Soldados paquistaníes custodian a los estudiantes islámicos que se entregaron en los alrededores de la Mezquita Roja de Islamabad, Pakistán. (EFE)
Unos mil estudiantes radicales de la Mezquita Roja de Islamabad se han rendido en las últimas horas tras el ultimátum lanzado por el Gobierno de Pakistán, que ha amenazado con una operación militar si los integristas atrincherados en el templo no se entregan.
La mezquita, rodeada por fuerzas militares desde hace seis días, fue ayer escenario de fuertes enfrentamientos entre los integristas y las fuerzas del Gobierno, en los que murieron 12 personas y más de cien resultaron heridas.
A estas víctimas se sumó ayer por la madrugada un estudiante y un hombre aparentemente perturbado que perdieron la vida por disparos de la fuerzas de seguridad, mientras que ocho estudiantes más, entre ellos una mujer, resultaron heridos en intercambios ocasionales de disparos.
Ante la gravedad de los hechos, el Gobierno de Pervez Musharraf decidió lanzar un ultimátum a los líderes de la mezquita, decretó un toque de queda en la zona y amenazó con lanzar una operación si éstos no se entregan, según una fuente oficial.
“Está impuesto un toque de queda. Quienes se rindan no sufrirán daños. Pero si alguien sale con armas, se enfrentará a las balas”, dijo tras la reunión el vicesecretario de Interior, Zaffar Iqbal Warraich.
El Gobierno fijó en un principio las 11:00 hora local (06:00 GMT) como plazo para la rendición de los líderes de la mezquita radical y de la escuela coránica anexa, pero durante la jornada ha ido ampliando el plazo en sucesivos ultimátum al tiempo que ha ofrecido 5 mil rupias (unos 60 euros) a los estudiantes que se rindan.
DETIENEN A LÍDER VESTIDO DE MUJER
La Policía de Islamabad detuvo ayer al ulema Abdul Aziz, uno de los líderes de la Mezquita Roja, cuando intentaba abandonar el centro islámico oculto bajo ropas de mujer.
La detención de Abdul Aziz ha exacerbado los ánimos de los cientos de sus seguidores, hombres y mujeres, que siguen resistiendo sin agua ni electricidad tras los muros del templo, a la vez que aumenta el temor a un inminente asalto de las Fuerzas gubernamentales.
Abdul Aziz y su hermano Abdul Rashid Ghazi reclamaban la imposición de un régimen integrista, con la aplicación de la “sharia” (la Ley islámica).
