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Revalida el Sevilla título en la UEFA

Sevilla mantiene viva la esperanza de conquistar un codiciado triplete de títulos: liga, Copa del Rey y UEFA. Al Espanyol le tocará esperar otra oportunidad.

Sevilla mantiene viva la esperanza de conquistar un codiciado triplete de títulos: liga, Copa del Rey y UEFA. Al Espanyol le tocará esperar otra oportunidad.

EFE

Con mucho sufrimiento, una ronda de penales y un excelente arquero, el Sevilla revalidó el miércoles su título en la Copa de la UEFA al vencer 3-1 al Espanyol en una definición por penales

Glasgow, Reino Unido.

El Sevilla rompió desde el punto de penalti en Hampden Park (1-2) el viejo sueño europeo del Espanyol, incapaz de liquidar la maldición que arrastra desde 1988, cuando perdió la final de la UEFA ante el Bayer Leverkusen. Bajo la lluvia de Glasgow y en los lanzamientos de penalti se coronó nuevamente el Sevilla ante el delirio de sus 14,000 aficionados.

Convertido en la capital del futbol español, Hampden Park vivió una noche plena de emociones, angustiosa en la prórroga y resuelta finalmente a favor del Sevilla de manera agónica, para desgracia del Espanyol, que de nuevo chocó con los penaltis en su intento de ganar un título europeo.

Por segunda temporada consecutiva, el Sevilla brilló con luz propia en Europa. Ningún equipo repetía título desde que en 1985 y 86 lo hiciese el Real Madrid. El Sevilla, camino de convertirse en uno de los grandes de Europa, ya ha revalidado su Copa de la UEFA.

Lo hizo a costa de un heróico Espanyol. El equipo de Valverde se dio de bruces con su propia historia y repitió el amargo capítulo de 1988, cuando dejó escapar el título ante el Bayer Leverkusen en la tanda de penaltis. Marc Torrejón, un chaval de la cantera, el más joven sobre el césped de Hampden Park, falló el penalti decisivo. Palop, el jugador mejor valorado de la final según la UEFA, lo detuvo y corrió a abrazarse con sus compañeros. Había que celebrar un título europeo. Al Espanyol le tocará esperar otra oportunidad.

En un intento de repetir el ritual que le había llevado al éxito en la Copa del Rey del año pasado, el Espanyol compareció en Hampden Park primero que su rival. Los jugadores blanquiazules hicieron vibrar de nuevo su autobús en la entrada del recinto, y recibieron la primera ovación de su público cuando inspeccionaron el césped. Valverde se acercó incluso al fondo para saludar a los seguidores.

El Sevilla, en cambio, llegó al campo acompañado por el himno de su centenario, una melodía asociada directamente al éxito de un equipo ganador, definitivamente licenciado en el panorama europeo. 'Tanta gloria, tanto fútbol' se podía leer en una de las pancartas de la afición sevillista, encantada de la vida con su equipo.

Obligados por el protocolo, los 'vips' guardaban la compostura en el palco del estadio. Algunos con más éxito que otros. El presidente del Espanyol, Daniel Sánchez Llibre, un manojo de nervios, tecleaba en su móvil. Nada de tabaco, la ley escocesa es tajante. Su homólogo sevillista, José María del Nido, parecía más concentrado incluso que sus jugadores. Porte erguido, mirada perdida.

El Príncipe de Asturias presidió el palco, junto a la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky y los presidentes de Cataluña y Andalucía, José Montilla y Manuel Chaves. Compañeros de partido, rivales por un día, aunque quizá con la mente en las elecciones autonómicas.

Quizá para recordar que Glasgow es una ciudad muy musical, Hampden Park recibió a ambos equipos con las notas del 'Come as you are' de Nirvana. Palop y Rufete, ex compañeros en el Valencia, se saludaron con un beso. Había llegado el momento. Toda la preparación previa, toda las ilusiones y los quebraderos de cabeza no tenían vuelta atrás. La suerte estaba en los pies de los 22 jugadores.

A medida que los entrenadores movían piezas, la grada de Hampden saludaba con más calor un partido vibrante y tenso, sufrido en el palco y en los banquillos, incrustados en la grada al más puro estilo británico. Juande y Valverde, dos tipos discretos, tuvieron que pelearse más de una vez con el cuarto árbitro, empeñado en advertirles de que ocupasen sólo su área técnica.

El técnico del Sevilla apostó por Kerzhakov, Renato y Navas como revulsivos. Valverde dio entrada a Lacruz, Jonatas y Pandiani. Pero tuvo que prescindir de Tamudo y De la Peña, el 'dúo sacapuntos', en una decisión que la grada 'perica' recibió con escepticismo y que a buen seguro generará un enorme torrente de comentarios.

Mientras, las aficiones rivalizaban en cánticos, banderas y colorido. La del Espanyol se acordó del Barcelona, pero también gritó 'mucho Betis'. A la del Sevilla le bastó con cantar 'Que bote Nervión' para celebrar su segundo título europeo.

Entre ambas, convirtieron el 'Wembley escocés' en una fiesta del fútbol español. La ocasión lo merecía y las 52,000 personas que llenaron Hampden mantuvieron un comportamiento excelente. Llovió durante toda la tarde, pero eso fue de lo menos. Sobre todo para los sevillistas que disfrutaron en directo de la consagración de su equipo en Europa.

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