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Sin remilgos

Federico Reyes Heroles

“El primer arte que deben aprender los que aspiran al poder es el de ser capaces de soportar el odio”.

Séneca

En los próximos días México podría, por fin, escapar de la parálisis. Será tan sólo el primer paso, pero el rumbo es correcto. En la última década, mientras el loco reloj del mundo aceleraba su cadencia, mientras la Unión Europea integraba sus economías, incluso sus monedas y sus instituciones políticas, mientras las naciones de la esfera de influencia soviética se volteaban de cabeza hacia la democracia y hacia las economías de mercado, mientras el sudeste asiático se integraba y China legalizaba la propiedad privada, se incorporaba a la OMC e iniciaba la conquista de los mercados, mientras todo esto ocurría y mucho más, México se desnudaba como un país incapaz de lograr acuerdos básicos para su prosperidad.

Atrapado en una inútil persecución de los demonios encarnados por los “neoliberales” -sea esto lo que sea- dominado por un ánimo de enterrar el pasado en paquete, invadido por la vanidad y miopía que emanaba de Los Pinos, el discurso político cayó enfermo de una terrible inflamación de una falsa moral. Mientras en el mundo las definiciones de derecha e izquierda perdían sentido frente a un pragmatismo a favor de la prosperidad, en nuestro país se relegaron las decisiones para generar mayor bienestar. Resultado: en más de una década no ha habido una sola reforma de fondo para sembrar prosperidad generalizada. La última fue impulsada por Zedillo -las AFORES- vilipendiadas en su momento por la “izquierda” y que hoy representan alrededor del siete por ciento del PIB. Nunca antes México había tenido una bolsa de ahorro de esa magnitud.

Si todo sale bien en los próximos días la alianza de cinco partidos entre ellos el PAN y el PRI aprobará en el Senado un nuevo sistema de pensiones para el ISSSTE que salva esa institución de la bancarrota y libera a la Federación de una carga insostenible. De no hacer nada para 2012 el déficit anual de flujo de esa institución hubiera alcanzado alrededor de 8 mil mdd y el déficit en pensiones se hubiera incrementado en 10 mil mdd. anuales. Para ponerlo en proporción, cada año los compromisos del ISSSTE hubieran absorbido casi el equivalente a todas las remesas de un año o una vez y media las divisas generadas por el turismo. Con esta reforma el Gobierno Federal sale de una trampa generada en origen por una buena noticia: la esperanza de vida se ha incrementado, las pensiones necesitan ser modificadas. Ahora habrá más recursos para atender necesidades.

PAN Y PRI dejan atrás un absurdo distanciamiento en asuntos en que evidentemente coinciden. Hay muchos otros. Sus diferencias seguirán estando allí, pero es injusto para México que esas diferencias ahuyenten acuerdos que pueden disminuir la pobreza. La alianza de facto habla bien del oficio político. Los líderes de las fracciones partidarias del PAN Y PRI hicieron su trabajo: legislar a favor de México. Una vez más la postura del PRD fue de negativa inconsistente justo frente a una de las medidas que mayores beneficios traerá a un amplio sector de trabajadores federales. Lo más grave fue el retorno a la violencia como lo fueron las agresiones a legisladores, Creel, Orduña y otros. Ni siquiera hubo una condena abierta por parte de ese partido. Con el silencio sus líderes avalan el vandalismo.

Una buena noticia es que el país pareciera alejarse de las absurdas coordenadas del llamado “costo político” que, esas sí, tan caras hemos pagado. Salinas impulsó reformas de fondo, dolorosas, y su partido ganó en las elecciones federales. Zedillo siguió por el mismo camino y su partido perdió. Fox fracasó en todas su tentativas, no pagó ningún costo, y su partido estuvo a punto de perder. El PRI se negó a los cambios y perdió de forma estruendosa. Conclusiones: hacer cálculos políticos a estas alturas s mera especulación; no hacer no paga. Si PAN y PRI continúan por la misma ruta y abordan los pendientes fiscales, laborales, energéticos, etc., podrían cosechar los beneficios de un mayor crecimiento que está en el horizonte. Podrán disputarse la paternidad compartida, eso es lo único cierto, lo demás rebasa cualquier cálculo humano.

En lugar de reclamarse unos a otros la responsabilidad del no hacer, como ocurrió en los últimos seis años, podrán disputar logros. Se habrá roto un terrible círculo vicioso que nace con una evasión de la responsabilidad. Los críticos de la trascendental reforma aluden a asuntos del anecdotario político: que si la maestra controla a fulano, que si el presidente tendrá que pagar una factura, que si el PAN pierde su pureza. Se les olvida que a los políticos se les mide esencialmente por los resultados. Mientras se actúe dentro del marco de la Ley, si hay beneficios concretos, poco se puede reclamar. Los remilgos morales que entorpecen el fluir de la negociación política pueden convertirse en una auténtica enfermedad. La política no es para quien pretende ser santo. Si para mover al país y generar prosperidad Calderón, PAN Y PRI han dejado de lado sus respectivos e inútiles remilgos, vamos por buen camino. La política es un arte terrenal.

¿En qué momento una falsa moral desplazó a la política en México? Difícil establecerlo pero, allí sí, los costos fueron incalculables. Los políticos están para resolver problemas concretos, no para lucrar con una inútil esgrima de moralinas: ¡Reaccionarios! ¡Populistas! Si PAN y PRI caminan por esta vía más pragmática beneficiarán a decenas de millones. Esa es la dimensión. La prosperidad va primero. Eso será el principal legado y registro de los votantes. Al tiempo.

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