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Ser Humano / LA RELACIÓN DE PAREJA

Psicólogo Ricardo Mercado Dávila

LOS CUARENTA

Todo Ser Humano tiende a transformación de personalidad y forma de ser.

La cadena de evolución es permanente durante la vida de cada persona. Se suceden cambios físicos y biológicos en nuestro organismo que son muy claros, así como también cambios sociales determinantes. Ambos provocan a su vez, cambios en nuestra conducta, en nuestros intereses, en nuestros deseos, en nuestras ambiciones, en nuestras actitudes, en nuestras creencias y en nuestras relaciones con las personas que interactuamos.

En la niñez, fundamentalmente, conformaremos nuestra capacidad biológica. Si existiera falta de nutrientes se tendería a disminuir las capacidades físicas y mentales. La falta de protección creará traumas a futuro. La carencia generará conductas anormales.

LOS VEINTE

Durante los veinte se perfecciona y se logra la adultez. La mayoría se casan o conviven y tienen sus primeros hijos en esta década. El ser padres, el compartir con otra persona esa crianza, el trabajo y lo más importante, el mantenerse, le dan a los veinte una dimensión especial que ninguno olvidará. Ahora, de los éxitos o de los fracasos, serán ellos los únicos responsables. No vacilamos en señalar que de los veinte a los treinta es la década de la responsabilidad. Si en esta etapa no se logra asumirla, será muy difícil lograrla posteriormente.

LOS TREINTA

A los treinta, comienza la madurez y la serenidad. El Ser Humano realiza un primer balance de las metas alcanzadas y de los objetivos por cumplir. Es una etapa de consolidación de lo logrado. Surgen nuevos intereses y nuevas posibilidades sociales y económicas.

En sus relaciones de pareja, el aspecto afectivo se estabiliza. Del amor pasional y emocional se pasa al amor racional.

En las parejas con hijos se ha superado la etapa de la crianza. Los padres comienzan a preocuparse por los problemas que puedan surgir en la adolescencia de sus hijos.

LOS CUARENTA

Cuando el hombre y la mujer llegan a los cuarenta, se dan cuenta que están en la exacta mitad de su vida, de acuerdo a las expectativas de vivir ochenta años.

Los cambios físicos, acentuación de las líneas de expresión, la tendencia a engordar, el surgimiento de las canas, entre otros, se aceleran.

EL SÍNDROME DEL ESPEJO

Hasta los cuarenta, el Ser Humano no se da cuenta de los cambios que le van ocurriendo desde el punto de vista corporal, porque son tan lentos que se van asimilando cada vez que nos vemos ante un espejo de manera natural.

Durante los cuarenta, un día descubrimos que somos distintos. Además que aparecen las canas, las cejas comienzan a crecer, aparecen pelos en narices y orejas, además de las arrugas, sin olvidar la barriga. Pero no solamente los cambios son físicos y se aprecian en el espejo.

A los cuarenta, a veces se plantea una especie de tormenta, dependiendo de las vivencias del Ser Humano. Pueden aparecer crisis muy escondidas o muy solapadas, depresiones, angustias, estrés. Cuando uno evalúa psicológicamente a muchas personas en esta edad, encuentra miedos, muchos miedos, crisis personales, filosóficas y existenciales. Crisis de identidad y de reafirmación. Crisis de éxito o de fracaso.

En los análisis de vida, se tiende generalmente a ser muy duro con uno mismo y a que los balances sean negativos.

Los hijos ya no son dominables y no dependen de los padres. Se han casado o se han ido. Los padres, en muchos casos, ya han muerto y han dejado un vacío afectivo. Algún amigo de toda la vida ha dejado de existir, por razones médicas o accidentales y todo esto genera una especie de tormenta afectiva. Por primera vez se piensa en la muerte.

El común denominador del Ser Humano en esta época es el miedo y se debe combatir con la información. La certidumbre hay que enfrentarla conociendo las transformaciones que vamos a tener en el campo físico, social, espiritual y adaptándonos a ellos.

LA RELACIÓN DE PAREJA

Si bien es cierto, que la pasión del encuentro a los veinte, no es la misma, ya que la plenitud biológica y sexual no se encuentra a los cuarenta, lo que sí se obtiene es la plenitud psicológica, por la acumulación de experiencias y por la capacidad de vincularse afectivamente y de involucrarse en sus relaciones hombre-mujer. La parte biológica estaría contrarrestada por aspectos de índole psicológico. Ciertamente, hay un proceso de declinación en distintos órganos y sistemas, pero tan importante es esta declinación como la actitud con que se asuman las arrugas o disminución de la fuerza física. Es determinante comprender que esta disminución no compromete el funcionamiento sexual de la pareja, sino por el contrario, puede mejorarlo.

Si me aceptan un consejo: disfruten de todas y de cada una de las etapas de su vida.

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