Dentro de las primeras acciones a una semana de llegar a Los Pinos, Felipe Calderón puso en marcha los operativos de seguridad conjuntos en diversas entidades y un mes después, extraditó a más de una docena de mandos del narcotráfico mexicano hacia Estados Unidos. (El Universal)
La lucha contra el narcotráfico será la agenda que marque el primer año de Felipe Calderón.
Tres temas han sido los que el Gobierno Federal, a seis meses de la Administración, ha priorizado: La seguridad, el reimpulso y reorganización de programas sociales -algunos ya existentes- y la política exterior.
El mandatario, a últimas fechas, ha dejado de lado los temas relacionados con el empleo y la infraestructura, a pesar que el primero fue uno de los que más promovió en campaña al grado de asegurar que él sería “el presidente del empleo”.
Gran parte de sus actividades han sido orientadas a la puesta en marcha de obras que ya habían sido inauguradas por el ex presidente Vicente Fox y que se han adecuado para que Calderón acuda a la “puesta en operación” o a recorridos de cómo funcionan las obras.
Entre ellas está la presa ‘El Cajón’ en Nayarit; la autopista Tulancingo, en Hidalgo y el hospital de alta especialidad de León.
El arranque del Gobierno fue marcado por los anuncios en materia de seguridad y lucha contra el narcotráfico. Una de las primeras acciones fue los operativos conjuntos que se implementaron en Tijuana, Michoacán, Guerreo, Veracruz y Tamaulipas.
En los mensajes de Calderón Hinojosa comenzaron a aparecer menciones en contra de la delincuencia organizada, contra las adicciones y el narcotráfico, hecho que no ocurrió en su campaña electoral en donde evitó hablar de los grandes capos de la droga y se dedicó únicamente a anunciar que terminaría con el narcomenudeo que oferta drogas a los niños en las escuelas.
Ya en el poder y con la tranquilidad de que la seguridad de los funcionarios federales y su familia estaba garantizada, el mandatario federal comenzó una serie de acciones contra el narcotráfico a gran escala.
Dentro de las primeras acciones a una semana de llegar a Los Pinos, el mandatario puso en marcha los operativos de seguridad conjuntos en diversas entidades y un mes después, extraditó a más de una docena de mandos del narcotráfico mexicano hacia Estados Unidos con el objetivo de intentar descabezar a organizaciones delictivas como el Cártel del Golfo, manejado por Osiel Cárdenas Guillén.
La decisión fue dada a conocer el 19 de enero pasado. Fueron esas acciones las que propiciaron una ola de violencia que ha llevado la nota roja a las primeras planas con las decenas de ejecuciones que se han registrado en todo el país, incluidos estados que no eran identificados como de alta incidencia delictiva como Aguascalientes y Veracruz.
Sin embargo, en el Gobierno Federal no hay visos de que esa decisión de luchar contra el narcotráfico pase a segundo término, por el contrario, versiones de altos funcionarios de Los Pinos, ha confirmado que este combate seguirá a pesar de las consecuencias que ha traído en términos políticos y en derramamiento de sangre.
Posicionar a México en el exterior
La segunda tarea a la que se ha dedicado el presidente Felipe Calderón ha sido buscar recomponer las relaciones que, con Fox Quesada, habían quedado lastimadas, dañadas o abandonadas.
El trabajo también se comenzó con anticipación y desde la etapa de transición el equipo calderonista, encabezado por el hoy embajador en Washington, Arturo Sarukhán, le apostó a viajar primero a Centroamérica y Sudamérica, en octubre y no a reunirse con el mandatario de Estados Unidos, George Bush, a quien visitaría hasta el 9 de noviembre en la Casa Blanca en la etapa de transición.
El fin era dar un mensaje de reconciliación para Latinoamérica y otro a Estados Unidos de que no iban a tener el mismo trato que con la Administración de Vicente Fox. Hecho que posteriormente le precisó Calderón a Bush en la visita que hiciera el mandatario norteamericano a Mérida el pasado 12 de marzo.
En su gira a Centroamérica, en la etapa de transición, Calderón aprovechó para agradecer los primeros reconocimientos como mandatario electo que le hicieron el presidente del El Salvador, Antonio Saca y el de Guatemala, Óscar Berger, precisamente en un ambiente difícil y tenso a unos días de que se diera el proceso electoral del 2 de julio.
Lo que se pretendió en el equipo de Calderón fue retomar una relación que se había menospreciado en el sexenio pasado y que el nuevo mandatario pretende reimpulsar.
Apenas este viernes realizó ya su cuarto viaje a Centroamérica, lo que demuestra su interés por recomponer relaciones con la región. En transición visitó varios países de la zona, después viajó por segunda ocasión a El Salvador, también a Nicaragua y este fin de semana a Belice.
Priorizar lo social
El tercer rubro de acciones a las que más se ha dedicado la Administración Federal han sido los programas sociales que prometió el mandatario en campaña: Seguro médico universal, seguro médico para una nueva generación (para niños), las estancias infantiles y en materia ambiental el Proárbol.
Para Proárbol el mandatario viajó a un municipio rural de Tabasco en donde verificó el trabajo ambiental con la siembra de cientos de árboles.
El tema del medio ambiente fue reimpulsado previo a su viaje a la cumbre del Grupo de los Ocho en Heiligendam, Alemania, en donde pretendió impulsar una agenda para detener el calentamiento global.
Se estima en Los Pinos que la agenda en materia de seguridad será la que marque, cuando menos, el primer año de la Administración, pero no se descarta que esta lucha y sus consecuencias acompañen al Gobierno de Calderón por más tiempo.
