El Siglo de Torreón
Torreón, Coah.- Ayer fueron asegurados ocho hondureños en los patios de Ferrocarriles Mexicanos. En el primer trimestre de este año se ha incrementado en un 360 por ciento el número de indocumentados detectados por el Instituto Nacional de Migración (INM) en Torreón, en comparación con el mismo perido de 2006.
El subdelegado del INM, José Wilebaldo Betancourt Solís, informó que son 216 los indocumentados detectados en lo que va de 2007. La estadística del INM señala que en 2006 durante enero se aseguró a 20 personas, en febrero a 21 y en marzo a 23. Actualmente en el primer trimestre de 2007 se detectó en esos mismos meses a 90, 56 y 70, respectivamente.
Para el subdelegado el factor económico es uno de los principales detonantes en las travesías de los centroamericanos que buscan una alternativa para mejorar su condición de vida. “Yo no sé leer ni escribir, para mí es difícil encontrar trabajo, por eso con ayuda de mis hermanos me decidí por hacer el viaje para llegar a Estados Unidos, pero no me salió bien”, dice Otoniel Rodríguez, de 19 años, uno de los hondureños asegurados en el último operativo conjunto.
Con Otoniel iban José Ramón Soto, de 30 años; Francisco Sifuentes, de 17 años; Marco Aurelio Posada, de 52 años; Isidro Martínez, de 25 años; Omar Morales, de 22 años; Nelson Amador Elías, de 25 años, y Wilson Soriano Posada, de 25 años.
Las normas del INM restringen la visita y el diálogo con los indocumentados en sus instalaciones, argumentando que para respetar sus derechos, se evita el contacto con la prensa y se niegan las fotografías toda vez que no se trata de criminales.
Sin embargo fue durante el proceso de certificación médica, que se realiza en las instalaciones anexas a la cárcel municipal de Torreón, donde se pudo abordar a los centroamericanos, quienes al no ser criminales, no se les niega el derecho a dialogar libremente con terceras personas.
Otoniel dijo que llevaba nueve días de viaje en ferrocarril, siguiendo la ruta conocida por sus paisanos, pero asegurando que ninguna persona los guía o actúa como “pollero”.
Este fue el primer viaje de Otoniel para tratar de alcanzar el “sueño americano” y fue truncado. Con la boca reseca, el joven hondureño advierte antes de entrar con el doctor: “pero llegando a casa lo voy hacer de nuevo”.