La comunidad católica de Torreón dijo adiós a su primer obispo. Con rezos y llantos, religiosas y feligreses demostraron su aprecio por Fernando Romo durante la misa exequial realizada en el templo San José (fotos de arriba). En medio de una procesión fue trasladado el cuerpo del monseñor a la Catedral del Carmen en donde fue sepultado (fotos de abajo). (Fotografías de Ángel Padilla)
Más de mil 200 católicos torreonenses acuden al templo San José para decir adiós a monseñor Fernando Romo, cuyo cuerpo fue sepultado en la Catedral del Carmen.
Torreón, Coah.- La grey católica de Torreón despidió a quien fue su primer obispo, guía y pastor, Fernando Romo Gutiérrez. El templo San José se llenó de 32 años de recuerdos en donde el monseñor forjó el rumbo de la Iglesia Católica de esta ciudad.
El templo San José albergó a más de mil 200 personas, quienes entre rezos y sollozos acudieron a darle el último adiós a don Fernando. A las 12:05 horas, el incienso, la cruz, y los ciriales, anunciaron la entrada a la parroquia del obispo de Torreón, José Guadalupe Galván Galindo, y de los arzobispos de Tijuana y San Luis Potosí, Rafael Romo Muñoz y Luis Morales Reyes, respectivamente.
La música de la Camerata de Coahuila acompañó el paso de los arzobispos, obispos y sacerdotes para oficiar la última ceremonia religiosa en la que estaría presente el cuerpo de Fernando Romo.
En la misa que fue presidida por el obispo Galván Galindo, estuvo la familia de monseñor Romo Gutiérrez, quienes llegaron procedentes de Guadalajara, Jalisco, además del alcalde José Ángel Pérez y su esposa María Luisa Berrueto. En representación del gobernador Humberto Moreira acudió José Armando García, recaudador de Rentas de Torreón.
Después de la lectura de la primera carta del apóstol San Juan, el arzobispo Rafael Romo Muñoz habló sobre el ministerio episcopal de Fernando Romo Gutiérrez, al cual definió como la más larga, provechosa y productiva, etapa de su vida.
“Un día don Fernando fue llamado al episcopado. Él no lo esperaba, ni siquiera pensaba en eso. Para un obispo su máximo orgullo son sus sacerdotes porque son los grandes colaboradores de la pastoral, y monseñor siempre expresó que el Seminario de Torreón era su obra magna”, dijo el arzobispo de Tijuana.
Don Fernando, agregó, fue un hombre que sufrió y lloró, “además de ser un gran sacerdote y obispo, era un gran artista. Tenía una voz privilegiada, nos gustaba oírlo cantar Granada, además cuando era rector del Seminario de Saltillo, hacía unos nacimientos extraordinarios, un día el gobierno de esa ciudad lo premió, pero luego le prohibió concursar porque no había quién compitiera con él”.
Así, entre recuerdos que dejó Fernando Romo, la misa duró más de hora y media. “Aquí están sus restos en este ataúd de madera, pero su vida tiene mucho significado para Dios. Creemos que don Fernando diría en estos momentos ‘he combatido el buen combate, he concluido la carrera, he conservado la fe’, ésas deben ser indudablemente sus pensamientos, por eso ahora lo invocamos diciéndole ruega por nosotros”, dijo el arzobispo.
Al 15 para las dos de la tarde, el cuerpo de monseñor Fernando Romo fue despedido del templo San José entre mariachis, porras y sollozos. Obispos, sacerdotes, religiosas, familiares y amigos, iniciaron la procesión frente a la parroquia por la avenida Abasolo, luego tomaron la calzada Colón, hasta llegar por la avenida Matamoros a la Catedral del Carmen.
Más de doscientas personas esperaban el cortejo fúnebre afuera de la Catedral del Carmen, en donde fue sepultado en la capilla del Santísimo Sacramento a las 14:50 horas de ayer lunes, mientras el repique de las campanas anunciaba el duelo de la Iglesia Católica.
