Todo un acontecimiento resultó la carrera de 100 kilómetros realizada por Silvia Graziano de Andonie en la pista de la Unidad Deportiva Torreón, ya que tuvo un buen poder de convocatoria. (Fotografía de Jesús Galindo López)
La carrera es parte de su preparación para el Campeonato Mundial de 100 kilómetros, que se celebrará en Holanda.
Después de 16 horas, diez minutos y 49 segundos, extenuada por el esfuerzo realizado y con una sonrisa en su rostro, la ultramaratonista lagunera Silvia Graziano de Andonie consumó la proeza de correr 100 kilómetros en la pista de tartán de la Unidad Deportiva Torreón, bajo los candentes rayos solares y el aplauso de los laguneros que se dieron cita para apoyarla y dar fe de su grandeza deportiva.
Con la luna llena y a las 22:10 horas del viernes la atleta nacida en Torreón recibió la bendición de su esposo y entrenador Jorge Luis Andonie Dacarett para iniciar un minuto después su recorrido, en presencia de Jaime Chávez Aguilar, titular de la Comisión Municipal del Deporte, en representación del alcalde José Ángel Pérez Hernández.
El director del deporte municipal estaba tan emocionado por la presencia de la ultramaratonista, que no pudo dar el balazo de salida a tiempo y Silvia arrancó a la voz de “en sus metas, salgan ya”, coreada por ella misma, siendo hasta segundos después cuando sonó el balazo, entre risas y aplausos de los asistentes a la pista de tartán.
La primera vuelta la dio sola, en la segunda la acompañaron Héctor Guerrero y Germán González Navarro, de la comisión de deportes del Centenario de Torreón, Omar Gutiérrez de Anda, presidente del Patronato de la Unidad Deportiva Torreón y alumnos de la Escuela Municipal de Atletismo.
La temperatura ambiental era de 27.5 grados centígrados y hubo necesidad de que Silvia Graziano de Andonie empezara a hidratarse a partir de la tercera vuelta.
A partir de la vuelta 26 realizó su primera rotación de la carrera y empezó a correr en sentido contrario, para evitar lesiones en las articulaciones, cambio que hizo cada hora.
Los primeros diez kilómetros, equivalente a 25 vueltas, los recorrió en un tiempo de una hora y 17 minutos, con un promedio de tres minutos y cinco segundos por vuelta.
Niños, niñas, jóvenes, adultos, corredores, empresarios y atletas acompañaron a Silvia Graziano de Andonie desde las primeras vueltas de su recorrido, no obstante que era de noche.
La atleta lagunera mostró su elegancia en la pista, trotaba a paso firme, con un braceo elegante y una gran sencillez, ya que platicaba e intercambiaba experiencias con sus acompañantes en turno.
La luna llena era testigo del recorrido de Silvia y veía cómo su hija Gisell iba siempre atrás de ella, como el “ángel de su guarda”, durante 106 vueltas, al igual que el atleta lagunero José Antonio Orozco Puente, quien la acompañó 120 vueltas, de la una de la mañana hasta las nueve horas.
Los primeros 20 kilómetros, equivalente a 50 vueltas, los recorrió en dos horas 38 minutos y 30 segundos, la temperatura había ascendido a 30 grados centígrados.
A estas alturas ya había hecho dos escalas técnicas para acudir al sanitario portátil, instalado a un lado de la pista, a unos cuantos metros de la meta. Su esposo y entrenador, Jorge Luis Andonie Dacarett, estaba atento a la mínima reacción del organismo de Silvia y de inmediato le daba el medicamento indicado.
Entre los medicamentos que le dio Jorge Luis estaban Omeprazol, Facidex y Pancreofalt, para facilitarle la digestión y proteger el estómago.
La temperatura empezó a bajar, primero a 23.5 grados y después a 21.5 grados centígrados, lo cual no sólo favorecía a la corredora y acompañantes, sino también a los integrantes del equipo que tenía a su cargo el control estadístico de la carrera, al mando del ingeniero Guillermo Lazarín Ortega, auxiliado por Carlos Elías Hernández y Juan Guadalupe Treviño Ortiz.
Durante las 250 vueltas de la ultramaratonista lagunera a la pista de tartán no faltó la música del sonido Audio Azteca, a cargo de Luis Márquez, quien seleccionó diferentes géneros, melodías de cumbias, estilo norteño, banda, baladas, pop y reguetón, que hicieron menos pesado el recorrido de Silvia y sus acompañantes.
El maratón de 42.5 kilómetros lo cumplió en un tiempo de seis horas y 13 minutos, y una vez que hubo recorrido los primeros 50 kilómetros, con un registro de ocho horas y 23 minutos, el cansancio hizo mella en el físico de la ultramaratonista lagunera y su entrenador determinó que debía dormir.
Con un bello amanecer lagunero, acompañado de una ráfaga de viento fresco y una temperatura de 21.5 grados centígrados, Silvia Andonie durmió por espacio de media hora, tendida sobre el césped de la cancha de futbol adjunta a la pista.
Tendió sus piernas sobre una silla para facilitar la circulación y desinflamarlas al mismo tiempo.
Del kilómetro 30 al 50 había padecido problemas estomacales, debido a la falta de sueño el día previo al viaje a Torreón, sin embargo, la media hora dormida en tierras laguneras la fortificó para reanudar la carrera con el semblante reanimado.
Al dar la vuelta 200 sobre el óvalo de la unidad Deportiva Torreón llevaba 80 kilómetros recorridos, con un tiempo de 12 horas, 49 minutos y 28 segundos, su promedio por vuelta hasta ese momento era de tres minutos y siete segundos, la temperatura había ascendido y estaba a 32.5 grados centígrados.
A las 13:24 horas había recorrido 237 vueltas y le faltaban 13 por cubrir, la temperatura había ascendido a 39.9 grados centígrados, lo cual influyó en el rendimiento de la ultramaratonista, que a partir de la vuelta 236 empezó a caminar sobre la pista, con el consiguiente descenso de tiempo por vuelta.
Del giro número 236 al 249 su promedio fue de cuatro minutos y ocho segundos por vuelta, hasta cuatro minutos y 49 segundos.
Hasta la vuelta 248 fue acompañada por el público lagunero, la penúltima la dio en compañía de su esposo Jorge Luis y de su hija Gisell, en agradecimiento al apoyo recibido por parte de ellos.
La vuelta número 250 la dio sola y la corrió en un tiempo de tres minutos y 59 segundos, su llegada a la meta fue a las 14:23 horas de ayer entre aplausos y porras del público asistente, quienes entusiasmados coreaban el nombre de Silvia.
El tiempo acumulado de la ultramaratonista lagunera en su carrera dedicada al Centenario de Torreón fue de 16 horas, diez minutos y 49 segundos.
Una vez que cruzó la meta final y en la zona de recuperación dijo muy emocionada: “Estos 100 kilómetros fueron de calentamiento para la carrera de mañana –hoy-, de la Libertad de Expresión, en la cual también voy a participar”.
Cabe hacer mención que la carrera de ayer de los 100 kilómetros fue parte de la preparación de Silvia Graziano de Andonie y de su hija Gisell Andonie Graziano, para el Campeonato Mundial de 100 kilómetros, que se celebrará el nueve de septiembre del año en curso en Holanda.
Silvia tiene el récord mexicano de los 100 kilómetros de trote, conseguido en enero de 1988, hace 19 años, en San Francisco, California, Estados Unidos, con un tiempo de ocho horas y 43 minutos.
Una vez que se recuperó la ultramaratonista lagunera acudió a un costado del cajón de salida de los 100 metros para plantar un fresno americano, como recuerdo de la hazaña lograda ayer en la pista de tartán de la Unidad Deportiva Torreón, la cual dedicó al Centenario de su ciudad natal.
Feliz por la hazaña
Tirada sobre el césped y descansando sus agotadas piernas en una silla, Silvia Graziano de Andonie, manifestó que estaba muy feliz por la hazaña lograda, sobre todo por haberla conseguido a una altura superior a donde está acostumbrada a correr, pero nunca estuvo sola, siempre corrió acompañada de sus paisanos y por ello terminó bien.
Explicó que descansar en esta posición es porque después de tanto correr se agota la sangre en las piernas y no sube bien a la cabeza, y el corredor corre el riesgo de desmayarse.
Comentó que el haber corrido en su tierra natal representó una motivación especial, la cual no tiene nombre, y le dio mucho gusto que su hija Gisell haya apreciado lo lindo que es la gente de La Laguna, habiéndole encantado todo.
Consideró que le afectó la falta de sueño, pues para preparar el viaje a Torreón se levantó temprano, no hubo oportunidad de descansar a su llegada a esta ciudad, y empezó a correr en la noche, varias horas antes de lo previsto, sin embargo, terminó bien la carrera.
“Con una dormidita de 30 minutos, a las cinco de la mañana, me sentí mucho mejor, y gracias a Dios, a mi esposo, a mi hija y a todos los que me acompañaron pude alcanzar el sueño de correr 100 kilómetros en mi tierra natal”, concluyó Silvia Graziano de Andonie.