El senador Edward Kennedy, acompañado de sus colegas, durante una conferencia acerca de la legislación de inmigración, en el Capitolio de Washington. (AP)
En una jornada larga, el Senado de EU no autorizó algunas reformas propuestas en el debate migratorio, como suspender el proyecto de trabajos temporales y también rechazó la enmienda de no legalizar a los 12 millones de indocumentados.
Los promotores de un amplio plan para regular la inmigración superaron importantes desafío, entre ellos los esfuerzos por anular el programa de trabajadores temporales y prohibir que millones de indocumentados obtengan estatus legal.
El Senado ofreció un respaldo abrumador al programa de legalización, piedra angular del plan bipartidista, el cual también reforzaría la seguridad fronteriza y crearía un estricto programa de verificación para impedir que los inmigrantes ilegales obtengan empleos.
En una votación de 66 a 29, los senadores rechazaron una enmienda presentada por el senador republicano David Vitter, la cual habría cancelado la oportunidad de que los aproximadamente 12 millones de indocumentados que ya se encuentran en el país vivan y trabajen legalmente en Estados Unidos y se conviertan en ciudadanos con el paso del tiempo.
Horas antes, por 49 votos a favor y 48 en contra, el Senado rechazó una propuesta del senador demócrata Byron Dorgan de suspender el programa de trabajadores temporales tras cinco años de que esté en vigor.
Anteriormente, por el mismo margen mínimo de diferencia, los senadores rechazaron una propuesta del senador republicano Norm Coleman, la cual buscaba permitirle a las autoridades gubernamentales interrogar a personas específicas sobre su estatus migratorio si hay motivos para sospechar que se encuentran en Estados Unidos ilegalmente.
Lo apretado de las votaciones ilustra la fragilidad del acuerdo entre liberales y conservadores. Pero el hecho de que ambas propuestas hayan sido rechazadas también mostró que la coalición que alcanzó el acuerdo tiene cierta estabilidad y está cabildeando intensamente a los senadores para que la conserven.
"Seguimos juntos, y estamos avanzando", dijo el demócrata Ken Salazar.
La enmienda de Dorgan se derrumbó después de que el también demócrata Edward M. Kennedy, uno de los arquitectos del plan de reforma migratoria, se acercó al senador Daniel Akaka, colega suyo en el partido, el cual estaba titubeando, y aparentemente lo convenció para que cambiara su voto a "no".
Kennedy dijo después que simplemente le preguntó a Akaka: "¿Nos puedes ayudar?"
El gobierno del presidente George W. Bush y los principales demócratas y republicanos en el Congreso incrementaron sus esfuerzos para promover la solución negociada, al tiempo que los legisladores se preparaban para enfrentar un rechazo del público en las zonas que cada uno representa.
"Muchos estadounidenses se muestran escépticos en torno a la reforma en la inmigración, y con justa razón", dijo el presidente Bush en una conferencia de prensa en la Casa Blanca. "Este proyecto de ley proporciona la mejor oportunidad de reformar nuestro sistema de inmigración y de ayudarnos a asegurar que sabemos quiénes están en nuestro país y dónde se encuentran".
En momentos en que el Congreso se prepara para un receso por el Día de los Caídos en Combate, los partidarios y los opositores de la solución negociada se esforzaban por influir en la percepción que el público tiene de la reforma migratoria.
"Tenemos el tiempo de nuestro lado porque nuestro producto es mejor que el de los que no quieren hacer nada", dijo el senador republicano Lindsey Graham. "Nuestro producto es mejor que la retórica vacía sin una solución concreta".
