrera de Julio César.
“No es una crítica, pero me interesa hablar de los cimientos de lo que vivimos en México hoy en día. Chávez cae al mismo tiempo que el PRI empezó a caer; a mi generación nos marcó eso. Vivimos la caída de un partido que estuvo en el poder 70 años. Creo que era importante tocarlo, aunque no era lo principal de la película”, mencionó. En su debut como director de cine, Diego tuvo el apoyo de Gael García.
El también actor y recién estrenado director, Gael García Bernal -quien le acompañó en la rueda de prensa en calidad de productor junto a Pablo Cruz-, elogió el trabajo de su amigo de la infancia, el cual será estrenado en México el próximo 18 de mayo.
“Desde un punto de vista objetivo, formalmente la cinta ha conseguido grandes logros: el foco de la historia está bien puesto, está filmada con gran calidad y está hecho con mucha responsabilidad.
Creo que Diego aprendió mucho haciendo esta película”, dijo García Bernal.
Luna recordó que “Gael (con quien creó la productora Canana) fue muy duro conmigo cuando la película ya estaba terminada y me preguntó si realmente estaba seguro de que era lo que quería, y fue cuando hice algunos cambios”.
Incluyendo también a Cruz, el actor señaló que “los tres nos tomamos todo el tiempo que yo sentía que la película necesitaba, nunca tuvimos un sentimiento de derrota porque desde el principio supimos que era un gran tema”.
Reiteró que su interés era contar la historia de “toda una leyenda, a sus 44 años, olvidada por los mexicanos”.
“Hay que celebrarle y agradecerle toda la felicidad que nos ha dado con sus peleas y sus triunfos”, citó Luna tras admitir que Julio César Chávez “marcó mi paso de la infancia a la adolescencia, su historia era muy importante para mí. Me sentí con la obligación de contar quién era”.
No obstante, y como muestra en la cinta, el ascenso y caída del boxeador corren de forma paralela a la historia de México de finales de los 80 y principios de los 90, con el año de 1994 como punto clave.
Fue en enero de ese año cuando Chávez perdió su primera pelea y cuando el país sufrió la devaluación, había vivido el asesinato de Luis Donaldo Colosio y estalló la guerrilla en Chiapas.
“De alguna manera, la historia de Chávez es un espejo, un reflejo de lo que pasaba en el país”, dijo García Bernal. “Ese año descubrimos que todo era una ilusión, todo menos Chávez”, apuntó Luna.
