El tope salarial que la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) establece para los refuerzos extranjeros se ha convertido en la causa principal de que algunos jugadores estelares no acepten venir a este circuito. Cuando un importado juega por vez primera en esta liga no se permite a ningún club pagarle más de ocho mil dólares mensuales, mientras que a partir de su segunda temporada, los foráneos podrán aspirar a un máximo de diez mil dólares.
El Águila de Veracruz habló con el lanzador dominicano José Lima durante la pasada Serie del Caribe, en Puerto Rico, y éste se comprometió a jugar con el equipo del Puerto, pero los Sultanes de Monterrey, también interesados en este pelotero, intervinieron para complicar la contratación al conjunto jarocho.
Hoy es un secreto a voces que los Sultanes están cerca de José Lima, pero si esa contratación se realiza será indudable que Monterrey tuvo que violar el tope salarial de la LMB, porque esos mismos ocho mil dólares ya los había aceptado Lima para lanzar con el equipo veracruzano.
El problema no es nuevo, Vaqueros Laguna ya ha sido víctima de esta situación cuando la directiva naranja acordó con el puertorriqueño Armando Ríos, que finalmente decidió irse a Tijuana porque la ciudad fronteriza le era más atractiva que Torreón.
El caso de José Vargas es otro claro ejemplo, el estelar dominicano tuvo que venir con Vaqueros, pero Saltillo lo quería a toda costa, Vargas fue un fiasco en Torreón, porque pensaba en ganar más dinero con otra organización, finalmente Saraperos desistió y fueron los Leones de Yucatán quienes se llevaron al estelar relevista.
Morgan Burkhart, hace algunos años había llegado a un arreglo con los Diablos Rojos del México, el equipo capitalino incluso le había mandado fabricar sus bats, pero el cañonero estadounidense de pronto apareció con los Saraperos de Saltillo, que evidentemente violaron el tope salarial para convencer a Burkhart de venir a la Zona Norte.
Existen entre los directivos quienes están de acuerdo en el tope salarial, pero otro grupo se pronuncia en contra; el argumento es que las organizaciones económicamente más débiles están en desventaja cuando otro equipo libremente puede ofrecer más dinero a un jugador, ahí se deja todo en manos de la Ley de la oferta y la demanda, en donde el jugador estelar simplemente decide ir con el mejor postor.
El tope salarial, en teoría, es una buena medida para proteger a los débiles de los más fuertes, pero dicho acuerdo de nada va a servir siempre que exista al menos un equipo que con tal de tener un plantel poderoso ofrezca más dinero que el permitido por la LMB. Existen directivos respetuosos de ese acuerdo de asamblea, pero algunos otros no lo son y ese es hoy en día uno de los retos principales de Plinio Escalante, como nuevo presidente de la LMB.
Para Alejandro Hütt (antecesor de Escalante) el tope salarial fue un problema que nunca pudo (o no quiso) resolver. No se puede olvidar aquel caso de Hipólito Pichardo, pitcher dominicano que Saltillo rechazó por no aceptar el tope salarial, pero cuando Saraperos buscó la activación del pelotero, la LMB ya lo tenía suspendido, según esto, por instrucciones de la misma organización saltillense.
Fue el primer golpe en contra de Alejandro Hütt, al que rápidamente se le acumularon los problemas, Saltillo fue el principal detractor, pero después se unieron equipos como Olmecas de Tabasco, así como la ?trilogía? que formaban Vaqueros Laguna, Rieleros de Aguascalientes y Langosteros de Cancún, por aquel sonado caso de Raúl López.
Como hombre de beisbol de toda la vida, Plinio Escalante tiene un gran reto, hacer que el tope salarial se respete entre los 16 equipos de la LMB; el dirigente yucateco de este circuito habrá dado un gran golpe a su favor, en caso de erradicar el que hasta hoy es un problema muy serio.
Si Plinio mide con la misma vara a todos los equipos, seguramente habrá inconformidad entre los afectados, pero ese camino recto necesariamente va a llevar a la solución del tope salarial y de muchos otros problemas que aún aquejan a la liga profesional más importante y organizada que se juega en este país, con todo respeto para la Mexicana del Pacífico.
