Muy provechosa resultó la primera Cumbre del Beisbol Profesional Mexicano, realizada la semana anterior en la UIA de la Ciudad de México; el éxito de la reunión debe darse a Plinio Escalante Bolio, presidente de la LMB, aunque por ahí brincaron algunos detalles que deberán corregirse.
Durante la Cena de Gala, el 22 de febrero en el Hotel Sheraton, se sirvió un espléndido platillo y el espectáculo artístico fue de primera, sólo que la ausencia de la mayoría de los peloteros premiados en ese acto, fue un factor negativo que desmereció bastante las buenas intenciones de la gran familia del Rey de los Deportes.
El sonido anunciaba al ganador de cada uno de los departamentos, pero el entusiasmo se apagaba cuando los asistentes prácticamente sólo veían directivos subir al escenario para recibir el trofeo. La presencia de los galardonados es fundamental para el éxito de la ceremonia, en la que el pelotero debe acudir orgulloso a recibir un galardón que representa mucho en su carrera profesional. Ese pelotero debe ser consciente de que en la Cena de Gala él es el protagonista principal, porque ahí se premia sue esfuerzo en el terreno de juego.
Muy pocos fueron los jugadores asistentes para recoger su trofeo y entre ellos se encontraban Julio César Jiménez y Alberto Manrique, de Vaqueros. Cabe destacar que ningún extranjero se hizo presente y vaya si hubo importados que fueron galardonados.
Varios directivos manifestaron su descontento por la ausencia de la mayoría de los galardonados y señalaron que para todo jugador que sea reconocido, debería haber obligación por parte de la LMB para estar presente en la ceremonia. Hay excepciones como la de Óscar Rivera, que se encuentra en pretemporada de Ligas Mayores y en busca de un lugar en el mejor beisbol del mundo, pero no existe justificación válida para la ausencia de otro pelotero.
Quizá algunos equipos digan que su pretemporada apenas inicia, sin embargo, si existen algunas organizaciones cumplidas en ese aspecto, lo más correcto sería que todas hicieran lo propio, sólo en busca del lucimiento de un acto que año con año resulta relevante. Los directivos cumplidores afirman que si hay quienes aún no inician pretemporada, la directiva respectiva debería hacer que el pelotero estuviera presente, sin importar equipo o nacionalidad.
Después de asistir a muchas convenciones, causó extrañeza que en esta cumbre no se programara alguna conferencia de prensa; los directivos se reunieron en dos sesiones, pero algunos colegas quedaron a la espera de una reunión para informar los pormenores de sus trabajos. Ambos aspectos son muy factibles de mejorar y el único que ganaría es el beisbol, que al fin de cuentas es lo más importante de estas actividades.
Parte del éxito de esta cumbre se debe a la dedicación de Emmanuel Rustrián, encargado de Prensa en la LMB; desde antes de la fecha el trabajo es intenso y en esta ocasión lo fue igual para los Diablos Rojos del México, anfitriones de los trabajos, en forma conjunta con la Universidad Iberoamericana.
Lo lamentable fueron las ausencias de Vinicio Castilla y Ernesto Jerez, pero la presencia de personajes como Antonio de Valdés y David Faitelson resultaron muy productivas. En las mesas de trabajo del Seminario el Beisbol, Cultura y Sociedad se escucharon cosas de gran interés, como las expuestas por Juan Vené.
Sería muy favorable que en próximas reuniones de este tipo se considere a los directivos de los medios de comunicación de todo el país, seguramente para algunos de ellos sería una experiencia agradable, sobre todo percatarse de la perfecta organización del beisbol, que seguramente para muchos es desconocida. No es fácil distraer a personas tan ocupadas, pero el simple hecho de considerarlos seguramente provocaría un efecto positivo.
Y para Vaqueros Laguna, sólo buenos comentarios durante los trabajos de la cumbre; es evidente el gran esfuerzo de la organización naranja, el cual inicia con los propietarios de la franquicia; Carlos Gómez del Campo está muy pegado al equipo, como presidente da su punto de vista, pero atinadamente respeta las decisiones de su consejo directivo. ?Si quiero imponer mi criterio, entonces para qué contrato a esta gente?, afirma.