CENTRO DE DESARROLLO PARA PERSONAS CIEGAS Y DE VISIÓN BAJA
PRIMERA PARTE
Lo positivo de salvar una vida, lo negativo de no detectar las consecuencias y lo grandioso de salir adelante.
Aquí estoy para platicarte una historia que, poco a poco, se ha ido construyendo. Verás cómo de lo positivo que resulta salvar la vida de un bebé, está lo negativo de no detectar a tiempo otras enfermedades como la Retinopatía del Prematuro. Lo grandioso de todo, es que veremos como los protagonistas, desde bebés, luchan por la vida.
Como dato, la Retinopatía del Prematuro consiste en el desprendimiento de retina de alguno o ambos ojos. La retina es la que envía la información al cerebro de lo que vemos, por medio del nervio óptico, al desprenderse, según el grado, da como consecuencia la ceguera, parcial o total.
Antes de que John Kennedy fuera presidente de los Estados Unidos, los bebés que nacían prematuramente, es decir, antes del término de gestación, 42 semanas, y aunque tuvieran alguna complicación se les dejaba a que por sí solos se recuperaran. La asistencia era mínima ya que no contaban con la ?tecnología? adecuada para sobrellevar las complicaciones propias de un prematuro. Algunos por la naturaleza misma de sobrevivencia, lograban recuperarse, reponer peso y seguir adelante. Otros no, la mayoría no sobrevivían.
Fue cuando el presidente Kennedy y su esposa esperaban a su tercer hijo, quien nació prematuramente, de seis meses de gestación. Irónicamente en ese tiempo el presidente acababa de autorizar una partida considerable al presupuesto de salud para investigaciones, medicinas, etc. Pero la salud de su bebé se complicó sin que pudieran hacer mucho por él. Sólo les quedaba esperar para ver si por sí solo podía sobrevivir. Lamentablemente murió. A partir de ese momento el presidente le llamó la atención al secretario de Salud de una manera muy severa, ya que él decía no comprender cómo si hay suficiente presupuesto para este sector, su hijo muriera. Es aquí donde empiezan una serie de investigaciones en torno de los bebés prematuros y como resultado, de la incubadora, aparato que mantenía a los niños estables, dándoles la temperatura adecuada para terminar de desarrollarse. A la vez le incluyeron el oxígeno pero sin regulador. Por este motivo, y a pesar de que aumentó el índice de sobrevivencia de estos bebés, empezaron a surgir enfermedades propias de la incubadora, por la no regulación del oxígeno: bebés ciegos y bebés sordos.
En el año de 1963 proliferaron infantes con este problema, por lo que los científicos analizaron cuál podría ser la solución y concluyeron en ponerle un regulador de oxígeno a las incubadoras, ya que por la falta de control, el cuerpo se acostumbraba al oxígeno en demasía y al retirársele es que surgían estas enfermedades. En los siguientes años el problema disminuyó, pero no lo suficiente. Continuaban dándose casos de bebés ciegos, por lo que empezaron a implementarse programas de detección en las primeras semanas de vida aún dentro de la incubadora. A partir de este momento disminuyeron los niños ciegos y sordos. Sin embargo, siguen presentándose bebés con estos padecimientos.
Te espero el próximo domingo.
cecilia.cardiel@vercontigo.org.mx