Unos Guerreros inspirados le dieron otra alegería más a La Laguna, como lo hizo el sábado Cristian Mijares.
Torreón, Coah.- Pasada la Semana Santa y luego de una noche vibrante que regaló Cristian Mijares a La Laguna, después de una gran hazaña que es semejante a los campeonatos de los equipos de futbol, basquetbol y beisbol de nuestra Comarca, le tocaba a Santos Laguna aprovechar esta alegría para dar otro paso hacia la salvación.
Los rostros contentos de los laguneros regresaron gracias a la demostración que hizo Mijares en San Antonio, Texas, sobre el “Travieso” Arce, quien cobijado por la prensa nacional ya se sentía campeón abajo del ring. Algo similar han manejado en televisoras, radiodifusoras, sitios de Internet y diarios de circulación nacional: Querétaro se salva, el Santos Laguna se va ir a Primera A.
Aún con toda una cantidad de “sospechosismos”, los Guerreros salen a la cancha del Corona con la única misión de ganar al Atlante y darle otro empujoncito a los Gallos Blancos hacia el descenso.
En las primeras acciones los locales quieren demostrar que no necesitan ayuda del arbitraje, tan es así que a Vuoso le sacan rápido una amarilla por simular una falta dentro del área. Hugo León se saca la espina después del famoso penal que le marcó al Querétaro en esta cancha.
De la tribuna de sombra norte sale un atlantista “del closet” queriendo poner una bandera mediana en la malla protectora. Los guardias de seguridad del estadio se lo impiden, mientras que una lluvia de aguas de dudosa procedencia y de voces que le recuerdan que estamos cerca del mes de mayo, minan el intento azulgrana de pasar a la historia como quien puso una bandera a pesar de las mentadas en el Corona.
El “Profe” Cruz deja el saco y la corbata para otra ocasión, el calor es normal para esta época del año, pero para quien no está acostumbrado puede agobiarlo. Santos no puede controlar el balón porque Atlante lo pasea por todo el campo, aunque sus arribos salen por todas partes y no tocan en ningún momento la cabaña de Oswaldo.
En las tribunas se escuchan los viejos cantos de guerra en las bocinas porque la afición no se mete de lleno al partido. El ánimo está grabado en un CD. El ataque de Santos se estrella a unos centímetros de la portería de Vilar, ya que la claridad de juego no es el mejor elemento que exploten los Guerreros, pero los Potros tampoco contribuyen bastante.
Eliomar intenta jugar de fantasía cuando se necesita más un futbol práctico. Ludueña entra al rescate, pero Federico Vilar comienza su show deteniendo a una mano lo que parecía el primer gol local. Como un mal presagio parece que el portero argentino quiere emular la actuación de Adrián Martínez ante Querétaro, en donde el “Grande” se puso la playera albiverde, pero, ojo, no recibió ningún incentivo para que no piensen mal los queretanos.
Apenas despiertan los gritos de apoyo en las tribunas, quizás porque hay algunos aficionados que tienen la resaca causada por Mijares. Se pita el medio tiempo, el “Chato” Rodríguez no quiere hablar con la televisora, a lo mejor aún no se acomoda con el número 58 que lleva en la espalda.
Saltan a la cancha un puñado de luchadores, que con una actitud ruda se enfrentan a todas las tribunas. Hacen su arribo como antiguos gladiadores en el circo romano. Tres de ellos se dan un agarrón de rayadas de madre con la porra de La Tribu, debido a que estos rufianes enmascarados tienen el defecto de irle al América.
Las víctimas fueron cinco aficionados que pudieron dominar a medias a todos los rivales, quienes con fuerza buscaron impedir que uno de ellos ganara, pero pudo más la inteligencia que los músculos. Sin embargo los tapados saltan sobre el último participante, para después subirse al pobre Corazón Guerrero. El buen entretenimiento cerró con la guerreritas, quienes pese a que los atlantistas le envían un balón, como profesionales no se inmutan y concluyen la coreografía.
Ya en la parte complementaria el juego se torna dormilón, algunos creen que Daniel Guzmán quiere ir abajo en el marcador para hacer los cambios. En las gradas alguien grita “Lorito, Lorito” y es callado por sus vecinos. Cariño sale del juego por lesión y entra Walter Jiménez, ¿será el nuevo talismán albiverde? “Lorito” nos quita la duda con un golazo que lo pone en los cuernos de la Luna, por fin late el corazón del argentino al ritmo del Santos.
Estalla la alegría en las tribunas, que despiertan de un largo letargo de varias jornadas. Por fin aparecen las hachas, el “duro, duro, duro” y los viejos cantos de guerra que se extrañaron en varios torneos. Ludueña cierra la actuación con dos goles, que vuelven locos a todos los presentes en el Corona, que vuelve a ser lo que antes era.
Fernando Ortiz ya es una garantía, Paco Torres quiere jugar como Ronaldinho, Vuoso se acuerda que sabe hacer autopases y hasta la gente que vende cerveza desaprueba decisiones del árbitro, quien no duda para expulsar a Daniel Guzmán.
Por fin un juego que no acaba en angustia, con tres puntos bien ganados, con una tribuna metida en el juego, con jugadores comprometidos, bueno no todos, pero sí que actúan como Guerreros. Los albiverdes le regresan la cortesía a Cristian Mijares. Dos juegos más para que se mantengan en el Corona las voces de “oe, oe, oe, oeeeee, Santos, Santos”.