Las grasas más sanas y recomendables, son las vegetales, usualmente líquidas, entre las que se hallan los aceites de oliva, maíz, cártamo o aderezos para ensaladas.
Combinar es el secreto de comer bien. Una dieta sana puede ser variada y satisfacer en todos los sentidos a una personas, pero debe ser balanceada.
Una dieta balanceada aporta fuentes de energía y nutrición para un óptimo crecimiento, desarrollo y mantenimiento del organismo.
En cambio, un régimen alimenticio mal planeado puede causar trastornos en la salud de los tejidos, en el funcionamiento del sistema nervioso, así como problemas en la piel, los músculos y los huesos.
El término "balanceada" se refiere, simplemente, a que el consumo de alimentos debe satisfacer los requerimientos nutritivos, sin proporcionar un exceso de algunos de ellos.
Para ello, se deben consumir alimentos de cada uno de los grupos: lácteos, carnes, legumbres, semillas, frutas, verduras, granos y azúcares.
Algunas pautas generales son:
-Consume pocas grasas saturadas, azúcares agregadas, sal y alcohol.
- Equilibra la ingesta de calorías con el ejercicio.
- No omitas el desayuno.
- Realiza cinco comidas ligeras al día. Si tus actividades no te lo permiten, que sean tres, pero no menos.
Un diez o quince por ciento de una alimentación saludable deben ser proteínas, como las que aportan las carnes rojas o blancas, ya sean de res, pollo o pescado, así como quesos y otros derivados de la leche, pero para no dañar al organismo deben combinarse con cereales, verduras, frutas y leguminosas.
Sin abusos
Para la nutrióloga Martha Leticia Martínez Viveros el abuso de productos de alta concentración en grasas saturadas y colesterol, los cárnicos, provocan males como ateroesclerosis, con lo cual elevan el riesgo de infarto cerebral o cardiaco en gente joven, sobre todo fumadora.
Ante este hecho, agrega, los mexicanos deben saber que del 25 a 30% de la alimentación saludable de cada día la constituyen las grasas de origen animal y vegetal, que se encuentran prácticamente en todos los alimentos que necesita el organismo. Pero, las más sanas, y recomendables, son las vegetales, usualmente líquidas, entre las que se hallan los aceites de oliva, maíz, cártamo o aderezos para ensaladas.
Señala que más de la mitad de los requerimientos nutricionales diarios de toda persona tienen que obtenerse de cereales y sus derivados, legumbres, frutas y verduras. Y cuando una persona realiza mayor actividad física, como los deportistas y obreros, dos tercios de su alimentación deben ser productos con alto valor en hidratos de carbono como arroz, cebada, maíz, sémola y trigo.
Plato fuerte
Advierte que existe un tipo de hidratos de carbono que se utiliza en grandes cantidades en México, cuando debería ser solo complemento en la preparación de algunos platillos y que no debe sobrepasar el diez por ciento de la dieta de cada día. Se trata de artículos simples o refinados: azúcar, miel, piloncillo, aceites y mantequilla, productos que se encuentran sobre todo en postres y refrescos.
La experta en comidas saludables comenta que "si se toma en cuenta una dieta no mayor de dos mil calorías al día, el consumo de hidratos de carbono complejos debe ser máximo entre mil y mil 400 calorías, y el de simples no más de 200".
