EL UNIVERSAL
Cuautla, Morelos.- Francisco Javier Domínguez Rivera, indocumentado asesinado el 12 de enero por un agente de la patrulla fronteriza, fue sepultado por sus padres en el cementerio de la colonia Iztaccíhuatl, en las afuera de Cuautla, Morelos, en un ambiente de duelo en el que exigieron justicia para su hijo.
El sepelio se llevó a cabo en ausencia de Jorge y René Domínguez Rivera, quienes fueron testigos de la manera en que fue muerto Francisco Javier en un paraje de Douglas, Arizona, cercano a la línea fronteriza.
Amigos y vecinos de la familia Domínguez Rivera dieron muestra de solidaridad y duelo, en su domicilio, donde tuvo lugar un oficio religioso durante la mañana.
La colonia Iztaccíhuatl de acuerdo con la ayudantía municipal tiene un censo de 90 migrantes radicados en Estados Unidos, por lo cual, entre los dolientes que asistieron al sepelio figuraron madres, hermanas y esposas de indocumentados que actualmente se localizan en Estados Unidos.
En la misa, que se ofició en la casa del indocumentado, el párroco Valentín Tapia Sandoval, dijo que se debe esperar justicia para el mexicano que fue victimado de un tiro.
El sacerdote presentó las condolencias del obispo de Cuernavaca, Florencio Olvera, a los padres de Francisco Javier, Renato y Clara.
El cuerpo de Francisco Javier fue sepultado a las 13:15 horas, luego de una espera de 90 minutos, que obedeció a la creencia familiar de que a esa hora ?se abren las puertas del cielo para recibir a los difuntos?.
Muchos de los dolientes usaron moños blancos, como los que había en la casa de la familia Domínguez Rivera, en señal de luto ?que utilizamos para los difuntos solteros?, dijo la tía Margarita.
A las 13:00 horas en un telefonema vía celular, don Renato y su esposa Clara, hablaron con sus hijos Jorge y Rene, quienes se encuentran en Douglas, Arizona, y les informaron que se encontraban en el cementerio a punto de dar sepultura a su hermano.