El golfista español Severiano Ballesteros anunció ayer su retirada del golf en una conferencia de prensa en Carnoustie, Escocia y señaló que había sido una difícil decisión. (EFE)
Madrid, España.- Severiano Ballesteros, considerado de forma unánime como el mejor golfista español de todos los tiempos, anunció ayer, a los 50 años, su retirada definitiva como jugador profesional tras una dilatada carrera que lo convirtió en una leyenda universal.
Durante su larga carrera deportiva, Ballesteros consiguió dos triunfos en el Masters de Augusta (1980 y 1983) y tres victorias en el Abierto Británico (1979, 1984 y 1988), además de cinco triunfos en el Mundial Match Play y cuatro en la Copa Ryder, una de ellas como capitán.
Severiano Ballesteros Sota nació en Pedreña (Santander) el nueve de abril de 1957. Desde su infancia su vida estuvo vinculada al golf, ya que su padre, Baldomero, era el jardinero del campo de su ciudad natal, su tío Ramón Sota fue campeón de España, y contó con la ayuda de sus tres hermanos mayores, Baldomero, Manuel y Vicente.
Desde los nueve años fue caddy en este campo y cuatro años después obtuvo permiso para jugar, aunque aprovechaba algunas noches para hacerlo a a hurtadillas. Pasó al profesionalismo en 1974, con 16 años. Ese mismo año ganó el Abierto de España Sub-25, el Abierto de Vizcaya y participó en algunos torneos europeos, hasta acabar en el puesto 118 de la Orden de Mérito.
En 1976, con 19 años, consiguió varias victorias de prestigio, como el Trofeo Lancome, el Abierto de Holanda, el Campeonato de Cataluña, el de Tenerife, el de España Absoluto, el Memorial Donald Swaalens, el Campeonato del Mundo -junto a Manuel Piñero-; y el segundo puesto en el Abierto Británico, en el Royal Birkdale empatado con Jack Nicklaus.
Además, recibió el Vardon Trophy, trofeo al mejor jugador europeo del año.
Saltó a la palestra mundial cuando acabó segundo en el Abierto Británico disputado en el Royal Birkdale, compartiendo honores con Jack Nicklaus y por detrás de un intratable Johnny Miller. Lideró el torneo durante los tres primeros días y todo el mundo se asombró del chip que Seve hizo rodar entre dos bunkers hasta poco más de un metro de la bandera para conseguir el birdie en el último hoyo.
En 1977 encabezó de nuevo la Orden de Mérito y en 1978, con sus triunfos en Estados Unidos, Kenia y Japón, se convirtió en un auténtico jugador de golf internacional. Consiguió la victoria en seis torneos consecutivamente y, además, disputados en los cuatro continentes restantes al europeo. Todo ello con 20 años.
Seve conquistó su primer British en 1979, año en el que se convirtió en el ganador más joven del siglo XX en lograrlo.
La revista Golf World en los días previos a ese Open, publicaba un exhaustivo reportaje de cómo Seve había jugado los últimos seis hoyos de Royal Lytham & St. Annes en 1979, comparando la “convencional route” con “the Seve way”.
Son golpes que han pasado a la historia. Definían a un jugador con un estilo propio, como por ejemplo, la manera de afrontar el 16 por el camino más corto, saliendo con el drive en vez de con un conservador hierro, para tener que realizar un segundo golpe desde un aparcamiento, muy lejos de la distancia que conseguían el resto de jugadores, y alcanzar el green en tan buena posición, como para rematar con un importante putt y lograr un decisivo birdie.
Su siguiente aparición en un torneo grande fue, con 23 años, el Masters de Augusta de 1980, en donde volvió a asombrar. A falta de nueve hoyos llevaba diez golpes de ventaja respecto al segundo.
La racha de sus dos triunfos consecutivos en el Grand Slam se truncó en el Abierto de Estados Unidos al ser descalificado por llegar tarde al tee de salida. Allí sufrió su primera gran decepción.
Pese a no ser seleccionado para formar parte del equipo europeo para la Copa Ryder de 1981, Ballesteros demostró que estaban equivocados. En los seis torneos que jugó en lo que quedaba de año, conquistó cuatro importantísimos títulos (Open de España, World Match-Play, Dunlop Phoenix en Japón y Australia PGA).
En 1983, Seve conquistó su segunda chaqueta del Masters. El inicio que tuvo en la última vuelta (birdie, eagle, par, birdie) dejó el torneo casi sentenciado. Tom Kite, segundo, dijo: “es como si él condujese un Ferrari y los demás fuésemos en Chevrolets”.
Ballesteros ganó su segundo Abierto Británico en 1984, en el campo de St. Andrews, la cuna del golf. El gesto con el que celebró su último putt marcó una época. Tanto que esa imagen se convirtió en su logotipo personal.
El tercer y último British de Seve llegó en 1988, de nuevo en el Royal Lytham & St. Annes. Con 65 golpes, Seve se impuso claramente a sus rivales.
Para Seve, el British, al igual que el Masters, eran algo especial. Lo mismo sucede con el World Match Play, en donde ganó en cinco ocasiones.
Los que más entienden de este deporte explicaron sus cualidades como jugador así: reunía la elegancia de Ben Hogan, la habilidad y fuerza de Sam Snead, la potencia y agresividad de Arnold Palmer, la tenacidad de Gary Player, la técnica de Jack Nicklaus y la frialdad de Tom Watson.
Pero el mejor resumen de la trayectoria de Ballesteros lo hizo Ben Crenshaw, quien llego a decir: “Seve juega golpes que incluso yo no puedo visualizar en mis sueños”.