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Rectificar a tiempo| Archivo adjunto

Luis F. Salazar Woolfolk

El alcalde de Torreón José Ángel Pérez, puso fin a la suspensión de las obras impugnadas, en el juicio de controversia constitucional promovido en contra del Gobierno de Coahuila.

Con ello rectifica un error que empañaba la conveniencia de acudir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a defender la autonomía municipal de los embates de un centralismo que afecta a nuestra ciudad aun en esta época de pluralidad política, en virtud de que a nivel Estado, tenemos un Gobierno arcaico que camina en sentido contrario a los cambios que han operado en el país.

La controversia ciudad-estado en el caso de Torreón y Coahuila no es nada nuevo, se generó desde los orígenes expansivos de una ciudad que en cuatro o cinco décadas se convirtió en el principal centro de recaudación de impuestos en el Estado y que fue percibida por los grupos políticos de la entidad como fuente de competencia.

En los años de hegemonía priista la tensión se mantuvo a la sorda y desde luego sin llegar a los tribunales, porque en aquel entonces no había más alternativa que la de callar y obedecer y las controversias constitucionales, reglamentadas como las conocemos hoy día, ni siquiera existían.

Por ello si el Municipio de Torreón pierde la controversia promovida por error o ineptitud de José Ángel y su equipo, se sentará un precedente funesto porque no faltará quién niegue la legitimación que a nuestra ciudad corresponde, para mantener la lucha histórica en defensa de sus derechos autonómicos.

Por lo pronto el juicio de controversia continuará y con independencia de su resultado, se mantendrá la tendencia centralista mientras haya lucha por el poder y las partes involucradas en ambos estratos de Gobierno no se pongan de acuerdo.

Por ello es necesario que el Alcalde trabaje en dos vertientes que tienen que ver con nuevas y necesarias rectificaciones, si es que José Ángel quiere concluir con éxito su actual gestión e impulsar su carrera política hacia otros derroteros.

La primera de ellas apunta a realizar una operación de cirugía mayor en su equipo de trabajo, que además de la sustitución de unas personas por otras implique cambios de criterios en la selección de sus funcionarios y en la conformación del organigrama.

El error madre que ha cometido José Ángel, es integrar su equipo sobre el criterio de emplear la estructura partidista que según él, lo llevará a la candidatura del Partido Acción Nacional a la gubernatura de Coahuila dentro de cuatro años. Con esa visión, ha escogido mal a sus colaboradores y ha multiplicado los puestos de mando aumentando el costo de la nómina y lo que es peor, al interior de su equipo ha dispersado la responsabilidad provocando el caos.

El segundo error que habrá de rectificar el Alcalde de Torreón, es el que corresponde a su trato con el gobernador y para ello, con todo y lo odioso que resultan las comparaciones, debe voltear a la experiencia de los ex alcaldes panistas de la ciudad, en su trato con los gobernadores priistas respectivos.

La cohesión política de nuestro país, depende de encontrar en el marco del Federalismo y el Municipio Libre, un punto de equilibrio entre el respeto a los derechos de cada comunidad intermedia y por tanto en los tres niveles de Gobierno, sin poner en riesgo ni la estabilidad del Estado Nacional ni la unidad de los mexicanos.

Las leyes de coordinación fiscal que distribuyen el gasto público, en teoría respetan cada nivel de autoridad sin embargo, existen casos frontera en los que al aplicar la ley, se requiere de la sensibilidad de los actores políticos en orden a exigir el respeto a los derechos que corresponden a la esfera de autoridad que representan y a su vez respetar los derechos de las demás instancias de Gobierno.

En los casos de los alcaldes Jorge Zermeño y Guillermo Anaya, contaron con expertos en materia fiscal que frente al Gobierno del Estado, negociaron con la ley en la mano la administración de los recursos fiscales que correspondían al Municipio con energía y respeto y por eso nunca llegaron a la ruptura. En la administración de José Ángel, no se ven elementos de ese perfil y catadura.

Es justo reconocer que los gobernadores Rogelio Montemayor y Enrique Martínez tenían una mentalidad más abierta y a pesar del estilo autoritario propio de su esencia priista, no se veían obsesionados ni con el control total de la vida ciudadana ni con el carro electoral completo al costo que fuere, al grado que muestra el actual Gobierno de Humberto Moreira que como tal, también debe reconsiderar su actitud frente a los ciudadanos de Torreón.

Es de sabios rectificar y todo indica que en Torreón y en Coahuila es el momento de las rectificaciones. Al Gobierno del Estado le quedan cuatro y medio años de vida y al del Municipio dos años y medio.

Correo electrónico: lfsalazarw@prodigy.net.mx

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