Con un desayuno y una misa en Catedral, el Arzobispo de Durango festejó ayer en esta ciudad el 25 aniversario de su ordenación episcopal.
El Siglo de Durango
El sacerdocio es una misión y una vocación de trabajo a la que están llamados todos en la tierra, cada quien con el rol que le toca desempeñar, manifestó el arzobispo de Durango, Héctor González Martínez, en la celebración del 25 aniversario de su ordenación como Obispo.
Dijo que el sacerdocio se trata de comprometerse en serio en la construcción de un mundo y una humanidad mejor, donde a cada sector y a cada actor de la sociedad le toca poner su propia aportación para lograr tales objetivos.
Ayer, autoridades eclesiásticas y civiles, empresarios y líderes de opinión celebraron junto a monseñor Héctor González, arzobispo de la Arquidiócesis de Durango, el 25 aniversario de su ordenación como Obispo, que ocurrió en el año de 1982.
Primero se llevó a cabo un desayuno en el patio central del Arzobispado, donde González Martínez y autoridades de los tres niveles de Gobierno inauguraron el Archivo Histórico de la Arquidiócesis, el cual se encuentra dentro de este histórico edificio.
También se hizo la inauguración protocolaria del domo que el Estado construyó en el edificio del Arzobispado, así como otras obras de recuperación de este inmueble en general, dentro del programa de Rescate del Centro Histórico de la ciudad de Durango.
Ahí, el arzobispo Héctor González ofreció a sus invitados un compendio donde concentra las homilías más importantes que ha ofrecido desde el 26 de febrero de 2003, cuando fue nombrado Arzobispo de Durango, hasta la fecha.
Asimismo, durante su intervención el clérigo explicó el contenido de otro libro que regaló a los asistentes al desayuno del aniversario de su ordenación como Obispo, en el cual reúne las cartas de Episcopeo que ha escrito desde el febrero de 2004 hasta febrero de 2007, y que han sido publicadas semanalmente en diversos diarios de la localidad.
Monseñor González también regaló una galería fotográfica sobre “La Catedral de Durango, su historia y su arte”, donde se explica el origen del edificio histórico que hoy alberga a la Catedral Basílica Menor de esta ciudad, y se detallan pasajes históricos de la fundación de la Iglesia en estas tierras.
Narró que en 1951 el arzobispo Don José María González y Valencia fue a su pueblo, “y el cura Apolinar Ruiz nos presentó a dos acólitos con él, y él me dijo: ‘tú vete al Seminario’. Al otro le dijo: ‘tú aquí quédate’. Quién sabe porqué haría esa discriminación el arzobispo González y Valencia… pero es que él tenía un ojo muy bueno”.
De ahí, el actual Arzobispo de Durango se dirigió a su casa y le dijo a sus padres que arreglaran todo lo necesario con el cura Apolinar pues quería entrar al Seminario.
“Ahí en mi cuarto guardo una fotografía de ese Arzobispo que así me dijo, porque fue una voz de Dios que yo atendí puntualmente y que he seguido atendiendo siempre”, agrega monseñor Héctor.
Siguió: “El Episcopado me vino por añadidura como un nuevo don totalmente gratuito e inesperado. Ahora, 25 años de vida y de ministerio episcopales, no sé si son pocos o si son muchos. En mi experiencia, simplemente servir a Dios y a la Iglesia en la medida en que me necesiten”.
Itinerario
El arzobispo Héctor González concelebró misa de 12:00 horas ayer en el templo de Catedral en la ciudad de Durango, dentro del itinerario de los actos solemnes de celebración del 25 aniversario de su ordenación como Obispo.
Luego acudió a la ciudad de Santiago Papasquiaro, donde festejó sus bodas de plata en la Parroquia Santo Santiago Apóstol, pues celebra los 25 años de su nombramiento como obispo, el 9 de febrero de 1982, y de recibir la ordenación episcopal el 24 de marzo de ese mismo año.
La fiesta incluyó una caminata por la calle Madero hasta llegar a la Parroquia Santo Santiago Apóstol, donde concelebró la Santa Misa y luego participó en una verbena y convivencia en el atrio de la misma iglesia, lo cual también se organizó en su nombre.