Casi cuatro meses después, la peor pesadilla se hizo realidad, cuando el boricua falleció en un accidente de aviación, cuando viajaba a Managua, Nicaragua a entregar ayuda a las víctimas de un terremoto. (Archivo)
El final estaba cerca y Roberto Clemente lo sabía. Habiéndose convertido en el undécimo pelotero en llegar a los tres mil imparables tres días antes, Clemente salió para la novena entrada de aquel 3 de octubre de 1972 a cubrir el jardín derecho de los Piratas de Pittsburgh por última ocasión en temporada regular con la gloria asegurada y a la espera de su profecía.
"El siempre decía que si el no daba ese hit ese año, no lo daría nunca", comentó la viuda de Clemente, Vera, a 35 años de aquella fecha. "El siempre desde joven decía que iba a morir joven, siempre tuvo esa idea".
Casi cuatro meses después, la peor pesadilla se hizo realidad, cuando el boricua falleció en un accidente de aviación, cuando viajaba a Managua, Nicaragua a entregar ayuda a las víctimas de un terremoto.
Vivió conociendo su destino. Y cuando lo alcanzó, también consiguió el status de mártir, de leyenda de la pelota, no solo boricua, sino de toda latinoamérica.
"Siempre estaba con esa idea, de que él iba a morir a temprana edad. Siempre como que tenía el tiempo medido", comentó Vera vía telefónica desde San Juan, Puerto Rico. "Así indirectamente, sin decirlo, pero siempre estuvo pensando en eso".
Ganador de cuatro títulos de bateo, 12 Guantes de Oro y un premio de Jugador Más Valioso, fueron aquellos tres mil imparables, en el último turno al bat de campaña regular los que mitificaron su figura dentro del campo.
"Esa fecha es muy importante, ya que de sus logros yo diría que ese fue el más recordado, creo que tuvo una importancia única para él", comentó su hijo mayor, Luis Roberto.
Entonces con apenas seis años y a 2, 782 kilómetros de distancia del hecho, Luis Roberto recuerda vívidamente aquel momento.
"Estabamos en Puerto Rico, mi hermano y yo estábamos en la escuela estudiando y nos llamaron a la oficina, nos pasaron por el sistema de comunicación la noticia como tal de que había obtenido el hit 3, 000", dijo volviendo 35 años en el tiempo. "Fue una euforia total, en el colegio se detuvieron las clases y todo el mundo estaba muy contento".
No solo Clemente había logrado lo que ningún latino hasta ese momento, sino que abrió las puertas para una cultura que pasó a dominar al beisbol.
Sus logros en el diamante, su brazo de cañon desde jardín derecho, la honestidad en su palabras y su altruismo, han levantado comparaciones durante tres décadas y media con Jackie Robinson, quien integró a la raza negra al Rey de los Deportes.
Las similitudes son bastantes, ambos fueron firmados por los Dodgers de Brooklyn y su presidente Branch Rickey, pero existe una diferencia que los marcará por siempre.
"La diferencia, yo diría es que a Jackie Robinson lo prepararon, para lo que él iba a hacer, para que él pudiera romper esa barrera", dijo Luis Roberto. A papi nadie lo preparó para encontrar la discriminación que había en esa época".
Él solo se preparó para una vida de gloria y una muerte prematura.
