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Reglamento de Vialidad| Periférico

Arturo González González

Mucho se ha hablado durante años de la poca educación vial de los torreonenses. Choferes del transporte público y privado, automovilistas, motociclistas, ciclistas y peatones cometen a diario acciones en la vía pública que ponen en riesgo su vida y la de los demás. Basta con recorrer las calles de esta centenaria ciudad para confirmar lo que tantos no dudan en aseverar: en Torreón no sabemos conducir... ni caminar.

En este asunto me atrevo a decir que nadie se salva. A diario miles de conductores cometen infracciones de todo tipo: rebasan por la derecha; invaden carriles y cruces peatonales; pasan cuando el semáforo está en luz ámbar y no pocos cuando está en rojo; circulan a una velocidad mayor que la permitida; no respetan la distancia mínima entre vehículos, se estacionan en lugares prohibidos y en doble o hasta triple fila; rara vez ceden el paso; desatienden los señalamientos; transitan tramos de calles en sentido contrario, entre otras “finezas”, las cuales adquieren mayores dimensiones cuando de camioneros o taxistas se trata.

Pero si bien es cierto que las faltas de los ciudadanos que manejan vehículos automotores son las más graves por ser las que más riesgo representan, los que caminan por la vía pública -que en algún momento todos lo hacen- no se quedan atrás: atraviesan bulevares y avenidas a media cuadra; no usan los pasos y puentes peatonales; cruzan sin fijarse; “torean” a los carros; transitan por la calle y no por la banqueta, sólo por mencionar algunos de los imprudentes actos de los transeúntes.

Y los ciclistas y motociclistas terminan de orquestar el caos vial que impera en las calles de Torreón. La mayoría, por no decir todos, ignoran cuáles son sus obligaciones y por dónde deben circular y cómo. ¿Alguien ha visto que multen al intrépido ser que gusta de hacer “acrobacias” con su vehículo en plena hora pico en el bulevar Diagonal Reforma o en el Independencia o sobre la acera de cualquier avenida?

El Ayuntamiento quiere modificar esta penosa realidad. Por eso ha creado el Reglamento Municipal de Tránsito y Vialidad, el cual, luego de un año de análisis y consensos, fue aprobado por el Cabildo el pasado martes 16 de octubre. La normatividad contempla, entre otras cosas, el derecho de preferencia para el peatón en las vialidades, pero con la obligación de que cruce las calles por las esquinas y camine por la banqueta, además de la sanción para las personas que mientras conducen su auto se maquillan, se rasuran, hablan por celular o cargan a un niño en brazos. También se fijaron multas más altas para quienes manejen en estado de ebriedad.

Aunque se debe reconocer en la creación del reglamento un esfuerzo real de parte de la autoridad para poner orden en las calles de Torreón, es obvio que por sí mismo resulta insuficiente. Para que su aplicación sea efectiva y rinda los resultados esperados, debe estar acompañado de una intensa e inteligente campaña de información y concienciación entre los ciudadanos y, sobre todo, de ajustes serios al interior de la Dirección Municipal de Tránsito y Vialidad, la cual actualmente carece de la capacidad cuantitativa y cualitativa para enfrentar el reto de hacer cumplir la nueva norma, que podría entrar en vigor en un lapso de 30 a 45 días.

A lo anterior hay que sumar las necesidades que tiene la ciudad en materia de infraestructura, y no me refiero a pasos a desnivel o distribuidores viales -que en eso también andamos mal-, sino a cuestiones más simples como señalamientos adecuados, semáforos eficientes, carriles y cruces bien delimitados, puentes peatonales accesibles, espacios para ciclistas y para personas con discapacidad, paraderos de autobuses, entre otras cosas.

El Reglamento de Tránsito es sólo un punto de partida para alcanzar un objetivo más alto, muy distante aún, que es el de compartir de una manera más cordial el espacio público, de tal manera que recorrer las vialidades de la ciudad deje de ser ese cotidiano coqueteo con el peligro y con la muerte.

Me queda claro que todos debemos poner de nuestra parte para mejorar la circulación en las calles de Torreón, pero es la autoridad municipal la que debe marcar la pauta, poner el ejemplo e indicar al ciudadano el camino que debe seguir y corregirlo o sancionarlo cuando se desvíe. Y para eso se requiere capacidad y honradez en los servidores públicos, educación y conciencia en los ciudadanos y un entorno propicio para todos los que transitan la ciudad, sea a pie o a bordo de cualquier vehículo.

Correo electrónico:

argonzalez@

elsiglodetorreon.com.mx

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