EL PAÍS
WASHINGTON, EU.- La Administración de George W. Bush ha iniciado entradas y salidas en su cúpula militar y diplomática en una reestructuración previa al anuncio la próxima semana -presumiblemente el miércoles- de su nueva estrategia para la guerra en Irak.
Cerca de cumplirse cuatro años del conflicto armado y con un recién estrenado Congreso en manos de los demócratas que reclaman una nueva dirección en aquel país árabe, el presidente releva a los generales John Abizaid y George Casey, los dos principales mandos estadounidenses en Oriente Medio e Irak, respectivamente.
Dentro del baile de cargos, el cambio diplomático más importante sucederá en Bagdad, donde el embajador estadounidense Zalmay Jalilzad será reemplazado y elevado a las alturas de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York donde será el nuevo emisario de Estados Unidos.
El presidente decidió sustituir a Casey por el general David Petraeus, hasta ahora encargado de entrenar a las Fuerzas de Seguridad iraquíes y que ayudó a crear el borrador del nuevo manual militar para la contrainsurgencia. Petraeus ha servido dos periodos en Irak y según oficiales del Ejército es un hombre que considera necesario el aumento de tropas en Bagdad, a diferencia del general Casey, cuyo plan era reducir el número de efectivos y que a todas luces ha fracasado.
El general Abizaid será reemplazado por el almirante William Fallon, comandante de las Fuerzas Navales en el Pacífico, siendo el primer oficial de la Marina que servirá como alto mando del Comando Central que maneja simultáneamente sobre el terreno las guerras de Afganistán e Irak. Para sus compañeros de filas, Fallon es uno de los más potentes comandantes de combate y su elección refleja también el énfasis en contrarrestar el conflicto iraní, misión que en última instancia sustentaría su peso en las Fuerzas Navales. Para los analistas políticos, el cambio de escenario era cuando menos inusual: del Pacífico al conflictivo Oriente Medio, donde existen varios y dramáticos enfrentamientos abiertos.
Ambos relevos eran esperados en las cúpulas militares, aunque en el caso del general Casey se ha adelantado unos meses, ya que su salida era esperada para la primavera o el verano. Abizaid ya había visto cómo su tiempo en Oriente Medio había sido extendido un año más del habitual turno de dos, además de que había anunciado su pronta retirada del servicio activo.
El incremento de tropas es una cuestión clave en la nueva estrategia. Se trata de mejorar y en última instancia garantizar la seguridad en Bagdad. Para ello, el plan de Bush es enviar dos brigadas de combate durante la primera fase de la operación. Una brigada de combate consiste generalmente de unos tres mil 500 soldados. Al mismo tiempo, una tercera brigada se estacionaría en Kuwait como reserva y dos brigadas más estarían llamadas al servicio dentro de EU.
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En total: cinco brigadas y dos batallones de refuerzo para la volátil provincia de Ambar en el oeste de Irak.