Jorge Herrera Caldera, como antojo prefiere la capirotada.
Dejó a un lado la política; la campaña hacia la Presidencia Municipal prácticamente ya terminó y, en este momento, Jorge Herrera Caldera da rienda suelta a sus recurdos y así se describe:
Amante de la poesía, con gran arraigo familiar y estrechamente ligado a Durango, en donde ha vivido toda su vida, Jorge Herrera Caldera se describe como un hombre sencillo, al que no han afectado los vaivenes de su ingreso a la política, en donde ahora se encuentra disputando la Presidencia Municipal por la coalición Durango nos Une en donde se encuentran los partidos Revolucionario Institucional, Duranguense y Nueva Alianza.
En una plática informal, el abanderado del tricolor inicia con un relato de su niñez y recuerda que vivía en contraesquina de la Plazuela Baca Ortiz, en donde jugaba siempre junto con sus hermanos a “la quemada” con pelotas hechas por su mamá con calcetines viejos.
Jugábamos más a “la quemada” que al futbol en ese tiempo, en ese mismo paso aprendió a andar en bicicleta y recuerda que en aquel tiempo eran pocos los que tenían bici en Durango.
Mi papá trabajaba en una bicicletería y hasta después que pasaron los años me di cuenta que una bicicleta “balona”, rodada 12, fue la misma que usaron él y todos sus hermanos creyendo que era nueva. “Yo soy el más chico de ocho hermanos y hasta mucho tiempo después me di cuenta de que cada año, antes de Navidad, mi papá reparaba y pintaba la bicicleta y nos la regalaba a cada uno de nosotros, yo fui el último que la usó, pero siempre creí que era bicicleta nueva”.
También recordó que ahí le tocaron algunos años de la Feria en la Plazuela Baca Ortiz, en ese tiempo no se cobraba y para sus hermanos y él era salir de la casa y ya estaba la diversión; se la pasaban hasta muy noche (10-11 de la noche), pero con plena confianza y tranquilidad que daba el Durango del 68, 69, 70, en que se pueden considerar algunos de los días más felices que desgraciadamente se están yendo.
Herrera Caldera se distrae un poco saludando a algunos de sus colaboradores que se retiran a continuar la labor proselitista y antes de continuar la entrevista toma un sorbo de café.
Alisa su camisa verde limón y lamenta los acontecimientos que se suscitaron apenas un día antes de la entrevista y en donde el diputado Juan Carlos Gutiérrez Fragoso se tiró bajo las llantas de una camioneta para evitar que avanzara la entrega de despensas a familias necesitadas. “Es lamentable el incidente y ojalá no se repita, los duranguenses no merecen esto”, apunta.
Retoma sus añoranzas y dice que su etapa infantil y juvenil son las de más gratos recuerdos.
Menciona que en esas fechas vivía en una casa cerca de la Baca Ortiz, la que tenía un zaguán un poco hundido y en una ocasión en que llovió mucho y se salió el agua de la acequia, aquel zaguán quedó convertido en una enorme alberca en donde él y todos sus hermanos estaban felices jugando y no alcanzaban a ver la preocupación de sus padres que trataban de rescatar los sillones y los roperos que habían quedado entre el agua y se estaban dañando.
LA POESÍA LO LLEVÓ AL AMOR
Respecto de la forma en que conoció a su esposa, al escuchar la pregunta parece viajar al pasado y esboza una sonrisa, para enseguida comentar que frente a la escuela Baca Ortiz hay una escuela en donde el director les prestaba una aula a él y un grupo de amigos que eran amantes de la poesía.
Indica que cuando estaba en la Facultad de Contaduría, iban a esa escuela unos muchachos del CCH y de la Preparatoria Diurna porque a todos les gustaba la poesía y unos muchachos de la prepa llegaban al salón Guadalupe Victoria, “y entre ellos iba la que ahora es mi esposa, nos conocimos y empezamos a salir”. Ella era preparatoriana.
Jorge Herrera Caldera confiesa que no sabe cocinar y lo explica con el hecho de que tuvo una mamá que nunca le permitió acercarse a la cocina; la describe como una mujer trabajadora que cocinaba muy rico y que en determinados momentos fue enérgica; no les permitió acercarse a la cocina, estaba al pendiente de que estuvieran estudiando, de que hicieran sus tareas y luego de permitirles un rato de juego, los enviaba a la biblioteca a leer, por eso su gusto por las letras.
Derivado de lo anterior, es lógico que no ayuda con los quehaceres de la casa, se le pregunta y el candidato de inmediato se explica con una anécdota: “La verdad es que una vez me acuerdo que cambié el pañal de mi primera hija y me puse algo así como un antifaz, cubrí la cama de pañales para no ensuciarla y en cuanto se dio cuenta mi esposa, se acercó y me dijo: ‘Primera y última’. Desde entonces no cambio pañales y me dediqué a echarle porras a mi esposa”.
Respecto de su carrera como contador, dice que la mayor satisfacción es haber terminado la carrera en la FCA y lo que se pudiera considerar una frustración es no haber ejercido la contaduría; recuerda que hace años lo invitaron a trabajar en una miscelánea y anduvo en las directivas estudiantiles y nunca trabajó en ningún despacho.
Cuando salió de la escuela trabajó con su papá y un maestro le consiguió trabajo como contador general de la Sedena, una tienda para militares; le daban el puesto de contador general y teniente, pero no aceptó, aunque confiesa que la carrera para él ha sido un instrumento muy valioso que le permitió relacionarse con mucha gente y lograr los apoyos necesarios para su negocio, ya que tenía un compañero en un banco en 1968 y a través de un crédito que le concedieron pudo iniciar su empresa.
El platillo favorito del aspirante a alcalde dice que son los chilaquiles rojos con queso y frijolitos refritos a un lado. Entre las comidas dulces, sin duda la capirotada en Cuaresma es la preferida y más cuando la prepara su mamá, pero el pollo no me gusta, dice, “me salen así como ronchitas”. Entre las bebidas alcohólicas, dice que le gusta el tequila.
Confiesa que le gusta leer; sin embargo, no tiene autor favorito y dice que hace tiempo que no se sienta a leer un libro, porque la responsabilidad en la Dirección de Finanzas y ahora en la búsqueda de la Alcaldía lo mantienen en un ritmo de trabajo muy acelerado y no se puede distraer.
Como amante de la poesía recomienda a Gabriel García Márquez, además de que le gusta la poesía clásica, entre ellas algunas de Amado Nervo y otros autores que venían en aquellos libros denominados “Los cien declamadores de América”.
Los sitios preferidos para vacacionar son Mazatlán, aunque en alguna vez han ido a Guadalajara, al centro de la República y en alguna ocasión a una hacienda que tienen sus suegros, pero de esos lugares no ha pasado.
La música predilecta es la música de los ochenta; dice que creció como el hijo menor de una familia y siempre tuvo que escuchar la música que le gustaba a sus hermanos, por lo que “ahora sí que el rock de los setenta-ochenta, esas canciones las domino casi todas”, aunque en este momento ha decidido cambiarla por la música de la campaña.
Al margen de los cuestionamientos políticos, de las promesas de campaña y hasta de los enfrentamientos entre candidatos, Jorge Herrera Caldera considera que como hombre su máxima aspiración es que la relación integral como padre de familia y como ciudadano es poder preparar en forma adecuada a mis hijos para que se puedan valer por sí mismos en la vida.
Platillo favorito.........Chilaquiles rojos con queso y frijoles
Antojo........................La capirotada
Bebida........................ Tequila
Para vacacionar........ Mazatlán
Música....................... Rock de los sesenta.