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Washington, EU.- Inmigrantes confinados a centros de detención administrados por la Oficina de Aduanas y Migración (ICE) son objeto de maltratos que van desde negarles pronta atención médica hasta servirles carne cruda como alimento.
Así lo concluyó un reporte dado a conocer aquí, que además encontró que en muchas ocasiones las autoridades administrativas en estas prisiones no justificaron las acciones disciplinarias aplicadas a inmigrantes y los colocaron junto a reos de alta peligrosidad.
Preparado por la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Interna (DHS, por sus siglas en inglés), el reporte determinó también que en muchos casos, las autoridades limitaron de forma inapropiada el contacto de estos inmigrantes con familiares, abogados y autoridades migratorias.
Los hallazgos derivaron de las auditorias celebradas por esa oficina en los centros de detención de Leesport, Pennsylvania; San Diego, California; Kearny y Paterson, Nueva Jersey y Miami, Florida.
Dos de estas instalaciones, las de San Diego y Miami, son manejados por compañías privadas mientras que las tres restantes son responsabilidad de autoridades locales y retienen a los inmigrantes en sus prisiones al amparo de contratos con el Gobierno Federal.
David M. Zavada, inspector general asistente, dijo que las fallas fueron identificadas a partir de entrevistas con empleados, detenidos y funcionarios de varias agencias, observación directa e información provista por Organizaciones No Gubernamentales.
?Esperamos que este reporte resultará en operaciones más efectivas, eficientes y económicas?, dijo el funcionario.
Las auditorías se enfocaron en cuatro áreas generales que fueron cuidado médico; salud ambiental y seguridad; condiciones generales de confinamiento y reporte de abusos.
De acuerdo con el reporte, cuatro de las instalaciones presentaron situaciones de no-observancia de los estándares para el cuidado médico, incluyendo algunas en que la atención no fue provista de manera inmediata.
En diciembre de 2005 el ICE ordenó la remoción de todos los inmigrantes de la prisión de Kearny, después de comprobarse los reportes en que los guardias de esas instalaciones utilizaban perros para controlar prisioneros, orillando al DHS a prohibir tal práctica.