Ramón Sotomayor Covarrubias preguntaba ayer las razones por las que Los Acereros del Norte amanecieron empatados en el primer lugar de su zona con los Sultanes de Monterrey. Si usted revisa detenidamente el roster de ambas novenas encontrará una clara superioridad a favor de Laguna sobre Monclova. Como se dice comúnmente, Vaqueros es más equipo en el papel.
Durante la pretemporada, cuando Ray Padilla buscaba un outfield extranjero con buena dosis de poder, se le sugirió al panameño Rubén Rivera, hoy con los Piratas de Campeche; la respuesta del gerente deportivo de Vaqueros Laguna fue tajante: “a Rubén lo tuve en Culiacán y no es un elemento dispuesto a cargar el peso del equipo.
Es cierto, hoy el roster de Monclova no enseña grandes nombres, pero sí varios hombres comprometidos con su organización y que en determinado momento soportan el peso del equipo, un plantel en donde cada pelotero hace su trabajo al cien por ciento y no se nota la presencia de un líder, aunque todos respetan la jerarquía del nuevo Rey del Doble, Ricardo Sáenz de la Paz.
Ya son varios aficionados que nos piden dar un punto de vista sobre el accionar del equipo y con gusto lo hacemos, sin mayor compromiso que una buena amistad con algunos miembros de la directiva. En pocas palabras a varios elementos de Vaqueros Laguna les ha faltado corazón; de cara a la temporada 2007 la directiva ha hecho un gran esfuerzo por ser una organización grande y algunos elementos no son conscientes de esa situación, la cual sólo tiene como objetivo el bienestar de cada pelotero.
Existen quienes en realidad piensan que Vaqueros Laguna es una Máquina Naranja y al conectar una rola al cuadro casi casi caminan, en muchas ocasiones el defensivo rival malabarea la pelota, pero ante la displicencia del bateador corredor, el out en primera base se concreta sin mayores problemas. Monclova, por el contrario, tiene a verdaderos demonios que al hacer contacto con la pelota salen como bólidos a la inicial, situación que en varias ocasiones les vale conseguir el infieldhit o bien, embasarse por un error.
Cuando durante el “beisbol de estufa” se anunciaron los nombres de Luis Carlos García y Mario Valdez, la aceptación fue general y lo primero que la afición pensó es que ambos peloteros tienen lo necesario para echarse encima al equipo, como años atrás lo hacían Dave Stockstill o Warren Newson. Por alguna razón ni García ni Valdez han cargado con el peso del equipo, así Mario se haya mantenido toda la temporada entre los mejores bateadores de la liga.
Hoy, al hablar de la ofensiva de Vaqueros decimos que hace falta un cuarto bat, sin embargo hay equipos triunfadores como Tigres (Javier Robles) y Monclova (Pedro Díaz) que no tienen ahí a un auténtico aporreador, sin embargo, sí son capaces de hacer las carreras necesarias para ganar. La respuesta a la pregunta de mi compañero y amigo, Ramón Sotomayor Covarrubias es sencilla. ¿Por qué Monclova hoy es líder? Porque cada uno de sus peloteros juega con el corazón, con un verdadero compromiso ante su afición y la directiva que les brinda la oportunidad de trabajar.
El pasado domingo algunos jóvenes en el palco diez atrás de home durante todo el juego le gritaron “abuelo” a Héctor Hurtado, en dos ocasiones el receptor de Monclova volteó a saludar a estos aficionados, cuando los gritos empezaron, este bateador respondió con un doble productor al izquierdo y los gritos mermaron temporalmente, aunque después volvieron a aparecer. Un guardia de seguridad privada les pidió guardar compostura pero no hicieron caso, al final del partido, el “abuelo” Héctor Hurtado salió como orgulloso ganador. Cómo quisiéramos aquí “abuelos” como Héctor Hurtado o Ricardo Sáenz.
Después de perder la serie en casa frente a Monclova, la directiva habló con los peloteros de Laguna y entre otras cosas se les pidió una actitud ganadora, poner el cien por ciento en el terreno de juego y como lo dicen por ahí varios correos electrónicos, si algún elemento no está listo para darlo todo, que se mantenga en la caseta y se ponga a jugar a alguien en condiciones.
Muy contentos dejó a directivos, cuerpo técnico y aficionados la labor de Fernando Valenzuela en el juego dominical frente a Monclova, el llamado “Torito” defensivamente realizó la mejor jugada del enfrentamiento, en primera base concretó dos outs de elevado grado de dificultad, mientras que con el bat conectó cuadrangular y sencillo. Valenzuela dio muestras de lo que un pelotero puede hacer por su equipo cuando siente un verdadero compromiso o sencillamente tiene deseos de hacer bien las cosas y llegar lejos en este deporte.
No parece haber vuelta de hoja, al equipo le podrá faltar un auténtico cuarto bat o un buen lanzador mexicano, sin embargo, en la medida en que el plantel demuestre vergüenza deportiva, así como un verdadero compromiso con su cuerpo técnico, directiva y afición, las cosas positivas se darán regularmente. En caso contrario, tendremos muchas jornadas tristes como esa estancia en casa de cuatro derrotas en cinco juegos, precisamente en contra de los equipos que menos se debe perder.
