AGENCIAS
Washington, EU.- El FMI y el Banco Mundial concluyeron hoy su reunión anual de otoño con un reconocimiento a la necesidad de mejorar la supervisión tras la última turbulencia financiera y diversificar el combate a la pobreza con más inversión en agricultura.
El evento, que reunió aquí a representantes de 184 naciones del globo, fue dominado por el clamor para acelerar la reforma de voz y representación en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esto evidenció la desconfianza entre los países en desarrollo y los más pobres, que perciben a la institución como parcial en el trato que brindan a su membresía.
Por ello, la demanda para que este proceso tenga alcances reales y no simples toques cosméticos, resonó, en ocasiones de manera estridente, en diversas instancias durante los trabajos celebrados en esta capital.
Aunque la queja no es nueva, esta vez se produce en un momento irónico, a decir del ministro de Finanzas de Brasil, Guido Mantega, al referir el hecho de que las economías que por años fueron referente de buen gobierno en sus sistemas financieros, como Estados Unidos, ahora enfrentan crisis que han afectado mayormente a otras naciones desarrolladas.
En oposición, muchos de los mercados emergentes, particularmente en Asia y Latinoamérica, guardan buenas posiciones financieras gracias a sus sólidas políticas macroeconómicas, situación que les permitió resistir el embate de la crisis hipotecaria estadunidense.
Adicionalmente, con una relativa salud en muchas de las economías en desarrollo, referidas décadas atrás como el tercer mundo, el FMI enfrenta una crisis propia.
Muchos de estos países no cuentan con programas de asistencia, otros han pagado con anticipación y muchos de ellos gozan de enormes reservas de divisas, ofreciéndoles un colchón que los coloca lejos de tener que mirar al Fondo si enfrentaran una crisis.
Con menos clientes que deban pagar por el servicio de deudas contraídas, el FMI enfrenta ahora el dilema de cómo allegarse los recursos para financiar su gasto de operaciones de mil millones de dólares anuales.
La crisis podría agudizarse si algunos de sus miembros, como Mantega lo advirtió el sábado, optan por retirarse de la institución si perciben que ésta no está dispuesta a ajustarse a las nuevas realidades de la economía global y persiste en marginarlos.
Al hacer eco de la postura expresada antes por el G-24, el brasileño indicó que cualquier acción que se limite a ajustes marginales, sólo pondrá en tela de juicio la relevancia y la legitimidad de la institución.
Si ese es el caso, advirtió que, ‘países en desarrollo, o buena parte de ellos, tomarán su propio camino, si la percepción es que la reforma no ocurrirá y terminaremos con una reforma cosmética’.
El riesgo en este distanciamiento también fue avisorado por Estados Unidos, el principal accionista del FMI.
El secretario del Tesoro, Henry M. Paulson, dijo que las cuotas asignadas a los países miembros deben ajustarse significativamente para dar mayor peso y dinámica a las economías de los mercados emergentes, protegiendo a la vez la voz de los países pobres.
‘Pido a los miembros a re-energizar su trabajo para crear un consenso sobre una fuerte reforma de cuotas, a fin de fortalecer la legitimidad y relevancia del Fondo, y evitar que los miembros de distancien de este critica institución global’ , dijo.
Paulson reiteró el ofrecimiento de su gobierno para renunciar a las cuotas adicionales que recibiría como parte del ajuste aprobado el año pasado en la reunión de Singapur.
Mediante ese primer ajuste, México, China, Turquía y Corea del Sur vieron su porcentaje de cuotas incrementado y con ello su poder de voto.
Además de aumentar su representación y fortalecer su voz, muchos países consideran necesario reformar aún la composición de la Junta de Gobierno, donde dominada por Europa y Estados Unidos, quienes ocupan nueve de las 24 sillas del directorio, cada una de las cuales equivale a un voto.
Sin embargo, para Isaac Cohen, presidente de la firma consultora Inverway, pese a la coincidencia de factores como esto, es difícil esperar una reforma a fondo en el FMI y por consiguiente de la arquitectura financiera internacional.
‘Yo esperaría que se tuviera la madurez de sentarse y decir vamos a abrir el Fondo, en primer lugar, abrir el directorio del Fondo a más representantes con más poder de fondo, tal vez re-ordenar las sillas, pero los europeos no quieren soltar esos ocho votos’, dijo.
El analista dijo que hay situaciones que están fuera del ámbito de influencia y control del Fondo, y que de alguna manera podrían resultar que restan no sólo legitimidad sino relevancia a la institución por primera vez en más de 60 años de su existencia.
‘Lo que es nuevo es que los países emergentes no necesitan al FMI, eso es nuevo y es bueno. Porque ir al Fondo es como ir al hospital, Usted va al Fondo cuando está enfermo, cuando las economías no están bien. Ahora las economías andan bien, por consiguiente no tienen que ir al hospital’, puso como ejemplo.
