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Se asoma otra vez la irresponsabilidad crediticia

JOSÉ JUÁREZ MEDINA

En la economía mexicana hay una gran paradoja. Mientras ésta, como se sabe, se ha caracterizado en los últimos años por el bajo crecimiento económico, el estancamiento en el empleo (y consecuente emigración de mano de obra), el muy bajo poder adquisitivo de los salarios y una marcada desigualdad en la distribución del ingreso; rubros en lo que aparecemos en los primeros lugares del mundo, el ritmo de consumo ha evolucionado de manera sorprendente.

Consumir es bueno ya que es una de las actividades centrales del hombre, sobretodo porque ello indica que está satisfaciendo las naturales necesidades humanas de bienestar material y espiritual. Todavía es mejor cuando este acto se lleva a cabo conservando un balance, lo más adecuado posible, entre los ingresos y los gastos, así como una actitud previsora, esto es, ahorrando; y más aun cuando el consumo no responde a impulsos propiciados por la parafernalia publicitaria que busca crear y moldear las necesidades de las personas.

Por eso precisamente decíamos que es sorprendente el nivel de consumo que se ha registrado en México, porque con los niveles salariales, lo apuntado está muy complicado. Un factor muy importante que interviene en esta explicación son las remesas, que actualmente superan los 240 mil millones de pesos, las cuales han venido a fortalecer el consumo básico de las familias de ingresos más bajos. Pero otro muy importante es el endeudamiento de las familias y las personas, sobretodo a través de las tarjetas de crédito. Recientes cifras oficiales a noviembre indican que la cartera vencida por el uso de los plásticos llegó a 12 mil 131.8 millones de pesos, lo que significa un incremento anual de 172 por ciento. Se trata de la cifra más alta desde el desastre financiero de 1994-1995. Este porcentaje es nueve veces mayor que el 17 por ciento reportado en los 12 meses siguientes al estallido de la crisis. En lo que se refiere al monto del crédito, en el mismo periodo (nov.85-nov.86) comentado se incrementó en un 55.17 por ciento.

En los últimos seis años la cartera vencida paso de dos mil 114 millones de pesos a los 12.1 mdp mencionados, es decir se ha incrementado casi cinco veces. Hace un año comenzó ha hablarse de este problema, cuando el índice de cartera vencida se ubico en 1.9 por ciento en enero, Para los banqueros esto no significaba ningún problema y dijeron que aun cuando el índice llegara al cuatro por ciento en todo el año, como era su previsión, no habría que preocuparse porque lo peligroso sería llegar a un seis por ciento. Pues bien, solamente dos meses después, en abril, ya el índice había remontado a 4.2 por ciento, por lo que cabe esperar que en estas fechas dicho porcentaje rebase con suficiencia el seis por ciento.

Pero los banqueros siguen sin preocuparse y dicen que ?el incremento de los créditos en mora se debe a que ha aumentado el número de usuarios que tienen por primera vez el plástico? (¡!), y rematan afirmando que la banca tiene reservas para cubrir con suficiencia sobrada el saldo de la cartera vencida total. En efecto, a octubre del año pasado había poco más de 81 millones de créditos, mientras que a principios de 2000 había 28 millones. Pero de ese monto total de créditos, dicen los banqueros, sólo unos 4.8 millones tienen algún problema de pago, y el resto, unos 76.3 millones son pagados con puntualidad. Nada más que hay que agregar que esos 4.8 millones de créditos pertenecen a personas que tienen dos, tres o más financiamientos?y bueno, usted seguramente conoce el efecto domino.

Más aún otros estudios apuntan que más del 50 por ciento de la PEA en México, unos 43 millones de personas, está endeudada y de esa proporción aproximadamente el 35 por ciento tiene un pasivo fuera de control. Pero como no van a estar contentos los banqueros con este negociazo de las tarjetas de crédito si las tasas de interés, no se saber porque, que cobran se mueven en un rango de 30 al 47 por ciento, mientras que la inflación apenas supera el cuatro por ciento y la tasa de interés de referencia es del ocho por ciento anual.

Como lo han apuntado varios analistas, si la estabilidad de la economía se está (¿estaba?) fundando en el espejismo de los ingresos petroleros y las remesas, el repunte del consumo de bienes finales se funda en el endeudamiento bancario, vía tarjetas de crédito, que empieza a tornarse incobrable. Y bueno, en cualquiera de los mundos los banqueros salen ganando: por un lado aprovechan la estabilidad en las tasas para endilgarle créditos a la gente a diestra y siniestra; pero si hay crisis, los rescatan, con el argumento de que se trata de rescatar a los ahorradores. Los banqueros y el Gobierno solamente se acuerdan que el dinero es un bien público cuando estalla la crisis para socializar las perdidas, pero cuando están en jauja haciendo negocios, lo manejan de manera imprudente buscando maximizar y privatizar las ganancias. Hay tareas

josemedinajuarez@yahoo.com.mx

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