Los analistas consideran que la construcción y modernización de más de 17 mil kilómetros de carreteras y caminos rurales, entre otros, estarían en riesgo de no aprobarse la iniciativa de reforma. (Archivo)
El CEESP estima que los recursos para infraestructura bajarán de 3.9 a 2.5 puntos del PIB.
MÉXICO, DF.- De no aprobarse la Reforma Fiscal existe el peligro potencial de que los recursos destinados a infraestructura sean sustancialmente menores a la inversión que se efectúa ahora, advirtió el CEESP.
El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) expuso en su publicación "Análisis estratégico" que las inversiones pública y privada en 2006 ascendieron a 3.9 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB), pero sin reforma fiscal se destinarían recursos equivalentes a 2.5 por ciento. Al análisis titulado "Viabilidad del Plan Nacional de Infraestructura 2007-2012", señala que éste plantea una serie de proyectos, pero su ejecución está sujeta a la aprobación de la reforma hacendaria propuesta por el Ejecutivo Federal.
Entre los proyectos más importantes que se proponen está la construcción y modernización de más de 17 mil kilómetros de carreteras y caminos rurales, la edificación y restauración de poco más de mil 400 kilómetros de vías férreas y el desarrollo del sistema del Ferrocarril Suburbano de la Zona Metropolitana del Valle de México.
Si la reforma fiscal es aprobada, el Gobierno estima una inversión en infraestructura de dos billones 532 mil millones de pesos durante el sexenio, es decir, 422 mil millones de pesos anuales, equivalentes a cuatro por ciento del PIB proyectado en los siguientes años. Indicó que aun cuando través del Plan Nacional de Infraestructura el Gobierno propone destinar una buena parte de los recursos que se obtengan por la Reforma Hacendaria, en realidad se destina un monto similar de recursos si éstos son medidos como proporción del PIB. Explicó que la proyección que se hace del PIB es mayor para los siguientes años debido al impacto que tendrá la edificación de estas obras y, por lo tanto, los recursos invertidos resultarían mayores aun cuando como proporción del producto no se modifique en forma significativa.
Podrían aumentar recursos
El CEESP consideró que este proyecto resulta positivo en el sentido de que en el caso de que la Reforma Fiscal sea aprobada, los recursos destinados a la infraestructura aumentarán en los próximos años y esto tendrá un impacto positivo sobre el crecimiento económico. Sin embargo, el peligro estriba en que si sucedería el escenario inercial, en el cual no se lleve a cabo ninguna de las reformas, el gobierno pronostica que los recursos disminuirían por una caída en los ingresos petroleros y presiones de gasto en otros rubros.
"Uno de los peligros potenciales es el hecho de que de no aprobarse la Reforma Hacendaria se pronostica que los recursos destinados a infraestructura serían equivalentes a 2.5 puntos porcentuales del PIB, es decir, sustancialmente por debajo de la inversión que se efectúa actualmente", advirtió.
Además, si la Reforma Fiscal no es aprobada, en el plan no se establecen las medidas que se tomarán para tratar de mejorar la infraestructura nacional, mencionó el organismo dependiente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE).
Es necesario, opinó, profundizar más en las estrategias a seguir del gobierno para alcanzar los objetivos planteados y evitar así un escenario en el cual aunque se cuente con recursos necesarios para llevar a cabo las obras, éstas no sean realizadas por no tomar las medidas correctas.
Señaló que el Plan Nacional de Infraestructura cobra especial importancia, ya que México presenta un grave atraso en esa materia.
Poco competitivo
De acuerdo con el índice de competitividad en infraestructura elaborado por el Foro Económico Mundial se ubica en el lugar 64 de 125 países.
*Por sectores, se encuentra en el lugar 65 en ferrocarriles, 64 en puertos, 55 en aeropuertos, 73 en electricidad, 51 en telecomunicaciones y 49 en carreteras.
· Incluso en comparación con América Latina, México está abajo de Barbados, Chile, Panamá, Jamaica, El Salvador y Uruguay.
· El CEESP agregó que la infraestructura trae beneficios como menores niveles de pobreza y desigualdad, mejoras en competitividad y mayores tasas de crecimiento económico.
