Consideran trabajadores de la familia Marqués Durán que vivir de los difuntos sí es redituable.
La familia Marques Durán ha forjado generaciones maquillando a la muerte.
Mario Marques Soto fue el pilar. Junto a su hermana Carmela comenzaron a trabajar como embalsamadores en los Velatorios del Seguro Social en 1961.
“Ella trabajaba ahí y un día platicando con mi cuñado le dijo que si quería trabajar. Se acercó a conocer el trabajo, hizo su examen y se quedó.
“Luego consiguió una beca para cursar la carrera de médico y obtuvo el título por la Universidad Veracruzana; de hecho, es el único médico titulado con esta especialidad en todo el país”, platica Arturo López Jasso, administrador de la Embalsamadora Doctores, negocio de los herederos de Mario.
López Jasso asegura que de este negocio vivió el fundador y ahora lo hace su familia: su esposa, sus dos hijos, su cuñada y dos sobrinos.
“Desde siempre vivimos entre los muertos y para nosotros embalsamar o preparar los cuerpos es algo muy normal”, comenta quien se casó con una hermana del doctor Marques.
En la embalsamadora trabajan ocho personas. La señora Carmela, que es la dueña, el administrador y seis técnicos que se dividen el trabajo en dos turnos.
Cada uno de ellos tiene un salario que califican de medio -12 mil pesos al mes.
“El negocio sí es redituable, tiene sus temporadas como en todo. Por ejemplo, cuando hace calor, de abril a junio, no hay tanta mortandad y el trabajo baja, pero cuando comienza el frío viene más mortandad, vienen las depresiones y tenemos más trabajo”, señala López Jasso.
Cada preparación tiene un costo de 300 pesos, pero puede variar según el tipo de trabajo que debe hacerse o de las condiciones de la gente que contrata los servicios. Hay a quienes no les cobran.
Adán Ornelas Torres, técnico embalsamador, sueña con tener su propio negocio. Estudió en el plantel Coyoacán del Conalep y a sus 26 años, casado y padre de tres hijos, comparte el mismo sueño de sus compañeros.
“Tener mi propia plancha para embalsamar, es un negocio que sí te da para vivir”, dice.
Su trabajo consiste en recibir el cuerpo, verificar que el certificado de defunción esté completo y que en casos de muerte legal, se haya realizado la autopsia.
Jorge Guerra Ortega estudió hasta preparatoria, tiene 15 años embalsamando cuerpos y actualmente dobla turno, pues su esposa quedó desempleada.
Ramón Alvarado reafirma que embalsamar y maquillar cadáveres sí es redituable.
“Es feo decirlo, pero sí se vive bien de esto, trabajándolo, ¿verdad? Yo, por ejemplo, le dedico las 24 horas a mi trabajo. Trabajo también en Tlalnepantla, para el Panteón Francés y para donde me llamen”, advierte.
Aumenta 7.6 años esperanza de vida
La esperanza de vida en México mejoró en las últimas dos décadas y ganó a favor 7.6 años en promedio, según el Consejo Nacional de Población (Conapo).
En términos generales, los cambios observados en los niveles de mortalidad de la República Mexicana se reflejan en el aumento de la esperanza de vida de la población, ya que entre 1980 y 2005, ascendió 7.6 años al pasar de una expectativa de vida de 67.0 en 1980 a 74.6 años en 2005.
De acuerdo con un estudio del Conapo, en 1980, de las 429 mil defunciones registradas en todo el país, 31.8 por ciento fue causado por enfermedades transmisibles, 45.7 por ciento se debió a enfermedades no transmisibles, 15.8 por ciento a consecuencia de accidentes y lesiones y el 6.7 por ciento restante por causas no definidas.
En 2005, las defunciones registradas fueron poco más de 484 mil y de éstas el 13.2 por ciento se debió a enfermedades transmisibles; 74.1 por ciento a enfermedades no transmisibles, 10.7 por ciento a accidentes y lesiones, mientras que en el 2.0 por ciento de los casos se desconoce la causa de defunción.
Por otra parte, de acuerdo con las proyecciones del Conapo, en 2007 se estima que morirán 509 mil personas, lo que equivale a una tasa de mortalidad de 4.8 por mil, mientras que la tasa de mortalidad infantil (menores de un año) se ubica en 15.7 por mil nacidos vivos.
