EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Sobre la ética/Addenda

Germán Froto y Madariaga

El martes próximo por la tarde, se presentará en el Tecnológico de Monterrey, Campus Laguna, un interesante libro, titulado: “La integridad en las empresas”, de la autoría del maestro David Ramírez Padilla.

Si bien el texto está enfocado al ámbito empresarial, tiene muchos y muy interesantes conceptos sobre la ética que debería orientar cada uno de nuestros actos y en especial los de las nuevas generaciones.

Este libro, que debería convertirse en un libro de cabecera de los modernos empresarios, es un texto muy completo, porque abarca todos los aspectos del desarrollo de las empresas.

En un mundo en que los valores son ignorados, tergiversados y hasta ignorados, las ideas contenidas en el libro son como una luz de esperanza en una sociedad cada día más deshumanizada.

Hay en principio, una imperiosa necesidad de fortalecer los valores en la familia, la escuela y las actividades ordinarias del hombre, para trasformar nuestra sociedad.

Hemos considerado malamente, que son las escuelas las encargadas de impartir valores. Toda la carga la trasladamos a los maestros y si bien éstos son una parte importante del proceso, no son los únicos, ni sobre los que debe recaer toda la responsabilidad de este tipo de formación.

Al abordar el entorno moral, el maestro Ramírez, nos dice que existen en nuestra sociedad signos preocupantes, en el mundo de hoy, a los que debemos prestar especial atención: “El vacío interior en el que viven muchas personas y la pérdida del sentido de la vida”.

En ese contexto, existe en nuestra sociedad, un olvido de Dios, que ha provocado por parte del hombre, “que se haya abierto un amplio campo para el relativismo en lo moral y para el materialismo y el utilitarismo en la existencia diaria del hombre”.

El joven contemporáneo e incluso el hombre de este siglo, está más preocupado en satisfacer las necesidades del tener que aquellas que tienen que ver con el ser. Se impuso la cultura individualista y sólo pensamos en primera persona.

Pero además, esa forma de comportamiento repercute gravemente en la vida comunitaria, porque no se puede concebir al individuo sin su comunidad y ésta sufre o padece las consecuencias del comportamiento de aquél.

Las ideas platónicas del hombre en sociedad, que en cierta forma fueron controvertidas por Rousseau, en su “contrato social”, siguen imponiendo su fuerza normativa en toda nuestra sociedad. En resumidas cuentas: O nos salvamos todos o perecemos todos.

En una frase redonda, Ramírez afirma: “La mayoría de las personas no lucha por ser alguien, sino por tener algo; no se apasiona por llenar su alma, sino por ocupar un sillón; no se pregunta qué tiene por dentro, sino qué va a ponerse por fuera”.

Como sociedad, “estamos enajenados en una torpe competencia de cómo tener más poder y riqueza, en lugar de cultivar y vivir una sólida colaboración”.

Los hombres, los empresarios de hoy, deben preocuparse de factores que antes no eran importantes, como el cuidado del medio ambiente y el desarrollo de la comunidad en la que interactúan.

No sólo tienen que buscar ser justos con sus trabajadores, proveedores y clientes, sino también apoyar aquellas acciones que sean benéficas para la sociedad.

La simple acumulación de la riqueza no puede ser un camino viable a la felicidad.

La plena conciencia de esta realidad es indispensable para lograr una verdadera felicidad.

Es necesario que tengan presente que: “mientras el 20% más rico es dueño del 86% del producto bruto mundial, el 20% más pobre sólo posee el 1%”.

Las tres personas más ricas del mundo tienen un patrimonio superior a la suma del producto nacional bruto de los 48 países más pobres. ¿Puede ser eso justo?

Preguntémonos si es justo también que en nuestro país se encuentre el “hombre más rico del mundo”, cuando hay millones de mexicanos que viven en la extrema pobreza.

Ello sólo puede suceder en un mundo en donde la repartición equitativa de la riqueza se encuentra en niveles ofensivos.

Es necesario que hagamos esfuerzos por reorientar los valores que imperan en nuestra sociedad, si no queremos verla extraviada en muy pocos años.

“Hasta que nos volvamos a encontrar, que Dios te guarde en la palma de Su mano”.

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 299180

elsiglo.mx