Secreto duranguense
Sombrero impecable, botas que superan los 2 mil pesos por tacón, cinturón piteado y canciones de “pasito duranguense” a todo volumen son detalles comunes de encontrar en Durango, donde hasta los tonos de los teléfonos celulares dejan claro que se está en el norte del país.
Pero una revolución se está desarrollando en el estado, una donde el emblema del alacrán durangueño se desea dejar de lado porque aunque existen, la realidad es que simplemente será difícil que un turista vea uno.
Ahora Durango desea dejar claro que no todo es desierto y bichos venenosos, sino que se trata de un sitio con grandes atractivos naturales, una capital limpia, ordenada y con un elegante centro histórico que se destaca por la iluminación de las fachadas de los inmuebles del primer cuadro, un espectáculo nocturno los 365 días del año.
Variedad
El territorio del cuarto estado más grande de México es tan extenso que concentra bosques, desiertos, montañas y una gran variedad de microclimas que permiten que en la misma temporada se pueda visitar un lugar con climas extremos de -20 grados en la sierra, mientras que en el desierto se superan los 40 grados centígrados a la sombra.
Los lugares que se están convirtiendo en una gran opción para unas verdaderas vacaciones tranquilas, son las cabañas de puentecillas, ubicadas a poco más de 2 mil metros sobre el nivel del mar.
El lugar tiene un gran parecido con los paisajes de Chihuahua, sólo que aquí se reúnen paisajes como el lago de Arareko con las vistas de Divisadero. A diferencia de Chihuahua, en Durango ambas opciones están a sólo cinco minutos caminando, y no a un par de horas de distancia... una verdadera joya en medio de la sierra.
Estos sitios de localizan a dos horas de la capital, el tiempo promedio entre las principales atracciones turísticas del estado. La temporada más adecuada para visitar puentecillas es entre marzo y julio porque la temperatura no baja demasiado, aunque se puede visitar todo el año, sólo es cuestión de estar acostumbrado al frío.
En los alrededores se practica la bicicleta de montaña, el senderismo, campismo y es un excelente lugar para hacer carnes asadas y observar las estrellas, porque las noches despejadas permiten ver un cielo repleto de estrellas, porque no sólo el cielo azul de Durango es bello, también su cielo nocturno.
El centro, paso a pasito
No se trata de bailar el ritmo pegajoso del momento, sino de pasear por sus calles y avenidas del primer cuadro.
El centro histórico de la capital duranguense no es la excepción a la regla: incluye una catedral y una plaza central, pero la historia de sus espacios públicos es diferente y especialmente cambiante, con toques de modernidad.
La prueba clara es la zona que rodea al kiosco. Todas las fachadas han sido restauradas, los letreros de los comercios están permitidos, pero deben ser discretos para no alterar el paisaje urbano.
La catedral es definitivamente el edificio más importante, construido en el siglo XVIII. Su estilo, aunque barroco, esconde elementos poco vistos a los que la arquitectura está acostumbrada en la zona central del país.
Además de entrar a dicho recinto religioso también sirve de cultura general la visita a la presidencia municipal y al palacio de Escárcega, dos de los edificios más importantes del estado, abiertos al público.
El centro histórico consta de poco más de 145 manzanas, pero la zona turística, adaptada para la caminata abarca poco más de 20 manzanas, lo que, por supuesto, deja cansado a cualquiera.
En sus calles son comunes los establecimientos en los que puedes hacerte de accesorios obligados para convertirse en todo un duranguense de película: sombreros, botas, cinturones y camisas.
En las plazas aledañas al kiosco principal se han abierto cafés, galerías y restaurantes de comida típica. Después de una larga caminata por estas calles con historia y bajo un sol que quema hay que recompensar el ánimo con entrar a un restaurante y pedir una orden de “gorditas”.
No te sorprenda cuando te enseñen las más de 50 variedades, desde la típica de chicharrón, hasta una exótica combinación para vegetarianos.
Por las noches el centro se reinventa. Entonces las fachadas se iluminan con un sistema especial especialmente diseñado para edificios históricos y atmósferas añejas.
No todos los edificios cuentan con esta iluminación artística que les proporciona una dimensión más dramática, pero por lo menos se han catalogado más de mil inmuebles construidos desde el siglo XVII, hasta modernas estructuras capaces de demostrar que Durango es un estado ecléctico pero orgulloso de su pasado virreinal.