Mensajes de apoyo para las familias de los mineros atrapados fueron colocados en las calles de Huntington, en Utah (Estados Unidos). (El Universal)
Confirman que los tres mexicanos trabajan legalmente en ese país.
Han pasado más de 72 horas del derrumbe de la mina de carbón donde laboraban en la localidad de Huntington, en el estado de Utah y hasta ayer jueves lo único que se sabe de los tres mexicanos que quedaron atrapados a 500 metros de profundidad son sus nombres.
Se trata de Juan Carlos Payán, Luis Hernández, ambos originarios de Sinaloa y de otro connacional identificado como Manuel Sánchez, quienes tenían permiso legal para trabajar, informó ayer el Cónsul de México en la zona, Salvador Jiménez.
“La oficina de recursos humanos de Murray Energy Corp. (propietaria de la mina de carbón Crandall Canyon) me aseguró que los tres mineros mexicanos atrapados estaban documentados. Además, hasta ahora las familias no han manifestado inquietudes respecto a su status migratorio”, dijo vía telefónica el cónsul Jiménez, quien desde el martes dejó su delegación en Salt Lake City para instalarse en las inmediaciones de la mina y asistir a los familiares de los mineros mexicanos.
De acuerdo con Jiménez, quien se encuentra allí junto al cónsul encargado de Protección, Manuel José Morodo, las familias mexicanas están calmadas aguardando noticias de sus seres queridos.
Aunque vuelven a dormir a sus respectivos hogares, pasan todo el día aislados en una escuela cercana, donde regularmente reciben los datos más actuales sobre los esfuerzos de rescate.
“Obviamente esperan con gran angustia, pero están tranquilos de que nosotros estemos también aquí, pendientes de que se les de toda la información necesaria”, apuntó el cónsul.
“El gobernador de Utah, Jon Huntsman, envió incluso intérpretes para las personas que no hablan inglés y además, las autoridades de la mina han puesto a su disposición psicólogos para atenderlos individualmente. Nosotros también estamos gestionando ya algunas visas humanitarias para parientes que se encuentran en México”, agregó.
La prensa local identificó a los mineros como Manuel Sánchez, Luis Hernández y Juan Carlos Payán.
Mientras tanto, los equipos de socorristas lograron ayer avanzar bastante en la excavación de un ducto de 6 centímetros de diámetro que permitiría establecer un canal de comunicación con la galería donde se encontrarían los seis mineros, a unos 500 metros de profundidad.
Jiménez, pronosticó que entre ayer y hoy se sabrá si permanecen con vida los seis trabajadores atrapados, entre los que se encuentran los tres mexicanos.
Por su parte, el dueño de la mina derrumbada, Robert Murray, propietario a su vez de la compañía Murray Energy Corp, dijo que hará todo lo posible para sacar a los obreros atrapados en las profundidades.
“Quiero garantizar al Gobierno y a los ciudadanos de ese gran país que yo personalmente haré todo lo posible por sacar a esos mineros lo más pronto posible. Y al pueblo de México le digo que lamento mucho esta tragedia que nadie podía haber previsto y que hoy ha llenado de dolor y sufrimiento a las familias de estos mineros”.
Murray se mostró reacio a brindar los nombres de los trabajadores que yacen al interior de la mina, bajo el argumento de “derecho a la privacidad de las familias”, pero que apunta a su condición migratoria.
“No voy a dar a conocer sus nombres. Y no voy a responder a las provocaciones de aquellos que insinúan que son inmigrantes ilegales. Porque no lo son. Yo no contrato a indocumentados ilegales...”, dijo Murray.
La mina Crandall Canyon, que se localiza en la localidad de Huntington, colapsó la madrugada del pasado lunes, luego de un sismo que se registró en esa región del estado de Utah, Estados Unidos.
Sobre los mexicanos atrapados, Juan Carlos Payán y Luis Hernández son originarios de Sinaloa. Este último, de 24 años y una hija de un año, ingresó a la minera hace dos meses.
En tanto, Manuel Sánchez tenía 14 años en esta actividad y es la persona, en el grupo de seis trabajadores atrapados, que podría ser el motor y soporte de la sobrevivencia del grupo. En tanto, Bob Murray, co-propietario de la empresa minera, dijo que una perforación podría llevar a los socorristas hasta los seis mineros, lo que permitiría saber si están vivos.
“Los mineros están aproximadamente entre 460 y 490 metros de profundidad, así que deberíamos llegar a ellos con el agujero de 6.3 centímetros esta tarde en algún momento”, dijo a la cadena de noticias CNN.
Una hermana de Manuel Sánchez sostuvo que los familiares de los mineros no estaban recibiendo suficiente información acerca de las tareas de rescate y que las tres familias hispanas no dispusieron de un traductor en los primeros días de la crisis.
“Hemos conseguido traductores para las familias hispanas y también consejeros”, afirmó Bob Murray, presidente de Murray Energy Corp., uno de los propietarios de la mina. “Los hemos mantenido aislados y considero que hemos atendido sus necesidades”.
Preocupa a Calderón situación de mexicanos
El presidente Felipe Calderón dijo que su Gobierno está atento de la situación de los tres mineros oriundos de México que se encuentran atrapados.
“Aprovecho para manifestar mi pesar y para decir que mi Gobierno y yo nos mantenemos alerta al desarrollo de las labores de rescate de los seis mineros que se encuentran atrapados en el estado de Utah, de los cuales tres son mexicanos”, señaló durante una gira por el estado de Michoacán.
“Oramos por ellos, por sus familias, pero también estamos vigilantes de que se respete la condición de trabajo y de dignidad de vida de todos los mexicanos en Estados Unidos”, añadió.
‘Vale la pena correr el riesgo’
El accidente en una mina puso de manifiesto la creciente presencia de inmigrantes hispanos en la industria minera de este estado, que cuenta con una población mayormente blanca y mormona.
Tres de los seis mineros atrapados son mexicanos, según el consulado de ese país.
“La gente viene porque sabe que hay suficiente trabajo para salir adelante”, expresó Salvador Lazalde, dirigente hispano local cuyos primos trabajan en una mina abierta de cobre y quien teme que uno de los mineros atrapados sea de su pueblo del estado de Zacatecas.
“Si pagan bien, la gente dice que vale la pena correr el riesgo. Lo saben cuando aceptan el trabajo”, agregó.
No está claro cuántos hispanos trabajan en las minas de Utah. Pero el mercado del carbón está en un buen momento y algunas empresas mineras del oeste del país han contratado inmigrantes de México para cubrir las nuevas plazas surgidas en años recientes.
Los inmigrantes aceptan trabajar por menos dinero y correr los riesgos relacionados con la extracción de carbón enterrado cientos de metros debajo de la superficie.
La llegada de hispanos es parte de una dinámica que funciona en Utah desde antaño.
En la década de 1880 hubo una ola de griegos, chinos y mexicanos que vinieron a Utah y otros estados del oeste como Montana y Wyoming para trabajar en las minas de carbón. Se radicaron en centros mineros como el del condado de Emery, zona de enormes formaciones rocosas rojas y marrones en la que viven muchos de los trabajadores de la mina derrumbada.
Utah recibió una nueva ola de inmigrantes, muchos de los cuales podrían ser indocumentados, al producirse otro período de apogeo en la industria del carbón.
La cantidad de hispanos subió de 200 mil a 230 mil entre 2000 y 2005, según el censo. Representan el 11 por ciento de la población total del estado. La demógrafa de la Universidad de Utah Pam Perlich estima que hay un porcentaje similar de hispanos trabajando en la industria minera.
“El hecho de que la mitad de los trabajadores atrapados sean latinos nos dice bastante acerca de esta industria”, manifestó Theresa Martínez, socióloga de la universidad.
“Espero que la gente comprenda que tenemos combustibles y electricidad por esas minas y que tal vez se lo tengamos que agradecer a hombres y mujeres que son considerados extranjeros ilegales”.
