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DR. JORGE ROMERO MAGALLANES

Hola queridos lectores este domingo 11 de marzo quisiera platicarles unas reflexiones acerca de lo importante y maravilloso que es el amor. Me refiero al amor de verdad ese amor que nos debemos de mostrar el uno al otro. Por eso el siguiente artículo lo titulo:

A veces?

A veces, queremos decir tantas cosas pero no las decimos?

A veces, se nos va el tiempo, en discusiones sin sentido?

A veces, en vez de decir cuanto amas, te la pasas diciendo tonterías?

A veces, pierdes a la persona que más amas, por no tratar de entenderla?

A veces, es bueno decir te amo, en lugar de decir otras cosas?

A veces, las mañanas no son, como quisieras que fueran?

A veces, el sol no brilla como tú quisieras y tus días son grises?

A veces, la luna no la observas y tus noches son obscuras?

A veces, hay que tener paciencia, con la persona que dices que amas?

A veces, nos ciega la ira y ofendemos a quien más amamos y entregan todo por nosotros?

Es bueno pedir perdón si sabes que haz ofendido?

A veces, es bueno decir una oración a Dios, dando gracias por tantas cosas que nos ha dado?

A veces, es bueno decirle a un amigo cuánto lo extrañas?

A veces, es bueno ver los defectos tuyos antes que los ajenos?

Recuerda que Dios siempre está con todos nosotros que te bendiga y te proteja a ti y a los tuyos son los deseos de un servidor.

Pon atención al siguiente escrito aparte de ser muy bonito creo que será de su agrado?

Encuentro con Jesús.

Mary miró en su correo? sólo había una carta.

La tomó y la miró antes de abrirla, pero luego la observó con más cuidado. No había sello ni marca del correo, solamente su nombre y dirección. Leyó la carta: querida Mary estaré en tu vecindario el sábado en la tarde y pasaré a visitarte. Con amor? Jesús.

Sus manos temblaban cuando puso la carta sobre la mesa ?¿por qué querrá venir a visitarme el señor??. No soy nadie en especial, no tengo nada qué ofrecerle? pensando en eso, Mary recordó el vació reinante en los estantes de su cocina. ?¡Hay no! No tengo nada para ofrecerle?. Tendré que ir a comprar algo. Bueno, compraré algo de pan y alguna otra cosa al menos, se echó un abrigo encima y se apresuró a salir. Una hogaza de pan francés media libra de pavo y un litro de leche? y Mary se quedó solamente con doce pesos que deberían de durar hasta el lunes. Aún así se sintió bien camino a casa, con sus humildes ingredientes bajo el brazo ?¡Oiga, señora! ¿Nos puede ayudar? Mary estaba tan absorta pensando en la cena que no vio las dos figuras que estaban de pie en el pasillo. Un hombre y una mujer, los dos vestidos con poco más que harapos.

?Mire señora, no tengo empleo, usted sabe, y mi mujer y yo hemos estado viviendo allá afuera en la calle y, bueno, está haciendo frió y nos está dando hambre, y bueno, si usted nos puede ayudar, señora, estaríamos muy agradecidos?.

Mary los miró con más cuidado. Pensó que ellos podrían obtener algún empleo si realmente quisieran? ?Señor quisiera ayudarlos, pero yo misma soy una mujer pobre. Todo lo que tengo son unas rebanadas de pan y pavo, pero tengo un huésped muy importante para esta noche y planeaba servirle esto a Él?. ?Sí, bueno, sí señora, entiendo? gracias de todos modos?. El hombre puso sus brazos alrededor de los hombros de la mujer y se dirigió a la salida. A medida que los veía saliendo, Mary sintió un latido familiar en su corazón. ?Señor, espere? la pareja se detuvo y volteó a medida que Mary corría hacia ellos y los alcanzaba en la calle. Mire: ?¿Por qué no toma esta comida? Algo se me ocurrirá para servirle a mi invitado? y extendió la mano con la bolsa de víveres. ?¡Gracias, señora, muchas gracias!?.

?¡Sí, gracias!?, dijo la mujer y Mary pudo notar que estaba temblando de frió. ?Sabe tengo otro abrigo en casa. Tome éste?, Mary desabotonó su abrigo y lo deslizó sobre los hombros de la mujer. Y sonriendo, volteó y regresó camino a su casa? sin su abrigo y sin nada que servir a su invitado. ?Gracias, señora, muchas gracias?.

Mary estaba tiritando cuando llegó a la entrada. Ahora no tenía nada que ofrecerle al Señor. Buscó rápidamente la llave en la cartera. Mientras lo hacía notó que había otra carta en el buzón.

?¡Qué raro, el cartero no viene dos veces en el día!?.

Tomó el sobre y lo abrió: querida Mary ¡Qué bueno fue volverte a ver, gracias por la deliciosa cena y gracias, también, por el hermoso abrigo! Con amor? Jesús?

El aire estaba tan helado, pero aun sin su abrigo, Mary no lo notó.

Bueno mis queridos lectores su fiel servidor se despide de ustedes, no sin antes desearles una excelente y maravillosa semana?

REFLEXIÓN: La vida está llena de sorpresas, pero la sorpresa más grande y maravillosa, es cuando encuentras a nuestro Señor.

?SEGUIMOS PRESENTES?.

Tienes alguna anécdota, historia, pensamientos, reflexiones, envíalas a mi e-mail:

georgito410@hotmail.com

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