En los últimos años había venido a menos la Convención del Beisbol Profesional Mexicano que se realizó por vez primera el ya lejano 1961 en México, Distrito Federal. La intención era reunir a las principales ligas afiliadas al beisbol organizado a nivel profesional. Torreón fue sede de la reunión en 1976 y repitió en 1990, año inolvidable de aquel campeonato de la Zona Norte, en donde los Algodoneros de Unión Laguna vencieron a los Sultanes de Monterrey y a los Tecolotes de los Dos Laredos. Los Bravos de León se encargaron de terminar con el sueño al ganar la serie final en cinco juegos.
Con mucho, el punto más relevante de cada año en la Convención ha sido la reunión de directivos, que suele ser maratónica y en donde cada equipo buscaba llevar agua a su molino, primero que nada en beneficio de su organización y con el interés general del beisbol como aspecto muy secundario.
La Liga Mexicana de Verano y la Liga de la Costa del Pacífico eran los circuitos más importantes, sus directivos se daban cita en la Convención y se trataban asuntos de verdadero interés, ambos circuitos trabajaban en armonía y el único beneficiado era el beisbol profesional mexicano.
Hoy en día la reunión anual del beisbol profesional no interesa a los directivos de la Liga del Pacífico, quienes al terminar su temporada en enero muestran un desinterés absoluto y no asisten al compromiso. Quizá el interés principal de Plinio Escalante, como presidente de la Liga Mexicana de Beisbol, sea hacer que los directivos del Pacífico se reúnan cada año para beneficio de todos.
En la convención anual, el Salón de la Fama celebra su reunión en la que son partícipes algunos miembros del comité elector, sin embargo, quienes hoy dirigen el llamado Nicho de los Inmortales, necesitan implementar un mecanismo para que también los cronistas se interesen por asistir año con año a las reuniones, ya que existen muchos que son miembros del comité elector pero tienen décadas completas de no estar en una asamblea.
La Cumbre del Beisbol Profesional Mexicano se realiza en esta nueva modalidad por vez primera, y además de las reuniones de directivos, que siempre son de interés, habrá un valor agregado, como la Exposición del Salón de la Fama, la presentación de diferentes libros relacionados con el Rey de los Deportes, la celebración de seminarios como el del Beisbol, Cultura y Deporte, Beisbol, Cultura y Sociedad, así como la Cena de Gala en el salón del Hotel Sheraton Santa Fe, en donde la LMB premiará a los peloteros más destacados de la última temporada.
Se reunirán muchas personalidades del beisbol, sobre todo los dedicados a la promoción de esta actividad. Ahí estarán: Ernesto Jerez, Pepe Segarra, David Faitelson, Antonio Rosique y muchos otros colegas de la prensa escrita, quienes van a aportar ideas con la única intención de mejorar el beisbol profesional de México en todos sus niveles.
Desde la salida de Pedro Treto Cisneros, la LMB no ha tenido un presidente con los tamaños para hacer cosas relevantes por este deporte; Gustavo Ricalde ocupó el cargo de manera interina, José Orozco Topete pasó inadvertido, Raúl González Rodríguez demostró que la caminata es muy diferente al beisbol, y Alejandro Hütt Valenzuela llegó cargado de proyectos e ilusiones, pero la silla le quedó muy grande a la hora de conciliar los intereses de 16 equipos que antes que nada buscan el beneficio para sus organizaciones.
Plinio Escalante Bolio es gente de beisbol, desde hace varios años está en este deporte y llega a un sitio en el que antes quiso estar, con grandes deseos y proyectos interesantes, como la Cumbre del Beisbol Mexicano, que a partir de hoy se realiza por vez primera. Tres organizaciones unen sus fuerzas en busca de tener una reunión inolvidable; ahí está Alfredo Harp Helú, propietario de los Diablos Rojos del México, la propia LMB, por conducto de Plinio Escalante, y, finalmente, una gran institución educativa de nivel superior, como la Universidad Iberoamericana de la Ciudad de México.