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EL CAIRO, EGIPTO.- Horas antes de la ejecución de Saddam Hussein, el depuesto líder iraquí exigió a sus abogados no apelar su sentencia de muerte y acusó a los gobiernos de Estados Unidos e Irán de colaborar en su ahorcamiento, de acuerdo con una copia de su testamento.
Como parte de la última voluntad, Saddam cedió al jefe de su equipo de abogados Jalil al Dulaimi el derecho de decidir todo lo relacionado con su persona, excepto a apelar por su vida ante presidentes, reyes, árabes o extranjeros, según una copia del testamento.
Saddam dictó su testamento a a Al Dulaimi durante una reunión que también incluyó a los otros acusados en el proceso, de acuerdo a una copia del testamento que fue enviada por fax a través de otro de los abogados de Hussein, Amin el Deeb.
El Deeb dijo que la reunión se llevó a cabo 24 horas antes de la ejecución de Saddam, el 30 de diciembre. El profesional dijo que no estuvo presente en la reunión y no logró contactar a Al Dulaimi tras numerosos intentos que quedaron sin respuesta. En el testamento, Saddam afirmó que ?las intenciones de los estadounidenses y los safavid? habían tenido influencia en la decisión de ahorcarlo.
Safavid se refiere a la dinastía persa (iraní) que gobernó Irán de finales de los años 1400 hasta los 1720 y convirtió al país, hasta entonces sunita, en una secta musulmana shiita. El Gobierno de Irán fue el único en Oriente Medio que aplaudió la ejecución del ex presidente iraquí.
Saddam pidió además ser sepultado en Ouja, el lugar de su nacimiento, o en Ramadi, la capital de la provincia Anbar donde luchan muchos de los insurgentes sunnitas. De acuerdo con el testamento, Saddam dejó la decisión final a su hija Raghad, exiliada en Ammán, la capital de Jordania.
Saddam fue sentenciado a muerte el cinco de noviembre por la matanza de 148 shiitas en Duyail después de un intento fallido para asesinarlo en 1982. El 26 de diciembre, la más alta magistratura iraquí rechazó su apelación.
