Ante la proximidad del Día del Amor y la Amistad, no es posible dejar de pensar en este último y en la mujer que lo hace posible.
La búsqueda de la felicidad y con ella la del amor, son tareas permanentes en la vida del hombre, porque no es posible transitar por esta vida sin contar con la presencia a nuestro lado de una mujer que nos brinde amor.
Sin el amor de una mujer no es posible concebir la felicidad y hasta podríamos decir que sin su amor un hombre no se realiza plenamente.
Entre más tiempo pasamos al lado de una mujer, mayor es nuestra necesidad de ella.
Pero no debemos perder de vista que el cultivar su amor es tarea cotidiana, como lo es también la amistad.
Entre los muchos correos electrónicos que me llagan, esta semana recibí uno que me llamó especialmente la atención, porque es de una mujer que habla o reflexiona sobre la mujer.
Son palabras de la bella actriz Audrey Hepburn, con la que explica su filosofía sobre la belleza femenina.
Decía ella: ?Para tener unos labios atractivos, di siempre palabras amables?.
De la boca de una mujer sólo deben salir palabras gratas, pues una de sus formas de seducción es precisamente las palabras.
Cuando una mujer vulgariza su lenguaje, no sólo ofende los oídos de su interlocutor, sino que se denigra a sí misma.
Por el contrario, cuando una mujer habla apropiadamente irradia belleza y ennoblece a quien la escucha. Como consecuencia de ello, recibirá a cambio sólo palabras amables.
?La verdadera belleza de una mujer se refleja en su alma. En la bondad con la que da amor y en la pasión que demuestra?.
El alma de una mujer revela su verdadera esencia. Su amor debe ser entregado con toda la bondad de que es capaz y su entrega debe estar marcada por la pasión que ponga en sus actos amorosos.
?La belleza de una mujer crece con el pasar de los años?. Sin duda las mujeres jóvenes son corporalmente muy bellas. Pero no hay belleza comparada con la plenitud de la mujer madura. En efecto, entre más pasan los años las mujeres se vuelven más bellas y sus encantos aumentan.
?Para tener ojos adorables, mira siempre las cosas buenas de la gente?, dice la Hepburn. Es verdad también que en el alma de una mujer es donde habita el amor que posee para dar a los demás.
Una mirada de mujer se torna profundamente hermosa cuando es capaz de ver, por encima de otras, las cosas buenas que tienen las personas.
La mujer es capaz de destruir un témpano de hielo con tan sólo una mirada. Pero también es capaz de destruir el corazón de un hombre cuando lo fulminan con tan sólo verlo.
?Para tener una figura esbelta, comparte tu comida con los que tienen hambre?. La generosidad en la mujer, es un valor agregado que mucho la enaltece. Más cuando esa generosidad se proyecta hacia los que menos tienen.
Esas palabras, dichas por Audrey que tenía una figura de diosa, cobran una especial significación, porque además, en vida, dedicó tiempo y recursos a dar de comer a los hambrientos.
?Para tener un pelo lindo, permite que un niño pase sus deditos por él, cuando menos una vez al día?. La común convivencia de la mujer con los niños hace que su alma se llene de ternura y que esa ternura se transmita a quienes la rodean.
La mujer es el centro de nuestra existencia. Todo cuanto hacemos tiene que ver con ella.
De nada nos sirve afanarnos tanto en nuestra vida, si no tenemos la posibilidad de compartir cuanto hacemos y logramos con una mujer.
Por ella existimos y a ella nos debemos consagramos.
Pensemos nada más por un momento, cuán vacía sería nuestra existencia si una mujer no estuviera al lado nuestro.
Apreciémosla en todo lo que vale y admitamos que vivimos en buena parte porque una mujer es la razón de ese existir.
Y sobre todo, demostrémosle cuán importante es en nuestra vida.