Para lograr un equilibrio energético, no basta con pensar en la alimentación, el ejercicio juega un papel indispensable en la salud.
MÉXICO, DF.- La dieta general de los mexicanos y el sedentarismo crónico son una pareja letal y ya han provocado que -en últimos años- la población sufra cada vez más padecimientos relacionados con la obesidad, como la hipertensión arterial, diabetes y elevados niveles de colesterol, según un estudio de la Alianza por una Vida Saludable.
Es un asunto grave y la nutrióloga, Beatriz Boullosa, representante de la Alianza, dice que el estudio -elaborado por la casa De la Riva- reveló que la población está consciente de lo que es una dieta correcta y saludable, así como de los beneficios del ejercicio. Pero, “los mexicanos sufrimos un marcado desequilibrio energético, que generalmente provoca problemas de sobrepeso u obesidad”, agrega.
La Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2006 indica que un cuarto de los niños, un tercio de los adolescentes y 70 por ciento de los adultos padece de sobrepeso u obesidad, y a pesar de que saben de que el sedentarismo es perjudicial para la salud no realizan ejercicio.
La nutrióloga asegura que para conseguir un bienestar integral, es necesario alcanzar el equilibrio energético, es decir, mantener el balance entre las calorías que se ingieren a través de la alimentación y aquellas que se gastan en la actividad física cotidiana.
Para mantener la salud, “no es necesario una vida llena de restricciones sino una mayor conciencia sobre las decisiones que tomamos sobre nuestra salud. Debemos prestar especial atención a la selección, preparación y consumo de alimentos, para lograr que nuestra dieta sea suficiente, equilibrada, variada, inocua, completa y adecuada a las características específicas del individuo”.
Para lograr un equilibrio energético, no basta con pensar en la alimentación, el ejercicio juega un papel indispensable en la salud de los individuos y su ausencia es probablemente la determinante más importante del desequilibrio energético, sostiene.
Boullosa explica que la metodología utilizada por el estudio realizado por De la Riva, fue el levantamiento de evidencia videográfica al analizar los hábitos alimenticios de dos familias de clase media y otra de baja, y se incluyó una serie de testimoniales de individuos consumiendo alimentos en la vía pública.
