Revelan su lado oscuro

El Universal

No es la primera película sobre el músico que se sobrepuso a la sordera, en 1994, Gary Oldman se apersonó como el desaparecido compositor en Amor Inmortal (Inmortal beloved, 1994). La cinta de Holland orquesta la ficción para acercarnos al último año de vida del autor de nueve sinfonías. Retrata su genialidad y da pistas sobre su personalidad voluble, desordenada, ahondando en la fama que tenía de mal carácter. Su obsesión por la rutina: el café a la misma hora, igual horario de trabajo, de comida, de lectura. Los problemas familiares que lo marcaron, su desconfianza en la servidumbre que lo llevó a mudarse 50 veces durante su estancia en Viena. Los estrambóticos aparatos con los que intentaba compensar su sordera, su inspiración religiosa y su romance con la joven compositora Anna Holtz (Diane Kruger) a quien aceptó como copista.

Wolfgang Amadeus Mozart en: Amadeus (Milos Forman, 1984)

“Perdóneme Majestad. Soy un hombre vulgar, pero mi música no lo es” dice un atolondrado Mozart a la corte cuando es sorprendido en una travesura. Sus devaneos amorosos al amparo de un piano, sus excesos con el vino y su risa irreverente. Amadeus (Tom Hulce) saca canas verdes al personaje de Salieri (F. Murray Abraham), cuando su genialidad pone en entredicho el talento del compositor real oficial. Los apuros monetarios, las diferencias con su padre por la vocación musical, su peculiar manera de componer: sobre la mesa de billar. Un Amadeus latoso, inquieto, enorme. Una biografía exquisita, intensa, maestra.

Kurt Cubain en: Last days (Gus Van Sant, 2005)

No es estrictamente una biografía sino un acercamiento a un personaje inspirado en Kurt Cubain y la hipotésis de sus últimas horas. Blake (Michael Pitt) alter- ego de Cubain es un rockero solitario, abandonado a sus reflexiones internas, atormentado por secretas pesadillas, engullendo macarrones y rindiéndose a vestir prendas femeninas hasta encontrar una escopeta a la que confunde con el letrero de “salida”. Obra intimista y tan dolorosa que Gus Van Sant recomendó a Courtney Love no verla.

Ray Charles en: Ray (Taylor Hackford, 2004)

Jamie Foxx se transformó en la leyenda de la música estadounidense. De la mano del gospel, el rhythm&blues y el rock & roll descendemos al mundo ciego de la niñez de Charles, a la pobreza que torturó su infancia, la muerte de su hermano y sus tormentosas relaciones amorosas. El viaje hace parada en el infierno de su adicción a las drogas, autoaniquilamiento tolerado y redimido por su motivación musical.

Johnny Cash en: Johnny & June, Pasión y locura (James Mangold, 2005)

Pionero del rock and roll, Cash (Joaquin Phoenix) cruzó el país en compañía de Elvis Presley, Roy Orbison y Jerry Lee Lewis entre otros. Vendía más discos que los Beatles pero el éxito y la vida misma le cobraron altas facturas. Su infancia, inocencia interrumpida por el brutal accidente de su hermano del que su padre siempre lo culpó, un tormento que minó su personalidad.

Objeto de los accesos de ira de un progenitor inconsciente, un destino que no alcanzaba a definir, un fracaso matrimonial, el temor a la mediocridad, los abismos de la bebida, la fe que iluminó un camino que parecía no marcado para él y el amor de la cantante June Carter (Reese Whiterspoon) que lo condujo a la redención.

Jim Morrison en: The Doors (Oliver Stone, 1991)

La cámara en movimiento produce una sensación embriagadora, es el pase a uno de los viajes al infinito interno del llamado Rey Lagarto. Periodos de lucidez que exponen su dominio en el escenario para provocar a las más recatadas conciencias con su música y actitudes. Escándalos, episodios de ira, infidelidades, excesos sexuales y otras conductas autodestructivas que lo orillaron al abismo de las drogas. Una personalidad intensa que encontró su fin en una fría tina de baño.