Prueban que la exposición directa al humo del tabaco por parte de no fumadores, eleva las probabilidades de desarrollar padecimientos cardiacos, aun cuando dicha exposición sea de bajo nivel.
Además de los problemas respiratorios que ocasiona el humo del tabaco a quienes no fuman, pero están expuestos a él, también incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiacas.
Investigadores de la Universidad de Nootingham (UN), en el Reino Unido, encontraron evidencia de que la exposición directa al humo del tabaco por parte de no fumadores eleva las probabilidades de desarrollar padecimientos cardiacos, aun cuando dicha exposición sea de bajo nivel.
Se trata de la primera investigación que mide directamente la exposición al humo que sufren los llamados "fumadores pasivos", a través de los niveles de nicotina en la sangre. A diferencia de éste, que se focalizó en sujetos expuestos a este problema de manera cotidiana, estudios previos se habían sustentado en la exposición a propósito de los participantes.
Comparados con personas que no estuvieron expuestas a los efectos de la nicotina de "segunda mano", aquellos con tasas de exposición -incluso bajas- presentaron niveles elevados de dos marcadores de enfermedades cardiacas.
Los hallazgos sugieren que las personas que inhalan el humo expelido por fumadores tienen un efecto clínico importante en el desarrollo de enfermedades del corazón, de ahí la importancia de minimizar el consumo de tabaco en lugares públicos, dijo Andrea Venn, investigadora de la UN.
Venn, junto con su colega John Britton, examinó biomarcadores sanguíneos establecidos para determinar los riesgos de enfermedades del corazón asociadas con la exposición al humo del tabaco en 7 mil 599 adultos que jamás habían fumado. El análisis de las muestras de sangre incluyó determinar la cantidad de cotinina, un subproducto de la nicotina empleado para medir la exposición a la nicotina. Los investigadores también examinaron si dicha exposición estaba asociada con el incremento de marcadores de riesgo de afecciones cardiacas.
Para ello, se midieron los niveles de cuatro marcadores de enfermedades en la sangre de los participantes en el estudio: proteína C-reactiva, conteo de glóbulos blancos, fibrinógeno y homocisteína. El resultado fue que poco menos de uno de cada cinco sujetos no presentaron niveles detectables de cotinina en la sangre, mientras que el resto mostró niveles variados que iban desde 18% hasta 56%. Estos últimos reportaron vivir con un fumador o estar expuestos al humo de cigarrillos en sus trabajos.
Asimismo, el tener niveles bajos o elevados de cotinina se asoció con un incremento significativo en dos de los cuatro marcadores de enfermedades cardiacas: el fibrinógeno (un factor coagulante) y la homocisteína (un aminoácido que en niveles elevados se relaciona con ataques al corazón y enfermedades vasculares).
Por su parte, especialistas de la Universidad de California, en San Francisco, llegaron a una conclusión similar en un estudio que presentaron ante la Asociación Americana del Corazón.
James Lightwood y sus colegas determinaron que eliminando la exposición al humo por parte de los no fumadores se podrían prevenir más de 228 mil casos nuevos de enfermedades cardiacas y 119 casos de éstas asociadas con decesos para el año 2030.
Los estudiosos desarrollaron un modelo para estimar el impacto de la aspiración del humo de tabaco por parte de los fumadores pasivos, a partir del cual reportaron que cerca de 300 mil ataques al corazón podrían prevenirse durante el mismo periodo si la exposición de los no fumadores al humo fuera eliminada.
