El vergonzoso pleito entre la presidenta de la Cámara de Diputados Ruth Zavaleta y el ala radical de su partido el PRD, revela que Andrés Manuel López Obrador y su facción siguen siendo un peligro para México.
El desencuentro es fruto de la contradictoria postura del PRD según la cual, dicho partido se mantiene en la postura de no reconocer a Felipe Calderón como presidente de la República bajo el argumento de que la elección federal que tuvo lugar el año pasado fue un fraude, al tiempo que el llamado Partido del Sol Azteca aprovecha los espacios políticos que obtuvo del resultado de esa misma elección que acusa de fraudulenta.
Con su actitud el PRD no sólo impugna el papel desempeñado por el Instituto Federal Electoral y por un millón de ciudadanos que garantizaron la calidad de la elección, sino que desconoce la intervención del Poder Judicial Federal como Tribunal que calificó el proceso. Por otra parte, si el PRD niega la legitimidad del presidente de la República como producto de una elección espuria, tal supuesto afecta también la legitimidad del Congreso de la Unión en los términos de su integración actual.
Como se ve la impugnación del PRD es radical y alcanza al universo de las instituciones nacionales. Sólo cabría preguntar a los diputados y senadores perredistas por qué cobran sus dietas y no renuncian por elemental congruencia.
Como consecuencia de esta contradicción, el PRD se enfrenta el día de hoy a un conflicto interno, producto de sostener en la presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados a la diputada Ruth Zavaleta, que como tal está en el papel de encauzar los trabajos de la diputación y representar a la Cámara, lo que resulta imposible de conciliar con la actitud de sabotaje y provocación constantes que mantiene la bancada perredista al interior del Congreso.
A ello obedece que el secretario de Comunicación del PRD Gerardo Fernández Noroña, haya insultado a la diputada Zavaleta por observar las normas elementales de civilidad y convivencia, al haber sostenido una plática informal con la Esposa de Calderón, Margarita Zavala. Noroña refiere que la diputada presidenta “entregó el cuerpo”, lo que ilustra el empeño del PRD por denigrar la vida nuestra vida pública y perder a los mexicanos en un laberinto de confrontación.
El asunto fue llevado al Consejo Nacional del PRD por la diputada Zavaleta quien sintiéndose ofendida por su compañero, acusó a Noroña de “vulgar e intolerante”. La resolución del CEN del PRD en relación al caso, mantiene la contradicción en que vive dicho partido, pues por una parte reconoce la ofensa inferida a la diputada quejosa al mismo tiempo que le recrimina su actitud civilizada para con la primera dama y la conmina a ella y a todos los perredistas a mantener su rechazo a la legitimidad del presidente Calderón.
Sin embargo, ni López Obrador ni Fernández Noroña son tontos ni locos. Son agentes políticos convencidos de que la confrontación y la violencia les procuran adeptos y están dispuestos a sembrar y acrecentar los conflictos, que existen en la sociedad mexicana como en toda sociedad, con el objeto de generar las oportunidades que los lleven al poder absoluto.
Para el PRD la violencia verbal de Fernández Noroña no es cosa de vulgaridad o misoginia, sino cuestión de estrategia política que alienta el encono y la lucha social sea de clases o de cualquiera otra índole, en aras del interés pragmático del partido; poco importa si la diputada Zavaleta se ofende o si la Patria se incendia.
En esa misma línea de confrontación, el PRD sustenta su oposición a las reformas estructurales que el país requiere, sin aportar propuesta alguna al respecto. No importa si por la falta de inversión se pospone la modernización de Petróleos Mexicanos, se colapsan las plataformas de la paraestatal y mueren trabajadores petroleros, lo que interesa es bloquear los cauces de solución a los problemas nacionales y alentar la desesperanza y el odio.
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