Don Feliciano Cobián, impulsor del desarrollo urbano de Torreón y fraccionador del oriente de la ciudad en el año de 1898.
Por el bulevar Constitución y la calle Feliciano Cobián de la colonia Prolongación Los Ángeles, se encuentra un reconocimiento más a otro de los personajes que gran influencia tuvo en el crecimiento de nuestra centenaria ciudad de Torreón y que la administración municipal de don Homero del Bosque 1979-1981, le colocara este busto para conocimiento de las actuales y futuras generaciones.
Feliciano Cobián Fernández nació el año de 1858 en Valle de Camoca Consejo de Villaviciosa, Asturias, España. Sus padres fueron el señor Juan José Cobián y la señora Concepción Fernández del Valle. Tuvo tres hermanos: Prudencio, Natalia y Rosario.
Muy pequeños los hermanos Cobián, murió doña Concepción, don Juan José contrajo nuevas nupcias por lo que los abuelos maternos, don Francisco Antonio Fernández y doña Vicenta Álvarez de la Vayina, los llevan a vivir con ellos al Valle de Graces donde ellos radicaban, proporcionándoles tanto a él como a su hermano Prudencio educación superior, graduándose en profesores mercantiles que en México equivale a contadores públicos.
Ambos hermanos partieron para América en 1880 estableciéndose en Guadalajara ya que en esa ciudad radicaban sus tíos Manuel Justo y Francisco del Valle, prominentes banqueros, comerciantes y hacendarios en el Estado de Jalisco; a su vez don Manuel era Cónsul Honorario de España en Guadalajara.
Los hermanos Cobián empezaron a trabajar con sus tíos y diez años después, en 1890, siendo aún solteros, se trasladan a Lerdo, Dgo., pues vieron grandes posibilidades de progresar en la Comarca Lagunera, para lo cual establecen un negocio al que dan el nombre de “Casa Cobián”, dedicándose principalmente al comercio del algodón y otros productos así como a refaccionar a los agricultores. Posteriormente empezaron a rentar haciendas, adquiriendo don Feliciano la Hacienda del Torreón por compra al Coronel Carlos González Montes de Oca en $900,000.00. La propiedad comprendía el casco y los terrenos al oriente de la actual calzada Colón hasta el cuadro de Matamoros, existiendo entonces una estación de ferrocarril en lo que hoy es La Joya y que se conocía como Estación Cobián.
Estos terrenos que formaban el Rancho del Torreón se fueron fraccionando en partes y se conocieron como del primero al quinto fraccionamiento de Cobián y que en la actualidad corresponde de la siguiente manera: Primer Fraccionamiento: que comprende de la calzada Colón a la calle Francisco I. Madero; ese fraccionamiento, menciona el señor José León Robles de la Torre, lo tomó para su venta don Joaquín Serrano, quien donó los terrenos donde se encuentra la Alameda Zaragoza. Segundo Fraccionamiento: de la calle Francisco I. Madero hasta la calzada Cuauhtémoc. Tercer Fraccionamiento: de la calzada Cuauhtémoc hasta la calle 18, estas tres secciones comprendían de norte a sur del actual bulevar Independencia al Revolución; Cuarto Fraccionamiento: de la calle 18 a la 30 (antigua Diagonal Reforma, actual Calzada de Juambelz) y el Quinto Fraccionamiento de la calle 30 a la 40 (actual calzada Saltillo 400).
Una vez adquirida la Hacienda del Torreón, los hermanos Cobián trasladaron su oficina de Lerdo a lo que actualmente corresponde al Museo del Torreón. De las haciendas que llegaron a tener en arrendamiento fueron: La Hacienda de San Juan de Casta, hoy poblado de León Guzmán; la Hacienda de Avilés, actualmente Ciudad Juárez, Dgo. La Hacienda El Rayo, La Goma y Sapioriz, todas estas dentro del municipio de Lerdo, mismas que se encontraban en las márgenes del Río Nazas y fue en estos lugares donde se empezó a cultivar el algodón en nuestra región, aprovechando las aguas del mismo río. Estas tierras fueron en su tiempo propiedad de don Juan Nepomuceno Flores.
Posteriormente fueron tomando en arrendamiento parte de la Hacienda La Concha, municipio de Torreón, la Hacienda El Vado, municipio de Gómez Palacio, Hacienda La Corona, Vizcaya y Granada del municipio de Matamoros y algunas haciendas más. Cabe hacer mención que estas explotaciones agrícolas eran unos auténticos centros de población y agrupaban a una gran cantidad de gente que vivía en estos predios, pues las vías de comunicación eran muy primitivas y las poblaciones importantes quedaban distantes y por caminos llenos de incomodidades y riesgos.
Las siembras se hacían por humedad y se anegaban cuadros de ocho y hasta cincuenta hectáreas con las avenidas del río; cuando había sequía y no venía agua por el río no se podía sembrar y los hacendados, para darles trabajo a su gente, los ocupaban limpiando los canales de riego, tal y como en la sequía de 1929-1930 cuando no pudieron sembrar. Los mismos hacendados tenían reservas de trigo, maíz y frijol, las que utilizaban para pagar en parte los jornales y el resto lo pagaban en efectivo.
Los hermanos Cobián participaban en su sociedad por partes iguales desempeñando don Feliciano en la supervisión del campo y tratos comerciales y don Prudencio como contador y supervisor de las transacciones comerciales. Ya casados fijaron su residencia en la Ciudad de México, siendo esto a principios de 1900, teniendo que hacer frecuentes viajes a La Laguna para supervisar la marcha de sus negocios, ya viviendo en la capital del país abrieron sus oficinas principales en aquella ciudad, sin embargo don Feliciano era el que más visitaba la comarca.
Ya radicados en la capital del país dejaron sus propiedades en manos de apoderados, administradores y empleados, todos ellos de ascendencia española. Estas personas se distinguieron posteriormente como honorables y prominentes agricultores, cuya descendencia aun radica en la Comarca Lagunera.
Mientras los negocios de los hermanos Cobián se desarrollaban normalmente en La Laguna, fueron adquiriendo más propiedades en diferentes partes del país; entre ellas compraron una propiedad en Cuautitlán, Estado de México, junto a la estación del Ferrocarril México-Ciudad Juárez, la cual utilizaban para almacenar las pacas de algodón que aquí producían y de allí distribuirlas a las fábricas textiles de otras entidades del país. Todas las propiedades adquiridas por los hermanos Cobián fueron afectadas severamente durante los movimientos políticos de los años treinta y como su economía se basaba en hacer producir la tierra y reinvertir sus capitales en comprar nuevas propiedades agrícolas, sufrieron un grave quebranto económico, ya que en la Comarca Lagunera la mayoría de las tierras eran rentadas.
Don Feliciano casó en Guadalajara con la señorita Rosalía Fernández del Valle, hija de don Manuel, el tío que los trajo a América y tuvieron tres hijos: José, María y Joaquín, todos nacidos en la capital del país y allá vivieron durante muchos años en la casa que ahora ocupa la Secretaría de Gobernación y que es conocida actualmente como Palacio Cobián, mismo que posteriormente vendió.
Don Feliciano murió a la edad de setenta y ocho años en su residencia ubicada en las calles de Lucerna de la colonia Juárez; sus restos fueron inhumados en el Mausoleo de la Familia Cobián Fernández del Valle en el cementerio Español del Panteón de Dolores.
Se sabe que don Feliciano realizó muchas obras en La Laguna, mismas que se han ido olvidando a través del tiempo; sin embargo se conoce que donó la manzana del terreno en donde se construyó el Colegio La Paz hace ya muchas décadas. Correo Electrónico:
leonelrodriguez01@hotmail.com