Ayer dio inicio la jornada de duelo del Holocausto que tiene una duraciãn de 24 horas, hoy se tocar una sirena para indicar un alto a todas las actividades por dos minutos en Israel. (EFE)
Inicia una jornada de luto en el Museo Yad Vashem de Jerusalén con el encendido de seis antorchas
Ayer dio inicio la jornada de duelo del Holocausto que tiene una duraciãn de 24 horas, hoy se tocar¡ una sirena para indicar un alto a todas las actividades por dos minutos en Israel. (EFE)
Israel conmemora a las víctimas del nazismo con una jornada de luto que se inició anoche en el Museo Yad Vashem de Jerusalén con el encendido de seis antorchas, una por cada millón de judíos asesinados entre 1939 y 1945.
“No hay palabras que puedan explicar, ni idioma con el que comprender”, dijo la presidenta en funciones de Israel y titular del Parlamento, Dalia Itzik, al abrir un acto que se celebra todos los años una semana antes de conmemorarse el Día de la Independencia de Israel.
Itzik, que sustituye en el cargo al presidente del Estado de Israel, Moshé Katzav, acusado de acoso sexual y violación, afirmó con solemnidad: “No tenemos el derecho a olvidar, ni la autoridad para perdonar” a aquellos que cometieron esos crímenes.
Seis millones de judíos perdieron la vida en los guetos y campos de concentración del régimen nazi entre 1939 y 1945 en una política destinada a poner fin al judaísmo europeo por medio de un plan macabro conocido como la “Solución final”.
El Museo del Holocausto conserva los nombres de tres millones de las víctimas por lo que ha convocado esta jornada de conmemoración bajo el lema “conservar el testimonio”, antes de que mueran los últimos supervivientes.
Según datos que difunde el diario “Yediot Aharonot”, en Israel quedan con vida actualmente unos 250 mil sobrevivientes del Holocausto, el 73 por ciento de ellos con una edad superior a los 76 años, de los que cada día mueren unos treinta.
A unos centenares de metros del museo, varios jóvenes se manifestaban con pancartas para reclamar mayor apoyo económico e institucional al recuerdo vivo de esta tragedia.
Hoy, el primer ministro israelí, Ehud Olmert, exhortó a los sobrevivientes a que no oculten su historia y a que si, aún no lo han hecho, presten testimonio antes de morir.
“Cada testigo que calla hasta su último día se lleva con él a la tumba su testimonio”, advirtió Olmert al destacar la importancia de esta transmisión de la memoria para combatir las teorías negacionistas del Holocausto y el fenómeno del antisemitismo.
Un informe del Instituto para el Estudio del Antisemitismo, dependiente de la Universidad de Tel Aviv, reveló que el pasado año se incrementó de manera notable el número de ataques contra intereses y personas judías en el mundo.
El presidente del Museo, el ex ministro Yosef Lapid, también superviviente de la “Shoah” (como se conoce en hebreo al Holocausto), recordó las matanzas que se están perpetrando en la región sudanesa de Darfur para ejemplificar que el mundo “no ha aprendido la lección”.
CUENTAN HISTORIAS
A los discursos políticos siguió el encendido de antorchas, una de ellas por Yaacov Handeli, un sefardí de 79 años que se dedica a contar su historia en ladino a los visitantes del Museo.
“La ‘Shoah’ ya no puede volver a suceder, porque ahora tenemos el Estado de Israel. Antes no teníamos adónde ir”, dijo Handeli, quien nació en la ciudad griega de Salónica y con trece años fue enviado al campo de exterminio de Auschwitz, donde murió toda su familia.
“Cuando preguntábamos a los soldados cuándo veríamos a nuestra familia -contó- nos señalaban la chimenea del crematorio diciendo: ‘este humo son tus padres’”.
Unos videos relataron la dura historia personal de cada uno de los seis sobrevivientes entre el silencio del público, sólo roto por algunos llantos o por gestos de cariño familiares a otros testigos del Holocausto que recordaban lo vivido.
“Si los países ilustrados quieren comprendernos, piensen en la ‘Shoah’, porque nosotros pensamos en ella cada día. Y si decimos que nunca más se repetirá, significa que nunca más tomaremos riesgos ni permitiremos otro Yad Vashem”, apuntó Tomi Lapid, superviviente del gueto de Budapest.
Oraciones, cantos y para concluir, el himno de Israel (“Hatikvá”) cerraron la ceremonia, mientras las seis antorchas dejaban el recuerdo de los ausentes entre los miles de asistentes al acto.
Hoy a las 10:00, hora local (07:00 GMT), las sirenas sonarán en todo Israel para recordar a las víctimas, mientras en los colegios y en centros culturales se convocarán actos de recuerdo.
La ceremonia de anoche estuvo enturbiada por un incidente diplomático entre Israel y el Vaticano, al negarse en principio el nuncio apostólico, Antonio Franco, a participar en la ceremonia en protesta por una fotografía del papa Pío XII expuesta en el museo y que está acompañada de un texto que cuestiona su conducta ante el exterminio de los judíos en Europa.
La polémica foto fue colocada en 2005 y hasta la fecha fracasaron las gestiones del Vaticano para que sea quitado ese texto.
Finalmente, una carta personal del director del Museo, Avner Shalev, a monseñor Franco le hizo cambiar de opinión.
Honran memoria de 76 mil judíos deportados en Francia
Las organizaciones judías de Francia iniciaron ayer las conmemoraciones de la Jornada del Holocausto, en memoria de los 76 mil judíos deportados en Francia por el régimen de Vichy, que colaboró con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
El acto central de las conmemoraciones es la lectura, durante 24 horas en el Memorial de la Shoah, en el centro de París, de los nombres de esas personas, que fueron censados en una obra de 1978, completada dos años más tarde, con el nombre y el apellido de cada uno, así como con el detalle del convoy en el que fueron conducidos a los campos de la muerte.
La lectura la inició un niño y terminará con un oficio en una Sinagoga Consistorial.
La fecha de esta Jornada del Holocausto o Yom Hashoah la había elegido el Parlamento israelí en 1951 por coincidir el primer día de la Pascua Judía con el levantamiento del gueto judío de Varsovia el 19 de abril de 1943.
Según las cifras de la Fundación de la Shoah, en 1940 vivían en Francia 330 mil judíos, de los cuales 140 mil eran inmigrantes que habían llegado esencialmente de países conquistados por Hitler.