Se generaría un grave problema social con el cierre de las ladrilleras en la mancha urbana de la ciudad de Durango, pues se perderían más de tres mil empleos.
Desde un principio el proyecto del Parque Industrial fue un fracaso, afirman los obrajeros
Se generaría un grave problema social con la reubicación de las ladrilleras que trabajan en la mancha urbana de la capital del estado, pues más de tres mil personas se quedarían sin empleo y, por consiguiente, se incrementaría la delincuencia en la ciudad, advirtió el representante legal de un grupo de obrajeros, Leopoldo Aldama.
Afirmó que, desde un inicio, el proyecto de construcción del Parque Industrial Ladrillero (PIL) fue un fracaso, aun cuando las autoridades municipales lo manejaron como una empresa exitosa, lo cual no es cierto, ya que –dijo- la técnica que se utiliza para la elaboración del tabique en este lugar es totalmente obsoleta.
Sin embargo, en estos momentos lo más importante es buscar algunas alternativas para solucionar el problema de contaminación que se genera con esta actividad en la ciudad de Durango ya que se está consciente de ello y en el pasado se hicieron algunas propuestas para que los trabajadores y sus familias pudieran reubicarse pero a un lugar rentable.
Aseguró que con el proyecto que se impulsó, la contaminación únicamente cambio de lugar al PIL y de eso no se trata; se debió haber buscado los mecanismos o la forma de que se disminuyera este problema que afecta la salud de los duranguenses pero del que a la vez viven muchas familias.
Indicó que los ladrilleros no son los del problema, pues ellos siempre han estado en favor de la reubicación en un lugar alternativo y de la terminación de la contaminación de manera definitiva mediante algunos métodos como la utilización del biodiesel.
Comentó que la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED) en la actualidad realiza estudios para la producción de biodiesel a partir de la grasa animal y en ciudades como Monterrey ya se utiliza este producto, el cual también pudiera contemplarse para el funcionamiento del transporte público, aunque también es un agente contaminante.
Afirmó que las autoridades siempre han tenido otra idea para acabar con la contaminación y, en contraparte, los obrajeros lo que han peleado es que se respeten sus derechos ya que no es posible que les llamen delincuentes a quienes prácticamente construyeron la ciudad.
Es decir, para el representante de los obrajeros la deuda social con las personas que se dedican a esta actividad es mucha, porque todas las cosas están construidas con ladrillos y subsidian a la sociedad con un precio barato del tabique, porque lo que se gastan en insumos no se recupera de manera inmediata.
Además, en la elaboración de tabique trabajan mujeres embarazadas, personas de la tercera de edad y niños, los cuales no tienen algún tipo de seguridad social y no pueden acceder a una consulta médica, situación que nunca ha sido tomada en cuenta por las autoridades municipales.
Desde un inicio, él hizo referencia a que con el cierre de las ladrilleras en la ciudad se vendría abajo la economía de muchas familias, ya que de cinco a seis dependen de la elaboración de ladrillo pues en realidad las que se quedan con las ganancias son las constructoras.
Por lo anterior, sostuvo que este problema debe analizarse desde diferentes aristas y con propuestas claras y viables para los habitantes que se dedican a la fabricación del ladrillo ya que están en la disposición de escuchar propuestas para su reubicación.
Propuesta
En su momento, los obrajeros presentaron al Ayuntamiento de Durango varias alternativas como:
- Reubicación en un lugar rentable, cerca de la ciudad.
- Utilizar biodiesel para disminuir los índices de contaminación.
- Contemplar la posibilidad de reciclar grasa animal.
- Realizar una investigación sobre el tema.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.