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Recuerdan miles a Juan Pablo II

CAMINO A LOS ALTARES | BENEDICTO XVI: PROCESO DE BEATIFICACIÓN DE KAROL WOJTYLA ‘VA RÁPIDO’.

A dos años de la muerte de Juan Pablo II funcionarios y religiosos ligados al Vaticano destacaron la especial relación que tuvo el Papa con México, al punto de considerarla su “nación predilecta”.

A dos años de la muerte de Juan Pablo II funcionarios y religiosos ligados al Vaticano destacaron la especial relación que tuvo el Papa con México, al punto de considerarla su “nación predilecta”.

Agencias

Celebra Benedicto XVI una misa en la Plaza de San Pedro en memoria de su antecesor, a la cual acudieron unas 30 mil personas.

El Papa Benedicto XVI dijo ayer que el proceso de beatificación de Juan Pablo II “va rápido” y que el título que en estos momentos le reconoce la Iglesia, el de Siervo de Dios, “es particularmente apropiado para él, que ofreció un amor por Cristo sin reservas y a manos llenas”.

El Pontífice hizo estas manifestaciones durante la misa en sufragio por Juan Pablo II en el segundo aniversario de su muerte, celebrada en la plaza de San Pedro del Vaticano ante unas 30 mil personas, miles de ellas venidas de Polonia, el país natal de Papa Wojtyla y de otras naciones, entre ellas España.

Pocas horas después de que se cerrara oficialmente la primera fase -diocesana- del proceso que llevará a Juan Pablo II a la gloria de los altares, Benedicto XVI recordó en la plaza vaticana esa fecha del dos de abril de 2005, cuando su antecesor “volvió a la casa del Padre” tras susurrar las que fueron sus últimas palabras: “Dejadme ir hacia el Señor”.

Esas palabras fueron desveladas por el actual cardenal arzobispo de Cracovia, Stanislaw Dziwisz, quien durante más de 40 años fue su fiel secretario y que ayer estuvo presente en la plaza de San Pedro y ofició una misa a primeras horas en las Grutas Vaticanas, donde se encuentra la tumba de Juan Pablo II.

Benedicto XVI dio gracias a Dios por “habernos dado a Juan Pablo II como Papa durante 27 años” y agradeció la presencia de Dziwisz, miles de polacos “y tantos jóvenes a los que Juan Pablo II amaba con pasión”.

De Papa Wojtyla, Benedicto XVI resaltó que ofreció su amor a Cristo “sin reservas y a manos llenas” y que ese amor era “tan intenso y fuerte que se expandió por todas las partes del mundo”.

Del Pontificado del Papa polaco, el Papa alemán dijo que Juan Pablo II “se entregó de forma generosa, sin reservas” y que los últimos meses del Papado, cuando el calvario de la agonía, mostraron al mundo su amor por Cristo y su entrega hasta el final.

Papa Ratzinger también resaltó la universalidad de Juan Pablo II y dijo que la “máxima expansión de la misma se vio en el momento de su muerte, que el mundo entero lo vivió con una participación jamás vista en la historia”.

Interrumpido en numerosas ocasiones por los aplausos de la multitud, Benedicto XVI aseguró que en la vida del llamado Papa peregrino, la palabra “cruz” no fue sólo una palabra, porque desde su infancia y juventud él conoció el dolor y la muerte.

Con el lento, pero implacable progreso de su enfermedad que poco a poco lo despojó de todo, su existencia se hizo enteramente una ofrenda a Cristo, anuncio viviente de su pasión en la esperanza colmada de fe en la resurrección, ponderó.

“Lo ocurrido después de su muerte fue, para quien cree, efecto de aquel perfume que llegó hasta todos, cercanos y lejanos, a quienes atrajo hacia un hombre que Dios había progresivamente conformado en Cristo”, afirmó.

Entre los peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro destacaron numerosos españoles, polacos, italianos y latinoamericanos, muchos con carteles con la leyenda “¡santo súbito!”, la frase para pedir su elevación a los altares.

A la misa funeral, asistieron decenas de cardenales y obispos, el presidente de Polonia, Lech Kaczynski; las monjas que cuidaron a Juan Pablo II en su residencia del Palacio Apostólico y la monja francesa Marie Simon Pierre, de 46 años, que sufría Parkinson, la misma enfermedad que padecía Juan Pablo II y que dos meses después de la muerte de Wojtyla y tras encomendarse al Pontífice curó de manera inexplicable.

Uno de los principales biógrafos de Karol Wojtyla el francés Bernard Lecomte, pronosticó que Juan Pablo II será beatificado en 2008.

En declaraciones al diario local publicadas ayer, Lecomte, autor del recién publicado libro: El Papa que hizo caer a Lenin, señaló que la beatificación del Papa polaco “no suscita muchos debates” en el Vaticano.

“El personaje tuvo una vida ejemplar. Se le han buscado defectos, pero no se le han encontrado. Por ello podría ser beatificado desde el año próximo”, precisó Lecomte a Le Parisien.

“No hay duda en todo caso de que será beatificado”, como poco, insistió Lecomte, autor de dos biografías de Juan Pablo II publicadas en 2003 y 2006 una de las cuales fue premiada con el principal premio de literatura religiosa de Francia.

Predilección por México

A dos años de la muerte de Juan Pablo II funcionarios y religiosos ligados al Vaticano destacaron la especial relación que tuvo el Papa con México, al punto de considerarla su “nación predilecta”.

“Cinco viajes apostólicos, inauguró su Pontificado en México que fue clave para el itinerario posterior de sus viajes apostólicos, importantísimo para esa comunicación directa del Papa con la gente, con los pueblos”, dijo Guzmán Carriquiry, subsecretario del Pontificio Consejo para los Laicos.

Carriquiry, uruguayo de nacionalidad y el laico con mayor rango en la Curia Romana, aseguró en entrevista que la “providencia divina” permitió a Karol Wojtyla visitar la nación latinoamericana.

En enero de 1979 Juan Pablo II realizó su primer visita a tierras mexicanas donde, en el céntrico estado de Puebla, inauguró la tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano.

“La providencia de Dios quiso que el Papado se inaugurara con esa experiencia del primer viaje apostólico que lo dejó tan marcado que hubo una predilección evidente del Pontífice por México”, ponderó.

“Uno se pregunta ¿por qué? -agregó-, quizá porque el Papa intuyó, percibió y comprendió después profundamente que la providencia ha dado al pueblo mexicano dones extraordinarios, entre ellos una primera evangelización impresionante”.

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Escrito en: JUAN PABLO SEGUNDO

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