Los ciudadanos chinos tendrán preferencia sobre los extranjeros a la hora de recibir un trasplante en el país asiático, donde dos millones de personas necesitan un nuevo órgano al año, según una nueva normativa recogida por el diario China Daily.
Los trasplantes a los ciudadanos de otros países deberán ser aprobados por el Gobierno chino, de acuerdo con la nueva regulación del ministerio de Salud, que advierte a los hospitales contra la práctica de "traer pacientes extranjeros camuflados en viajes de turismo médico".
Debido a la falta de órganos, en China sólo se efectúan 20 mil trasplantes anuales, y en muchas ocasiones los hospitales prefieren operar a ciudadanos de otros países a los que cobran facturas notablemente superiores, según ha denunciado la prensa local.
A partir de ahora, los extranjeros que quieran ser trasplantados en el país deberán primero solicitarlo a un hospital, que enviará el caso a las autoridades médicas provinciales, y no podrá realizar la operación hasta recibir la aprobación del ministerio de Salud.
Los hospitales y médicos que violen la normativa se enfrentarán a castigos y a la pérdida de su autorización para efectuar trasplantes.
"El mundo se está volviendo plano pero la globalización en el sector médico, en cierta medida, niega una oportunidad justa para los nacionales chinos", dijo al rotativo Zhang Lei, cirujano de trasplantes en el Beijing Friendship Hospital.
La nueva disposición forma parte de los esfuerzos de Pekín para lavar su imagen, después de que organizaciones de derechos humanos denunciaran la extracción de órganos de prisioneros ejecutados chinos sin su permiso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó este año del aumento del "turismo de trasplantes", que lleva a ciudadanos de países ricos a viajar a los países en desarrollo para comprar un órgano.
