Poco antes de que un tribunal de Nicaragua declarara anoche culpable a una red de 21 integrantes del cártel de Sinaloa (México) por financiar al narcotráfico, asociarse para delinquir y posesión ilegal de armas, el mexicano José Juvenal Mendoza, uno de los acusados, advirtió en la sala de debates: "Mi vida está en sus manos, señor juez".
En un escenario de tensión, sometido a fuertes medidas de seguridad y rodeado por tropas especiales, Sergio Amador, Juez Único del Distrito Penal de Juicio de Tipitapa (este de Managua), también escuchó a la Fiscalía y a la Procuraduría General de Nicaragua pedirle sentencias que oscilan entre 10 y 20 años de prisión y multas por unos 880 mil dólares contra seis mexicanos, dos supuestos guatemaltecos y 13 nicaragüenses. Los abogados de la defensa solicitaron la pena mínima de 10 años.
Momentos antes de anunciar el veredicto, Amador volvió a preguntar a los acusados si deseaban decir algo. El nicaragüense Carlos Cisnados Pasos recalcó que "no soy ganster ni narcotraficante, soy comerciante de ganado. No he puesto plata para financiar al narcotráfico".
Al igual que Mendoza y Cisnados, los restantes proclamaron su inocencia. Uno es un hombre que se identifica como el guatemalteco Emiliano Rodas Pérez, aunque la Policía de Nicaragua asegura que se trata del mexicano José Luis Rodríguez Guzmán, "pariente cercano" del narcotraficante Joaquín "El Chapo" Guzmán, jefe del cártel de Sinaloa y prófugo de la justicia mexicana desde 2001.
Tras oír a los acusados, el juez repasó el caso: un operativo policial en abril anterior en sitios cercanos a Managua descubrió una pista clandestina de aviación, construida por la red para el aterrizaje de avionetas cargadas de cocaína procedentes de Colombia, y otras evidencias como la compra de fincas, vehículos y demás bienes, con manejo de armas, para almacenar drogas y contrabandear estupefacientes hacia México.
"Culpables", anunció Amador, al apaciguar temores de los estratos policiales y judiciales nicaragüenses sobre una eventual declaración de inocencia y en medio de informes sobre planes del cártel de Sinaloa, uno de los más fuertes del narcotráfico mexicano, para financiar una fuga.
"Logramos golpearlos duro", declaró el comisionado Esteban Guido, uno de los jefes de la División Antidrogas de la Policía. El juicio contra la red empezó el 20 de junio y se convirtió en una prueba de fuego para el Ministerio Público de Nicaragua.
En un inicio, la Policía y la Fiscalía dijeron que serían enjuiciados 23 hombres-ocho que dijeron ser mexicanos y 17 que adujeron ser nicaragüenses--, pero luego rectificaron y aclararon que son 22: seis mexicanos, dos presuntos guatemaltecos (entre ellos Rodas) y 14 nicaragüenses, de los cuales uno fue declarado inocente por Amador.
Los mexicanos fueron identificados como David Alvarado Zazueta, José Juvenal Mendoza González, Luis Ángel Valle Serrano, Jesús Javier Flores Vega, Arturo Ramón Gaspar Rubio y Juan Rosales Castañeda. Los guatemaltecos serían Rodas y Carlos Guillermo Arvizure Rueda, de quien extraoficialmente trascendió que es un colombiano presuntamente ligado a las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Desde 2004, y como parte de una ofensiva de penetración en Centroamérica, los cárteles del narcotráfico mexicano -en especial los de Sinaloa y de Tijuana- instalaron bases de operaciones en Nicaragua.
Fuentes antidrogas de la zona han confirmado que las mafias mexicanas controlan en el istmo gran parte del conrabando que proviene de Colombia.