El presidente de EU, George W. Bush, depositó una ofrenda en el panteón donde están sepultados 368 mil combatientes.(AP)
El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, rindió ayer homenaje en el cementerio nacional de Arlington a los muertos en las guerras de Irak y Afganistán, a quienes definió como “una nueva generación de líderes caídos”.
El homenaje, con ocasión del “Memorial Day” o “Día de los Caídos” en las guerras, se celebra sin que Estados Unidos haya conseguido poner fin a la violencia en Irak, que en mayo ha dejado cerca de un centenar de soldados estadounidenses muertos y casi un millar en los últimos doce meses.
Bush, acompañado de su esposa, Laura, depositó una corona de flores ante la tumba del Soldado Desconocido en Arlington (Virginia), donde están enterrados cerca de 368 mil combatientes de las guerras libradas por Estados Unidos a lo largo de la historia y donde una sección nueva, la 60, acoge a los caídos en Irak y Afganistán.
Previamente el presidente se reunió a título privado en la Casa Blanca con las familias de algunos de los soldados muertos. En su discurso, Bush defendió las guerras que libra su país y aseguró que forman parte del “destino” estadounidense.
“De sus muertes debe salir un mundo donde los sueños crueles de tiranos y terroristas se ven frustrados y abortados, donde nuestra nación sea más segura frente a los ataques, y donde el regalo de la libertad se garantice a millones que nunca lo han conocido”, afirmó.
“Esta es la vocación de nuestro país. Es el destino de nuestro país”, insistió.
Unos tres mil 450 soldados estadounidenses han muerto en Irak desde el comienzo de la guerra, el 20 de marzo de 2003, y decenas de miles han quedado heridos.
Entre mayo de 2006 y el sábado pasado, 980 soldados de EU murieron en ese país árabe, y Bush advirtió el jueves último que agosto podría ser muy “sangriento” y “difícil”.
Sólo en lo que va de mayo, 101 soldados estadounidenses han encontrado su tumba en Irak, incluyendo ocho en distintos ataques registrados en los últimos cinco días.
En Afganistán, Pakistán y Uzbekistán han muerto al menos 325 soldados desde finales de 2001, cuando comenzó la campaña contra el régimen talibán afgano, según datos del Departamento de Defensa.
Mientras el presidente estadounidense recordaba a los caídos, en Irak continuaba la violencia, que causó la muerte al menos a 21 personas cuando un terrorista suicida estrelló un automóvil en una zona comercial de Bagdad.